La grandeza del hombre radica en el decoro de sus actos. Rodolfo Enrique Cabral, era el nombre verdadero de Facundo Cabral, (La Plata, Buenos Aires, 22 de mayo de 1937^[– Guatemala, 9 de julio de 2011). El hombre que trasformó su cruel realidad en una existencia colmada de sabiduría. Así pudiera definirse su trayectoria. Declarado por la UNESCO “Mensajero de la Paz” en 1996 y nominado al Nobel de la Paz en el 2008.

Su infancia resultó dura. El padre renuncia al hogar un día antes de su nacimiento. El mundo lo recibe a solas junto a su madre en una calle de La Plata[], mas siete hermanos y un desalojo se encuentran a su asecho, pues la familia vivía en la morada de su abuelo paterno, quien posteriormente los expulsa.

El comienzo hostil, para los hombres perpetuos, depara un futuro majestuoso.

A los 9 años desaparece de su hogar por 4 meses. Es aquí donde muestra su primer indicio de osadía, cuando se dirigió directamente al entonces presidente Juan Domingo Perón para solicitarle empleo, pues había escuchado que el gobernante “ofrecía trabajo a los pobres”. Gracias a tal acto consiguió que su madre obtuviera un oficio. Cuenta el propio Facundo que Eva Perón le ofreció su primera lección de ética, al expresar: “por fin alguien me pide empleo y no limosna”. Por medio de la pobreza conocería dos verdades que llevaría consigo el resto de su vida: la música y la religión.

Transcurre poco tiempo y las vicisitudes de su existencia lo conducen hacia un camino de espinas, hasta convertirse en un alcohólico y marginado social con tan solo 9 años. Posteriormente es ingresado en un reformatorio y a los 14 años sufre prisión debido a su carácter agresivo. ¿Quién imaginaría al hombre que escribió No estás deprimido, estás distraído hubiera tenido un principio así?

Conoce la religión a través de un vagabundo al escapar de la cárcel. Una de las maneras insignes de introducirse a la fe, pues no ofrece cabida a preconcepción religiosa o social alguna y la distancia entre el ser y el debe ser, se reduce simplemente al vocablo amor. Bien afirmó este gran hombre: si escucharas al otro al que llevas dentro, sabrías todo, en todo encontrarías algo para ti, entonces te elevarías constantemente y ya no habría confusión sino matices y en esa serenidad no buscarías nada, entonces encontrarías todo.

Su comienzo como artista fue de canto en canto con unos paisanos y una familia en Tandil. En 1954 un vagabundo le recitó el sermón de la montaña y sintió que nacía de nuevo. Fue entonces cuando decidió componer su canción de cuna, Vuelve bajo y comenzó en él la maravilla de la música, con 29 discos a su favor donde el conocimiento parece pequeño ante la magnitud de sus acordes, mezclando a través de sus melodías la sátira, el humor, la autorrealización que conllevan al diálogo interno, a la reflexión profunda y amplían el universo de saberes.[

Su pasión literaria debutó en un aproximado de 22 libros, de los cuales solo 13 se atesoran. Su desapego hacia lo formal era tal que concebía sus obras como documentos escritos, editados e impresos, donde lo banal radica precisamente en imitar un estereotipo literario.

Se proclamaba como «violentamente pacifista» y «vagabundo firstclass», ¿Cuánta dicotomía? Las grandes mentes encuentran en la diferencia una magnífica similitud.

Aun el destino no ha terminado con sus lecciones y a la edad de 40 años Facundo enviuda y pierde a su hija, ambas fueron víctimas de un accidente en avión, mas supo superar esta gran perdida y encontrar en la soledad el infinito (…) no hay muerte hay mudanza y del otro lado te espera gente maravillosa Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre que creía que en la pobreza está más cerca el amor por que el dinero nos distrae con demasiadas cosas (…).

Grandeza, palabra que define a este hombre. Promulgó la felicidad como un derecho, el amor como un deber y la reconciliación con el ser, una necesidad cuando expresó: (…) no hagas nada por obligación ni por compromiso sino por amor entonces habrá plenitud…Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú, a ti debes hacerte libre y feliz (…)

Su vida: un arte, creía que era un sinfín de lecciones que engrandecen el alma. Cuando la vida te presente mil razones para llorar demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales sonreír.

Vivía en hoteles, no poseía domicilio propio. Amante de la soledad. Muchos de sus lauros fueron regalados a un taxista colega suyo. A su vez tan ilustre y sencillo. Tal parece que los contrastes caracterizaron al artista.

Muere el 9 de julio de 2011, debido a que es confundido con un empresario, involucrado al narcotráfico.

Tu cuerpo ya no está, maestro, pero tu esencia retumba en cada hazaña que realizaste, en el amor que sembraste. Surges en todos los amaneceres que llevan consigo un actor de amor, pues sin quererlo tu obra se ha convertido en un verdadero suceso de sabiduría. Alcanzaste el cielo y la eternidad en la tierra. Gracias por existir.