El béisbol cubano en órbita

Cambios en el universo deportivo.

La realidad es indetenible. Los cambios llegaron al deporte cubano: nuevas reglamentaciones de pago para atletas y técnicos residentes en la isla, la posibilidad de contratos en ligas extranjeras, mayores ingresos por premios en competencias internacionales, mientras la televisión ofrece partidos de la post temporada de Major League Baseball (MLB) son hechos del nuevo panorama, pero ¿cuánta compulsión hay de la realidad y en especial de los peloteros en todo esto?

    Ciertamente, parodiando un estribillo de la música popular, el deporte cubano “no aguanta más” la carga de acontecimientos acumulados, como el acusado descenso del mismo en las lides internacionales y la continua “fuga” de atletas de alto rendimiento, una de las causas de lo anterior, aunque no la única. Esa diáspora, disparada en los últimos meses, se ha combinado con éxitos tan relevantes de peloteros de la isla en la MLB como no se habían visto en 40 años.

    La temporada regular de la MLB que finalizó en septiembre tuvo a varios jugadores cubanos en el centro de la atención mediática en virtud de sus hazañas en el terreno y, aunque son varios los que aparecieron sistemáticamente en los titulares, algunos lo hicieron de manera más sostenida y especialmente uno tuvo tratamiento de estrella de cine desde su debut.

    El 3 de junio los Dodgers de Los Ángeles iban últimos en su división de la Liga Nacional en la MLB y su director estaba a punto del despido, pero ese día sucedió algo que comenzó a cambiar el destino del conjunto: la primera jornada del cubano Yasiel Puig. A partir de ese momento el jardinero cienfueguero volteó la suerte del equipo californiano.

    Desde su primer partido, en el que bateó de 4-2 y realizó una gran jugada a la defensiva, Puig se convirtió en foco de atención y su despliegue de energía en el campo de juego contagió a sus compañeros de tal forma que los Dodgers terminaron ganando su división.
 
    Las hazañas de Yasiel Puig, que fueron más allá de los increíbles números que llevó a las estadísticas, lo tuvieron siempre en los titulares de noticias y su carisma le franqueó relaciones con no pocos súper famosos. Aunque su leyenda apenas comienza a escribirse, el “efecto Yasiel Puig” no solo repercutió en el colectivo donde juega.

    Otro pelotero cubano destacadísimo esta temporada fue el lanzador José Fernández, quien estará discutiendo con Puig el premio al Mejor Novato por la Liga Nacional. El pitcher de los Marlins de Miami también tiene números de ensueño para un primer año en la Gran Carpa y lanzó en gran forma en el Juego de las Estrellas.

    Justamente el Juego de las Estrellas, a mitad de temporada, fue el escenario para la proeza de otro cubano, Yoenis Céspedes, quien invitado al Derby de jonrones, lo ganó descansadamente. El jardinero de Los Atléticos de Oakland tuvo una buena segunda campaña en las Mayores, con 26 cuadrangulares y 80 impulsadas y fue factor importante para que su conjunto ganara la división este de la Liga Americana.

    En el Juego de las Estrellas, por segunda ocasión consecutiva, estuvo igualmente el súper veloz lanzador Aroldis Chapman, con una campaña formidable para los Rojos de Cincinatti, para quienes salvó 38 juegos. El zurdo holguinero se vio más maduro y siempre intimidante con sus rectas sobre las 100 millas por hora.

    Menos mediático que los mencionados, pero con una temporada defensiva estupenda para los Rays de Tampa Bay, el habanero Yunel Escobar debe obtener el Guante de Oro correspondiente a los torpederos por haber sido el mejor de todos en las dos ligas con solo siete errores en 153 juegos para un promedio de 989.

    Escobar forma parte de un cuarteto de cubanos estelares en la posición, titulares en sus equipos, algo que no sucedió nunca antes en la MLB, porque el máximo en la misma época fueron tres: Zoilo Versalles (1959-1971), Leonardo Cárdenas (1960-1975) y Humberto Fernández (1956-1963).

    Los otros tres cubanos de ahora, virtuosos del campo corto, son Adeinis Echavarría, José Iglesias y Alexei Ramírez; incluso hay un quinto, Yuniesky Betancourt, quien ocupara la posición por varios años en los Marineros de Seatle, pero actualmente, en el Milwaukee, ha sido desplazado a otras y no juega todos los días.

    Tanto Echavarría como Iglesias, novatos esta temporada, son brillantes con el guante y estuvieron en repetidas ocasiones en los resúmenes de las televisoras por jugadas antológicas –al igual que Ramírez y Escobar. Mas aún, Iglesias acumuló méritos ofensivos suficientes (303 de promedio, el más alto) para ser elegido el Mejor Novato de la Liga Americana.

    En el recuento debe figurar también el villaclareño Leonys Martin, quien se desempeñara muy bien como jardinero central del Texas, con números ofensivos aceptables para su primera temporada regular: 260 (457-119), 21 dobles, 6 triples, 8 jonrones, 66 anotadas, 49 carreras impulsadas y 36 bases robadas.

    Por su parte Kendry Morales, ya repuesto de su lesión, respondió a las expectativas de los Marineros al batear 23 jonrones, 34 tubeyes e impulsar 80 carreras hacia el plato, lo cual le abre las puertas a un jugoso contrato para la próxima temporada.

    En resumen, la actuación general de los peloteros cubanos en la temporada del 2013 en la MLB marca una nueva época, con 8 jugadores de posición establecidos como titulares, un hecho que no había sucedido en muchísimos años. Para colmos, un Guante de Oro, un (o dos) premio(s) de Mejor Novato, un Derby de jonrones y quizás algo más cuando termine la post temporada.

    Tales acontecimientos han subido la cotización de los peloteros de la isla, han allanado el terreno para nuevos contratos y en la próxima campaña veremos nuevas caras probando su talento en Las Mayores. Y los cambios en la política deportiva continuarán porque la vida es indetenible.    (2013)

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