Comunidad montañosa diagnosticará la violencia de género

Las Terrazas está ubicada en la Reserva de la Biosfera Sierra del Rosario, en el occidente cubano.

El trabajo grupal tuvo lugar en este poblado montañoso de aproximadamente 1.000 habitantes.

Foto: IPS Cuba

La Habana, 2 dic.- La preparación de un diagnóstico con enfoque de género sobre violencia, fue uno de los saldos de un encuentro celebrado en Las Terrazas, una comunidad de Artemisa, provincia que colinda con la capital y distante 52 kilómetros al oeste.

En la cita, se dieron los primeros pasos de la acometida. Ahora falta crear un grupo gestor y desarrollar e implementar el estudio, que tendrá indicadores como percepción, naturalización y denuncia, entre otros.

Organizado por el no gubernamental Centro de Reflexión y Solidaridad “Oscar Arnulfo Romero” (OAR) y la Estación Ecológica de la Reserva de la Biosfera Sierra del Rosario, el taller reunió a trabajadores de educación, la dirección del complejo turístico Las Terrazas y organizaciones locales.

La actividad, realizada el 30 de noviembre, se insertó en el programa de la Jornada Nacional por la No violencia hacia la mujer.

Las reflexiones compartidas por la activista Zulema Hidalgo, de OAR, sobre las causas de la violencia de género, las diferentes formas en que puede presentarse y los mitos que la sustentan, dieron pie al trabajo en grupo, dirigido a sentar bases para la futura realización del diagnóstico.

Los cuatro colectivos analizaron y expusieron, respectivamente, las manifestaciones del maltrato en esa comunidad montañosa, de aproximadamente 1.000 habitantes.

Varios puntos de vista coincidieron en la necesidad de una actuación colegiada entre el gobierno, instituciones culturales, educacionales y religiosas, la policía y especialistas, para atender el tema.
Varios puntos de vista coincidieron en la necesidad de una actuación colegiada entre el gobierno, instituciones culturales, educacionales y religiosas, la policía y especialistas, para atender el tema.

También identificaron los actores con responsabilidad social para atender el tema, los segmentos de voluntariado en que pueden apoyarse, las acciones posibles por realizar y las características, públicos metas, grupo gestor y requisitos de la pesquisa.

El trabajo grupal develó la existencia de múltiples formas de violencia social, que se entremezclan con indisciplina social, ausencia de enfrentamiento y escasa participación ciudadana.

Al respecto, Hidalgo llamó la atención sobre la necesidad de enfocarse en la violencia de género, cuya raíz está en las desigualdades de poder naturalizadas en la sociedad, como resultado de la cultura patriarcal.

Participantes abordaron tópicos diversos relacionados con la violencia de género que denotan conocimientos básicos sobre el tema y la necesidad de profundizar en las herramientas para detectarla y atenderla.

Sobre los patrones de crianza de los varones como reproductores de machismo, intervino la socióloga Dennelys Fuentes, al frente de la Dirección de Desarrollo Comunitario en el complejo turístico Las Terrazas.

Fuentes dijo a la Redacción IPS Cuba que la violencia en una localidad rural tiene sus características y manifestaciones.

Abundó que puede percibirse de disímiles maneras: prohibiciones para trabajar, marcas de golpes o discusiones entre generaciones que conviven en una vivienda. “Pero existe otra, muy silenciosa, por los niveles de intimidación al interior de las familias”, especificó.

“La capacitación de OAR nos ha hecho entender que todos somos parte del problema y este tipo de encuentro nos sirve para redescubrir en cada niña, mujer o familia, los derechos de todos para vivir dignamente, sin violencia”, apuntó.

La violencia simbólica en Internet e, incluso, en la televisión cubana, es la preocupación de Fidel Hernández, director de la Estación Ecológica.

Mientras el profesor de Historia, José M. Guzmán, se refirió a los beneficios para el trabajo por la equidad y la no violencia de la alianza sostenida con OAR por cinco años.

Varios puntos de vista coincidieron en la necesidad de una actuación colegiada entre el gobierno, instituciones culturales, educacionales y religiosas, la policía y especialistas, para atender el tema. Y se instó a celebrar más encuentros de sensibilización.

José Sosa, concejal (delegado) de la comunidad, aportó que el trabajo puede ser positivo si todos se aglutinan y trabajan juntos.

“Si hay violencia es un problema mío como delegado, pero también del médico de la familia, del promotor cultural, porque después los niños pueden expresar esa misma violencia en el aula y el deporte. Lo principal es que podremos eliminarla si todos hacemos nuestro pedacito, en una labor continuada”, propuso.

OAR comenzó en 2006 a organizar una jornada nacional por la no violencia hacia las mujeres, como continuidad al trabajo en las comunidades para prevenir este problema, con capacitación de líderes naturales, actores y autoridades locales, así como con hombres interesados en cambiar sus conductas machistas. (2015)

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