Cosechas urbanas en ascenso

Más de 350.000 personas trabajan en los huertos y organopónicos, mientras otras 600.000 -propietarios de viviendas con patios de diferentes extensiones- siembran frutales y otros cultivos o crían animales para enriquecer la dieta familiar.

Jorge Luis Baños-IPS/jlbimagenes@yahoo.es

En una esquina del municipio de Centro Habana, justo al lado de dos edificios de 20 plantas -bastante escasos en la arquitectura capitalina-, acaba de crearse un nuevo organopónico, con cerca de media hectárea de extensión. Si se sigue el auge de la agricultura urbana, esa apertura pudiera no ser noticia. Lo que la hace sobresalir es que se encuentra justamente en uno de los territorios más poblados de la capital, con poco espacio para lo nuevo.

Acostumbrados por años a arrojar escombros desde lo alto, todavía los vecinos no han asimilado que ese espacio, hoy productivo, no conspira contra su vida, sino que pretende todo lo contrario, acercar las hortalizas y condimentos frescos al hogar para evitar la transportación desde lejos, que eleva los costos y resta calidad.

De acuerdo con su administrador, «antes, aquí había un solar yermo. Algunas personas parqueaban sus carros. Desde arriba tiran de todo, creo que para molestar. Cuando comiencen a ver los beneficios que el organopónico les reporta dejarán de agredirnos».

En los canteros, delimitados por tubos y rellenos de una mezcla de tierra y materia vegetal, crecerán hortalizas de hoja y plantas condimentosas. Después de abastecer algunos centros de educación y salud, las ventas al público se realizarán en los mostradores habilitados al efecto como parte de la inversión, que incluye también un consultorio técnico agropecuario, para consultas sobre agricultura y atención especializada a las plantas existentes en los hogares, ya sean medicinales u ornamentales.

Esa nueva unidad de la agricultura urbana integra un programa de 15 nuevos organopónicos que abarcan 7,5 hectáreas para las cuales la ciudad recibió los correspondientes sistemas de riego. En todo el país se pondrán en explotación 70 hectáreas con sistemas de distribución de agua.
Según explicó José Gabino Martínez, jefe de esta modalidad agrícola en la provincia capital, en todos los casos no se trata de nuevos espacios, algunos eran huertos intensivos -en ellos se cultiva sobre la tierra- que fueron convertidos en organopónicos, con siembras sobre capa vegetal, que reportan rendimientos superiores entre 10 y 15 por ciento.

En ellos, la población podrá adquirir a precio módico y frescos, por haberse producido allí desde pepino hasta lechuga, cebollino, tomate, ají, acelga y espinaca, entre otros renglones, dijo el jefe de la Agricultura Urbana en la provincia. De acuerdo con Gabino Martínez, la aspiración es que estos organopónicos ofrezcan entre 25 y 27 variedades de hortalizas y vegetales, así como condimentos.

El movimiento de la agricultura urbana, que tenía algunos antecedentes en el país, comenzó a desarrollarse a partir de diciembre de 1987, por iniciativa del General de Ejército Raúl Castro, segundo secretario del Partido Comunista de Cuba.

Inicialmente, el proyecto contemplaba sólo la cosecha de hortalizas en huertos y organopónicos, pero progresivamente se fue ampliando hasta abarcar en la actualidad 27 subprogramas, que comprenden también el cultivo de frutales y la crianza de varias especies de animales, entre otras ramas.
Además de alimentos, la agricultura urbana ha generado empleos. Más de 350.000 personas trabajan en los huertos y organopónicos, mientras otras 600.000 -propietarios de viviendas con patios de diferentes extensiones- siembran frutales y otros cultivos o crían animales para enriquecer la dieta familiar. Según fuentes del sector, sólo las producciones de los organopónicos y huertos intensivos se pesan y contabilizan, el resto se contabiliza por estimaciones. Los volúmenes de carne de cerdo y aves, así como los huevos que se obtienen por esta vía, tampoco entran en los cálculos oficiales sobre el desempeño de esta modalidad productiva.

Cuba se propone alcanzar este año 4,3 millones de toneladas de hortalizas y condimentos frescos en la agricultura urbana, cifra superior a 2005, cuando se cosecharon 4,1 millones de toneladas. Este año, sólo la capital, que hace diez años apenas producía, debe cosechar 96.000 toneladas en sus organopónicos y huertos intensivos. Aunque ya ese sistema produce 99 por ciento de todas las hortalizas de hojas que consume la capital, el volumen es todavía insuficiente para satisfacer las necesidades de los sectores de educación y salud -los primeros destinatarios de esos alimentos- y de la población, mediante una red de comercialización que cuenta con más de 1.300 puntos de venta.

Rellenar los espacios

Con estos 15 nuevos organopónicos, casi todos ya concluidos, suman 179 los de su tipo en la ciudad, donde, como parte del sistema de la agricultura urbana, hay también huertos intensivos, parcelas, patios y microhuertos.

A excepción de La Habana Vieja, en los restantes 14 municipios de la ciudad se han construido estas instalaciones, que se espera alcancen en el año un rendimiento de 20 kilogramos de hortalizas por metro cuadrado, una productividad superior a la que se obtiene en la agricultura tradicional.

Según Gabino Martínez, una de las mayores ventajas de este sistema productivo en las ciudades es que está ubicado en lugares céntricos, de mucha población, por lo que acerca los productos a los consumidores y evita la transportación.

La capital tiene la tarea de poner a producir en 2007 todas las tierras disponibles, en lo que se denomina la Misión al 2007, orientada por Raúl Castro hace un lustro. Afirman fuentes de la agricultura urbana que, se pretende poner en explotación la totalidad de la tierra agropecuaria de la provincia, así como producir alimentos en los patios de los vecinos con condiciones para ello, las parcelas, los espacios vacíos que existen en la ciudad.

El área agropecuaria de Ciudad de La Habana abarca 34.438 hectáreas, que representan 0,4 por ciento de las tierras agrícolas del país. Esas extensiones están distribuidas entre las empresas de Cultivos Varios, Hortícola y Pecuaria. A ellas hay que sumar 1.135 hectáreas en patios y 328,3 en parcelas. Un profundo y pormenorizado análisis de las tierras de la ciudad arrojó que el total de tierra disponible es de 35.902 hectáreas.

En la ciudad hay muy buenos ejemplos de patios productivos. El de la familia Alemán, en el municipio periférico del Cotorro, seleccionado como de «excelencia» por el Grupo Nacional de Agricultura Urbana en 2005, es una muestra de lo mucho que se puede lograr en poco espacio. Plantas medicinales y ornamentales, árboles frutales, hortalizas y vegetales, humus de lombriz y elaboración de conservas ocupan la vida de una pareja de jubilados, que sienten el orgullo de dar a sus vecinos hojas de sábila, ramas de tilo y manzanilla, así como acelgas, mangos, plátanos y guayabas, cosechados con sus propias manos.

La reforestación tiene un gran peso en el completamiento del programa en la provincia e incluye siembra de árboles en las vías principales de acceso a la ciudad, parques, avenidas, espacios vacíos y parterres, así como en aquellos suelos que no tengan condiciones agrícolas para la producción de alimentos. Para ello, se requerirá plantar en total un millón 700.000 posturas.

Algunos territorios, entre ellos el Cotorro, debido a su extensión, tienen un alto compromiso en la Misión al 2007. Además, muchas áreas pecuarias que deben ser plantadas están plagadas con marabú, una planta invasora muy difícil de eliminar.

La mejor variante

El jefe del Grupo Nacional de Agricultura Urbana, Adolfo Rodríguez Nodals, explicó también que este año se impulsarán los programas de los cultivos protegidos y semiprotegidos, con vistas a consolidar la producción de alimentos.

Antes de concluir 2006, la tecnología de cultivos semiprotegidos se implementará en 50 nuevas hectáreas atendidas por el Ministerio del Azúcar, en áreas donde antes se sembraba caña y ahora se cultivan viandas, hortalizas y otros productos. Esa modalidad agrícola, consistente en sembrar en casas techadas con mallas de sombrero, sobre estructuras metálicas y riego microlocalizado, se desarrolla además en 23,5 hectáreas del Ministerio de la Agricultura. En ese sector serán introducidas otras 40 de cultivos con protección total.

Rodríguez Nodals explicó que en esta última variante las casas están rodeadas por la malla. Ambos sistemas reducen el impacto negativo de las fuertes lluvias, la radiación solar y el ataque de plagas; a la par, aumentan la calidad de las cosechas y los rendimientos, con mayores rotaciones durante el año.

Los expertos aseguran que bajo las mallas de los sembrados semiprotegidos, la temperatura oscila entre tres y cuatro grados por debajo de la externa, lo que permite un mayor desarrollo de cultivos como acelga, rábano, lechuga y espinaca. Por otra parte, la instalación de mallas para áreas semiprotegidas puede desmontarse en la temporada de frío sin que se produzcan daños a las estructuras, lo que no sucede con las casas de cultivo, que sí sufren deterioro, al ser desmontadas ante eventos meteorológicos.

Entre las características de la agricultura cubana se encuentran las altas temperaturas y la elevada humedad relativa, que favorecen el desarrollo de hongos. Contra esas plagas, el sistema da prioridad al uso de productos biológicos que permiten su eliminación, sin el empleo de sustancias químicas.

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