Activismo cubano por la no discriminación racial a fondo
Gisela Arandia Covarrubias
Periodista, investigadora y escritora. Es miembro de la UNEAC.
Uno de los conflictos que en general tiene el activismo en Cuba es que, como somos personas que hemos luchado cada una dentro de un espacio, al final trabajamos en solitario. Y ese trabajo en solitario deja marcas. Otra cosa es el vacío institucional ante el tema.
Por otra parte, a veces quienes hacemos activismo no logramos ponernos de acuerdo, cada uno defiende sus propios puntos de vista. Y eso debilita el trabajo.
No se puede criticar a la sociedad porque no tenga conciencia racista. No puede tenerla, pues es un tema del que nunca se ha hablado. No se puede pensar que el racismo es una cuestión del color de la piel, cuando en realidad es un asunto que tiene que ver con el proceso, la evolución de la conciencia social.
En 1959, la sociedad cubana no estaba preparada para promover un discurso de integración racial. Entonces la Revolución cubana decide trabajar el tema en silencio. Por tanto, el proyecto que se pone entonces sobre la mesa es el de la igualdad de oportunidades.
Creo que, en lo profundo de la problemática racial en Cuba, hay una cuestión epistemológica que no se ha resuelto aún. De hecho, se puede ser una persona de un racismo furibundo y, al mismo tiempo, ser un revolucionario de vanguardia. La revolución cuestiona el machismo, un poquito; la homofobia, un poquito; pero el racismo, nada.
De todos modos, creo que el activismo está avanzando, se empieza a sentir que hay un relevo en mejores posiciones.
Ha descendido porque no hay apoyo institucional. Uno de los conflictos que tenemos en la sociedad cubana en general, pero en este tema en particular, es la utopía de creer que todos vamos a pensar igual. Eso es una falacia, es un pretexto. No vamos a esperar que ese momento llegue porque no va a llegar. Los conflictos no son de ahora. Los acuerdos van a depender de muchas cosas. Tiene que haber un espacio de legitimación para que esto fluya.
No conozco, pero el registro de asociaciones no está abierto a nadie, ni a nada.
Tiene que haberla. Entre otras cosas para colocar el tema en los medios. Si no hay una organización que legitime el tema del racismo en Cuba, los medios no van a publicar nada.