Los mapas de las ruinas
Al Valle de los Ingenios, en la central provincia de Sancti Spíritus, se acerca el lente de la joven fotógrafa, Carla Valdés León.

San Isidro de los Destiladeros vive y duerme ajena al tiempo.
Foto: Carla Valdés León
Las montañas parecen gigantes acostados durmiendo el sueño de la Tierra. Frente a ellas, somos diminutos arqueólogos buscadores de huellas; geógrafos escudriñadores de sus alturas; biólogos vigilantes de los pájaros; paisajistas cazadores de detalles. En los sueños de la montaña buscamos las señales para descubrir su misterio. La Montaña, inamovible en su sueño, alta e infranqueable, comparte con la Historia su afán de ser totalidad, memoria universal. La Montaña y la Historia duermen el sueño del tiempo. Pero en sus caminos, en sus valles, los personajes del relato de la memoria se han de parecer a sus paisajes.
Entre los muros de las casas-hacienda y las torres campanarios del Valle de los Ingenios, se cuela —como viento frío de lluvia tropical— la nostalgia por una grandeza que los abandonó como ruinas, como huellas. El valle sin los ingenios no es más que un infinito y no nombrado cementerio de esclavos: y en esos restos se presiente su vida, que sopla.

Las montañas del Escambray rodean al Valle de los Ingenios.
Foto: Carla Valdés León

La torre del ingenio servía de Capilla, de Campanario y de Torre de Vigilancia.
Foto: Carla Valdés León

Miguel trabaja como custodio de San Isidro y siempre vivió cerca de la finca. La última vez que hablamos, había descubierto un grillete.
Foto: Carla Valdés León

Restos de los barracones, destinados a los esclavos.
Foto: Carla Valdés León

Detalle de dintel en el interior de la casa hacienda
Foto: Carla Valdés León

Estado de la casa hacienda de San Isidro de los Destiladeros al inicio del proceso de restauración.
Foto: Carla Valdés León

Taza de cristal encontrada en el pozo del ingenio.
Foto: Carlas Valdés León

La torre es, tal vez, el símbolo más conocido del Valle de los Ingenios.
Foto: Carla Valdés León

Esta mariposa la encontré cerca del puente, cuando en 2013 visité el Valle de los Ingenios.
Foto: Carla Valdés León
Un comentario
Julia María Fernández
Es extraordinario ese lugar; hay en él como un embrujo que te enamoras.