Clima enturbia al azúcar cubano

La zafra azucarera 2017-2018 comienza en un ambiente ensombrecido: al desastroso huracán Irma le antecedió una intensa sequía y le han seguido lluvias igual de inoportunas.

La cosecha de caña de azúcar comenzó en Cuba en medio de condiciones climáticas que atentan contra los rendimientos agrícolas y la eficiencia industrial.

Foto: Tomada de Radio Angulo

La producción de azúcar echó a andar en Cuba el 21 de noviembre, como estaba previsto, por la provincia de Mayabeque, ubicada en el occidente, el menos castigado del país por el huracán Irma un par de meses atrás. El violento meteoro dañó grandes plantaciones de caña de azúcar en los territorios centrales y del oriente, afectó instalaciones industriales y agravó las dudas sobre la posibilidad de despegue de ese sector de la economía.

Medios de prensa locales informaron que los productores del central Boris Luis Santa Coloma, en Madruga, Mayabeque, emprendieron los cortes de caña después de realizar el acto oficial de inicio de la cosecha, con expectativas de incrementar en un 16 por ciento la producción de azúcar en la zafra. Pero las perspectivas nacionales comentadas días antes son menos optimistas.

Los 53 centrales azucareros que prevén encender sus máquinas en la cosecha 2017-2018, uno menos que en la zafra anterior, asumen una campaña tensa por la suma de inconvenientes climáticos. A una de las sequías más agudas de los últimos años –duró 18 meses desde inicios de 2016-, le siguió el huracán Irma, del 8 al 11 de septiembre, considerado uno de los más devastadores en la historia meteorológica del Caribe y de Cuba.

El comunicador de Azcuba, Liobel Pérez, informó a la prensa que la producción se realizará en condiciones complejas, debido a los perjuicios causados por el huracán en gran parte de la superficie cañera de Cuba.

El huracán Irma acostó o inundó cerca de la mitad de las plantaciones de caña en Cuba.

Días después del paso del ciclón, el vicepresidente primero de Azcuba, José Carlos Fuentes, informó que más de 338.000 hectáreas de caña quedaron acostadas, el 45 por ciento del total, y 92.000 se inundaron. Ambos efectos entorpecen los cortes de caña y debilitan los rendimientos agrícolas.

Los daños que más afectan son los tallos partidos, las cañas defoliadas y las cepas removidas, lo cual se puede traducir en afectación al aporte industrial, dijo Fuentes.

Irma también derribó techos del 40 por ciento de los centrales y retardó las labores de reparación industrial, que suele intensificarse en los meses previos al inicio de cosecha.

En una continuación de inconvenientes climáticos, la zafra ha comenzado en medio de jornadas de lluvias intensas, incómodas para las labores de la cosecha. Eliminaron las tensiones por la falta de agua, pero han continuado, inoportunamente, en plena temporada de seca. En opinión de expertos, el exceso de precipitaciones en estos momentos, amenaza la velocidad de los cortes y los rendimientos de la caña.

La suma de obstáculos puede retardar la incorporación de centrales a la producción y atenta contra los planes nacionales de la zafra 2017-2018. Las circunstancias climáticas hacen difícil que iguale los niveles de producción de la cosecha previa, que cerró con crecimiento de un 20 por ciento (alrededor de 1,8 millones de toneladas), aunque fue criticada en el Parlamento por quedar un 15 por ciento por debajo lo planificado. (2017).

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