Consumo cultural, un espacio inexplorado

Una mirada descriptiva predomina en las investigaciones sobre consumo cultural del país.

Jorge Luis Baños/ jlbimagen@gmail.com

La gente en Cuba demanda hace décadas más opciones recreativas asequibles para el nivel de ingreso medio.

La Habana, 27 sep.- Los gustos y niveles de satisfacción de la población cubana en materia cultural deben ser más investigados para mejorar las ofertas recreativas, concluyó un taller realizado esta semana.

 

Es necesario «ampliar el marco de los productos y servicios culturales más allá de las bellas artes», aseguró la socióloga Yisel Rivero, durante el Taller de Metodología de Estudios de Público y Consumo Cultural, celebrado en esta capital.

Según Rivero, para que las políticas culturales sean efectivas tienen que trascender las manifestaciones artísticas. Esta idea ha sido expuesta en múltiples ocasiones por investigadores sociales al Ministerio de Cultura, añadió, en el encuentro desarrollado el 24 y 25 de septiembre.

«Existe un reclamo constante de la población a las instituciones para que den alternativas de recreación», señaló el investigador Pedro E. Moras, del estatal Instituto Cubano de Investigación Cultural «Juan Marinello» (ICIC).

Según Jaqueline Laguardia, profesora de la Universidad de La Habana, pesquisas sobre hábitos de lectura descubrieron que la novela y el cuento son los géneros más demandados por la población, a diferencia de los libros sobre temas políticos, sociales y económicos.

Sin embargo, estos últimos son los más producidos por las editoriales del país, en su mayoría estatales, destacó en el encuentro organizado por la Casa Editorial Tablas-Alarcos, del Consejo Nacional de las Artes Escénicas.

Otro de los temas analizados en el taller fue la participación cultural, definida como «un derecho» por la psicóloga Cecilia Linares, del Grupo de Participación y Consumo del ICIC.

«Hay que buscar y profundizar en nuevas formas de relación asociadas a la gestión y promoción», comentó. «Desafortunadamente existe un mayor desarrollo de sondeos empíricos que científicos» en el área del consumo cultural, lamentó Linares.

Por otro lado, «las instituciones culturales justifican la participación con la cuantificación de sus visitantes. Estas estadísticas no significan que sean exitosas sus políticas», dijo la socióloga Yohayna Duharte.

Valorar los resultados, la satisfacción de los públicos y los logros alcanzados es una asignatura pendiente tanto para investigadores como para quienes procesan los datos recogidos por las instituciones, según la experta.

Maricela Perera, del Centro de Información del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, aseguró que «la radiografía del espectador cubano en términos de estudios de consumo está por hacerse».

«No es lo mismo ir al cine que ver cine», comentó, sobre un aspecto que no se incluye en las tradicionales encuestas cerradas. «Desconocemos, por ejemplo, qué se exhibe hoy en las más de cien salas de cine en 3D abiertas en La Habana mediante gestión privada», abundó.

En los debates, las y los científicos lamentaron que la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información solo publique cado año las horas de emisión televisiva y radial, cantidad de espectáculos, publicaciones y espectadores, entre otras cifras, sin incluir los niveles de satisfacción. (2013)

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