Tormentos de la economía cubana

Con un avance previsto de 1,1 por ciento en 2018, la curva de crecimiento del PIB de Cuba mantendría una tendencia al debilitamiento.

Con un crecimiento mínimo en el número de visitantes extranjeros, el turismo es uno de los sectores que impactó negativamente en el débil avance de la economía cubana en 2018.

Foto: Jorge Luis Baños_IPS

La economía cubana apunta a crecer este año menos de lo previsto, en una extensión de los pobres resultados de hace varios años. A juzgar por previsiones gubernamentales y de analistas de Cuba y del exterior, el producto interno bruto (PIB) aumentará este año en torno a  uno por ciento, por la conjunción de factores climáticos y menguados ingresos de sectores fundamentales de la economía.

El ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, informó recientemente en reunión del Consejo de Ministros presidida por el Presidente Miguel Díaz-Canel que el estimado de ejecución del Plan de la Economía en el presente año mantiene una tasa de crecimiento “ligeramente superior al 1 por ciento”.

Al cierre del 2017, el gobierno había planificado un aumento de 2 por ciento, pero todos los pronósticos abandonaron esa cifra desde mediados de año.En el primer semestre el PIB había crecido 1,1 por ciento, en proporción similar a igual etapa del 2017, por el impacto negativo que tuvo el huracán Irma de septiembre del año pasado sobre el turismo,la agricultura y la zafra azucarera.

Entre las razones que Gil expusohace unos días para el bajo crecimiento se encuentran el incumplimiento de ingresos en actividades importantes de la economía cubana como el turismo, la zafra y la minería.

“Es preciso que ajustemos los gastos a los ingresos de los que podamos disponer y que trabajemos por incrementar las exportaciones y garantizar que se alcance el rendimiento adecuado de las inversiones, única vía para desarrollarnos por nuestros propios esfuerzos”, afirmó.

El turismo prácticamente no creció en 2018 por el efecto combinado del desastre del huracán Irma en importantes enclaves de sol y playa y las restricciones de viajes desde Estados Unidos a Cuba, acentuadas por el Presidente Donald Trump desde fines de 2017. El Ministerio de Turismo anticipa un crecimiento cercano a 4,8 millones de visitantes este año, tras avanzar a saltos durante tres años.

La zafra 2017-2018, entretanto, solo alcanzó algo más de un millón de toneladas de azúcar, de acuerdo con el Grupo Empresarial Azcuba. Sería uno de los resultados más pobres en un siglo.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) también redujo la previsión original de crecimiento del PIB en este país y estimó que la economía cubana crecería este año 1,1 por ciento, magnitud inferior a la media regional. La CEPAL prevé que la actividad económica de América Latina y el Caribe se expanda 1,3 por ciento.

El economista cubano José Luis Rodríguez observa un ángulo meritorio en el crecimiento del 1,1 por ciento del primer semestre, al alcanzarlo la economía, “a pesar de las graves consecuencias del mencionado huracán Irma, que impactó negativamente en el turismo durante los primeros meses del año y contribuyó a una producción azucarera en torno a solo un millón de toneladas de azúcar en esta zafra, entre otros efectos”.

“Tampoco puede pasarse por alto –agrega Rodríguez- que, entre el 2016 y el 2018, los precios de exportación del azúcar bajan un 30 por ciento, mientras que los precios de las importaciones de petróleo suben un 51,2 por ciento y los de los alimentos se elevan un 7,5 por ciento”.

Entre los factores que han golpeado económicamente a Cuba desde hace unos tres años se encuentran los malos pasos de uno de sus principales socios comerciales. “En el 2016 las entregas de petróleo equivalente importado de Venezuela bajaron aproximadamente un 40 por ciento en el año, a partir de serias dificultades en la producción de ese país”, observa Rodríguez. Esta situación contrasta con la estabilidad energética que consiguió Cuba hasta el 2015, a partir de la combinación de los suministros externos de hidrocarburos provenientes de Venezuela y la producción petrolera cubana, también en declive por agotamiento de importantes pozos.

El declive de la producción petrolera cubana se combino con la contracción de las importaciones de hidrocarburo desde Venezuela.

“La fuerte reducción de los combustibles tuvo efectos multiplicadores notablemente negativos en casi todos los sectores de la economía y también en el consumo de la población”, comenta Rodríguez.

Esa pata de la mesa continuará débil en el corto plazo. La CEPAL prevé que la economía de Venezuela se mantenga en recesión en 2018, con un decrecimiento del 15 por ciento, el resultado más negativo de América Latina, y continuaría en números rojos el próximo año, con – 8 por ciento, según las previsiones de ese organismo.

Después de crecer la economía cubana un promedio de 2,3 por ciento de 2009 hasta 2016, avanzó 1,6 por cientoel año pasado y anticipa un crecimiento de solo 1,1 por ciento este año.

En contraste, Cuba mantiene una intensa actividad inversionista en un sector clave de su economía, el turismo, confiando en que las llegadas internacionales pueden reponerse en breve, a pesar de las presiones del bloqueo económico estadounidense y el retroceso que imprimió Trump a la política de acercamiento con Cuba emprendida por Barack Obama (2009-2017).

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