2012: Un año de claros y oscuros

La ciudanía cubana celebró la recuperación del derecho a viajar, una de las reformas más esperadas.

Jorge Luis Baños - IPS

El anuncio de una nueva política migratoria impactó a la ciudadanía cubana.

La noticia de mayor impacto de 2012 fue, sin duda, la flexibilización de la política migratoria, anunciada el 16 de octubre y prevista para entrar en vigor en un nuevo decreto Ley el 14 de enero de 2013. La legislación eliminó el permiso de salida y dejó sin efecto la carta de invitación, dos engorrosos trámites que encarecían y dificultaban las posibilidades de viajar a la ciudadanía cubana residente en Cuba. La reforma era una de las más esperadas desde que, en agosto de 2011, fuera anunciada por Raúl Castro como parte del acercamiento a la comunidad cubana en el exterior.

Tras la realización de la Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba, Castro fue anfitrión del Papa Benedicto XVI, cuya visita a Cuba concentró en marzo una especial atención mediática internacional. En tanto, las elecciones municipales del 21 de octubre, primera fase del proceso que debe culminar en febrero de 2013 con comicios generales para renovar el parlamento y la cúpula gubernamental, sirvieron de telón de fondo para que el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, desmintiera nuevos rumores sobre su salud.

Cuando Fidel Castro enfermó gravemente, en julio de 2006, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, devino prácticamente portavoz del estado de salud de su amigo y mentor político. En esta ocasión, es el mandatario venezolano quien tiene su salud seriamente quebrantada, debido a lo cual el fin de año lo sorprendió en La Habana. El propio Chávez anunció en Caracas el 8 de diciembre la aparición en su organismo de nuevas células cancerígenas y al día siguiente viajó a la Mayor de las Antillas. El gobernante fue operado por cuarta vez el 11 de diciembre, en el hospital Cimeq de la capital cubana. El 12 de diciembre, el vicepresidente venezolano Nicolás Maduro anunció que la recuperación sería dura, compleja y difícil.

Conferencia nacional
Durante la Conferencia Nacional del PCC el presidente Raúl Castro llamó a ser implacables con la corrupción.En un encuentro que el Partido Comunista de Cuba (PCC) convocó por primera vez en sus casi 50 años de vida, esa organización analizó y aprobó los objetivos con los que espera «perfeccionar» su trabajo en los próximos años para garantizar «la continuidad e irreversibilidad» del socialismo en esta isla caribeña.

En la Conferencia Nacional, que transcurrió los días 28 y 29 de enero, participaron 811 delegados, en representación de unos 800.000 afiliados. Los debates se concentraron en un documento base que incluyó temas sociales, además de los internos de la organización gobernante.

A diferencia del documento de los Lineamientos de la política económica y social sometido a debates populares de participación abierta antes de ser aprobado en el congreso de abril, el texto de la conferencia fue analizado solo por los afiliados del PCC y de la Unión de Jóvenes Comunista, la organización política de la juventud cubana.  Para el ensayista Víctor Fowler, la cita partidista pudo ganar en resonancia si todos los medios de comunicación (y, en general, la vida misma del país) hubiesen sido volcados hacia la discusión ciudadana, pública y «nacional» del estilo de trabajo del PCC, así como su papel y lugar en los tiempos que corren.

Sin embargo, el propio presidente Castro rebajó las expectativas cuando llamó a no hacerse “grandes ilusiones con la conferencia (…). El congreso es lo definitivo, ahora esta es una cuestión interna del Partido», dijo a la prensa extranjera acreditada en Cuba, semanas previas al encuentro.   Entre los objetivos que se trazó la Conferencia figuran la decisión de priorizar «la acción del Partido» en la prevención y el enfrentamiento a «la corrupción, las ilegalidades e indisciplinas»,  fenómeno que Castro definió como «uno de los principales enemigos de la Revolución», mucho más perjudicial que el «programa subversivo e injerencista del gobierno de Estados Unidos» contra su país.

En ese sentido, el mandatario anunció que el PCC sancionará con la expulsión a los militantes implicados en los casos de corrupción que se investigan actualmente, sin  menoscabo de la responsabilidad administrativa o penal que corresponda.  «En el marco de la ley seremos implacables con el fenómeno de la corrupción», dijo. De manera casi coincidente, comenzó  la exhibición de videos sobre algunos de estos casos, en sesiones dirigidas a la militancia partidista. Fuentes consultadas por  IPS estimaron que los involucrados con cargos directivos de diferentes niveles suman más de 300, entre ellos varios viceministros.

En materia social, las metas incluyen la exigencia de desterrar definitivamente los rezagos, prejuicios y conductas discriminatorias de todo tipo y cumplir con firmeza el mandato constitucional que proscribe la discriminación por motivo de raza, color de piel, sexo, origen nacional y creencias religiosas. Al respecto, se consideró que el PCC debe lograr una mayor inclusión en cargos políticos, gubernamentales y públicos de grupos en desventaja social como las mujeres, personas negras y mestizas, y representantes de la juventud, «partiendo de sus cualidades personales, preparación, experiencia y resultados alcanzados».

Según otro acuerdo, el Comité Central del PCC quedó facultado para llenar las vacantes que se produzcan en su seno hasta en 20 por ciento de sus 115 integrantes designados en el sexto congreso, para el período que comprende «el presente mandato». Los estatutos del PCC establecen que los congresos deben realizarse cada cinco años.

En su discurso, al cierre de la cita, Castro afirmó que la propuesta pendiente desde el sexto congreso de limitar a un máximo de dos períodos consecutivos de cinco años el desempeño de los cargos políticos y estatales principales, será implementada  en la medida en que se avance en la definición de ajustes constitucionales y legislativos.

Religión

El catolicismo cubano amplió su protagonismo en la vida nacional.Si bien para muchos ciudadanos de a pie la visita del Papa Benedicto XVI, del 26 al 28 de marzo no significó mayor novedad, el catolicismo cubano resultó fortalecido y amplió su protagonismo en la vida nacional. “El número de católicos prácticos en Cuba es bien reducido proporcionalmente al número de católicos de México, o de otras naciones de América Latina», admitió Orlando Márquez, portavoz del arzobispado y editor de la revista Palabra Nueva. «Sin embargo, el Papa quiere estar con nosotros, con la minoría católica y con la mayoría devota a la Virgen de la Caridad que compone la nación cubana, y también quiere acercarse a quienes no están en ninguno de estos dos grupos», añadió.

A contrapelo de sectores adversos, el gobierno de Raúl Castro también ganó lo suyo, pues con su presencia el Papa avaló el proceso de apertura impulsado por el mandatario hacia la Iglesia católica en Cuba y también el proceso de cambios para modernizar el modelo socialista de desarrollo.

“Las relaciones entre la Santa Sede y Cuba se han desarrollado sin interrupción durante 76 años, siempre basadas en el respeto mutuo y en la coincidencia en asuntos vitales para la Humanidad”, señaló el gobernante al recibir al Pontífice.

Tras indicar que el gobierno y la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en Cuba mantienen buenas relaciones, no dejó de poner énfasis en la diversidad religiosa, al puntualizar que “el gobierno guarda buenas relaciones con todas las religiones e instituciones religiosas en el país”.

Para estudiosos del tema, el viaje de Benedicto XVI tuvo un marcado carácter religioso, aunque debido al contexto nacional en que se desarrolló no careció de contenido político. La Iglesia Católica logró ampliar su espacio de manera importante a partir de la visita de Juan Pablo II (1920-2005), proceso que se «dinamizó» con el diálogo del presidente Castro y la jerarquía eclesiástica.»La Iglesia tiene hoy mayores facilidades para desarrollar su misión», consideró el profesor de historia de las religiones Enrique López Oliva. Entre otros hitos logrados en años previos a la visita del Papa Benedicto XVI, el estudioso mencionó la autorización para oficiar misas en las cárceles, la construcción de un nuevo seminario a cuya inauguración asistió Castro, el aumento de las publicaciones propias de la Iglesia – algunas de gran prestigio como Espacio Laical y Palabra Nueva- y una  mayor actividad de las parroquias en labores educativas y sociales.

Debates y tensiones

El Papa Benedicto XVI se reunió con el presidente cubano Raúl Castro.El viaje de tres días -que incluyó dos misas, una visita al Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, en la provincia oriental de Santiago de Cuba, una entrevista oficial con Raúl Castro y el encuentro de última hora con Fidel Castro-, concitó no pocos debates en la sociedad civil, tensiones con la oposición política no reconocida por el gobierno cubano y demandas desde el exterior.

Un grupo de 13 opositores que se identificaron como miembros del Partido Republicano de Cuba (PRC) ocupó el 13 de marzo la habanera Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad. Los reclamos incluyeron excarcelación de presos, alza de salarios y pensiones, cese de persecución a opositores, derecho a propiedad privada y a crear medios alternativos de información, acceso a Internet, «marco legal para un estado de derecho» y libertad de viajar al extranjero.

La acción disidente, que incluía la ocupación de templos en distintos puntos del país, comenzó algunas horas antes de la transmisión televisiva de un mensaje del Cardenal Jaime Ortega, arzobispo de la Habana. En su alocución, Ortega insistió en el carácter evangelizador de la gira de pontífice. En un comunicado que publicó íntegramente el oficial diario Granma, el arzobispado de La Habana rechazó la ocupación y alertó que se trataba “de una estrategia preparada y coordinada por grupos en varias regiones del país».

«No es un hecho fortuito, sino bien pensado y al parecer con el propósito de crear situaciones críticas a medida que se acerca la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba», agregó el texto firmado por el vocero de la archidiócesis Orlando Márquez. «Nadie tiene derecho a convertir los templos en trincheras políticas. Nadie tiene derecho a perturbar el espíritu celebrativo de los fieles cubanos, y de muchos otros ciudadanos, que aguardan con júbilo y esperanza la visita del Santo Padre Benedicto XVI a Cuba», insistió.

El plantón fue condenado inclusive por algunos sectores de la oposición interna.  Oscar Espinosa Chepe, ex preso del llamado grupo de los 75, consideró que la ocupación del templo creó una situación de inestabilidad contraria al espíritu de la visita de Benedicto XVI. «No puedo estar de acuerdo con esa medida opositora», recalcó Espinosa Chepe, quien defendió el papel de la Iglesia en la sociedad cubana. «Esta institución juega un papel de puente entre todos los cubanos, a quienes nos hace falta el entendimiento, buscar el diálogo en vez de vernos como enemigos. Es difícil, pero con respeto se puede avanzar en la diversidad», consideró. En otro comunicado, también publicado por Granma, el 16 de marzo el arzobispado informó que, a solicitud del cardenal Ortega, «en uso de la autoridad y facultad que le compete», agentes policiales desalojaron el templo la noche del día 15. «Se pone fin así a una crisis que no debió nunca producirse. La Iglesia confía en que hechos semejantes no se repitan y que la armonía que todos anhelamos pueda realmente alcanzarse», concluyó el comunicado. El desenlace provocó reacciones encontradas de apoyo y rechazo en medios disidentes.

En mayo, las publicaciones católicas Espacio Laical y Palabra Nueva enfrentaron, en sendos artículos, críticas lanzadas contra el cardenal Ortega por su postura de acercamiento al gobierno. Ambas defendieron la labor del prelado e insistieron en que la propuesta de diálogo de la Iglesia data de hace mucho tiempo. Espacio Laical advirtió sobre una «guerra contra toda una línea evangélica que aspira a cambios positivos y serenos, graduales e incluyentes, ordenados y pacíficos, que logren articular un renovado modelo sociopolítico para Cuba». A la vez, que las reformas económicas y sociales anunciadas por el gobierno «son insuficientes y no marchan al ritmo debido».

En tanto, Palabra Nueva, órgano de difusión del arzobispado habanero, indicó que la postura del cardenal Ortega y la de la Iglesia es la misma del papa Benedicto XVI, «procurar la transformación de la sociedad hacia más inclusión, más oportunidades ciudadanas, menos restricciones y más libertades, la búsqueda de nuevos modelos sociales con paciencia y sin traumatismos.

El 22 de julio murió en un accidente automovilístico Oswaldo Payá, coordinador general del opositor Movimiento Cristiano Liberación (MCL).Oposición

La disidencia interna, que no activó nuevas propuestas políticas en el año, perdió en un accidente automovilístico ocurrido el domingo 22 de julio a uno de sus más notorios representantes. Oswaldo Payá, coordinador general del opositor Movimiento Cristiano Liberación (MCL), falleció junto al también opositor Harold Cepero Escalante en un accidente en el que resultaron con heridas leves otros dos ocupantes del vehículo, el español Ángel Carromero Barrios y el sueco Jens Aron Codig.

Ambos ciudadanos viajaron a Cuba con visa de turistas para apoyar y entregar dinero al grupo opositor Movimiento Cristiano Liberación, liderado por Payá.

En una de las primeras expresiones de condolencia enviadas a la prensa por la muerte de Payá y de su colaborador, la dirección de la revista Espacio Laical, de la Arquidiócesis de La Habana, reconoció «diferencias en relación con objetivos y metodologías (del MCL) acerca del devenir nacional». No obstante ello, «deseamos resaltar que siempre lo consideramos (a Payá) una persona honesta, un ejemplar padre de familia, un católico íntegro, un buen cubano y un político que invariablemente actuó de acuerdo a su conciencia y supo conservar su autonomía “, añadió el texto.

Durante la misa fúnebre por el opositor, cuyos restos fueron sepultados el martes 24 de julio en La Habana, dos días después del accidente, Ortega ponderó su vocación política que, «como buen cristiano, no lo alejó de la fe ni de su práctica religiosa», señaló.

«Oswaldo vivió el papel desgarrador de ser un laico cristiano con una opción política en total fidelidad a sus ideas, sin dejar por esto de ser fiel a la Iglesia hasta el final de su vida», afirmó el jerarca católico.

El fallecido había sido galardonado en 2002 con el Premio Sajarov del Parlamento Europeo, por su defensa de los derechos humanos. Ese mismo año logró notoriedad internacional, al presentar en mayo en el parlamento cubano, acompañado de la firma de 11.020 ciudadanos, su Proyecto Varela, en el que pedía la convocatoria a un referéndum por la libertad de expresión y de asociación, una nueva ley electoral, comicios generales y amnistía para los presos políticos.

La iniciativa tomó el nombre del sacerdote católico, filósofo, político y periodista Félix Varela y Morales, uno de los pensadores más relevantes del independentismo cubano del siglo XIX. El Proyecto Varela saltó a la luz pública en Cuba cuando el expresidente estadounidense Jimmy Carter (1977-1981), de visita en este país del 12 al 17 de mayo de 2002, solicitó que se publicara en la prensa local, durante una intervención que se transmitió en vivo por la televisión a todo el país. Al mes siguiente, unos ocho millones de electores aprobaron una reforma constitucional promovida por el gobierno, que declaró irrevocable el socialismo.

El 27 de julio, un informe del Ministerio del Interior señaló a Carromero Barrios, dirigente de Nuevas Generaciones del Partido Popular de España, como responsable del accidente, debido a «su falta de atención al control del vehículo, el exceso de velocidad y la incorrecta decisión de aplicar los frenos de manera abrupta en una superficie resbaladiza».

La familia de Payá desestimó la versión oficial de los hechos, se abstuvo de presentar cargos contra Carromero y pidió infructuosamente una investigación independiente de los hechos, pero la diplomacia española optó por la cautela.   El 15 de octubre, un tribunal cubano dictó condena de cuatro años de cárcel para Carromero, considerado responsable del delito de “homicidio en ocasión de conducir vehículo por la vía pública”. El 29 de diciembre, el político español fue repatriado a España en virtud de un convenio bilateral de ejecución de sentencias penales, vigente entre los dos países.

 

Política exterior

La repatriación de Carromero eliminó la posibilidad de tensiones con el gobierno español, liderado por el conservador Partido Popular. En 2012, Castro fortaleció lazos con países clave para Cuba en materia de política exterior. Del lunes 30 de enero al primero de febrero fue anfitrión de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, primera estadista latinoamericana recibida en el año por el presidente Castro, luego de la creación oficial, en diciembre de 2011, de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). «La prensa no le dio tanta importancia (a la cumbre fundacional),  pero para mí fue una de las más importantes que se han realizado», comentó la mandataria.

Brasil se ha convertido en el más importante socio de Cuba en la región,  después de Venezuela, con inversiones fuertes y sistemáticamente chequeadas en las obras que se ejecutan en Mariel, que incluye la modernización del puerto de esa localidad, distante unos 45 kilómetros de La Habana, y toda la infraestructura necesaria para recibir buques de hasta 15 metros de calado. Esos planes apuntan a convertir Mariel en una zona especial de desarrollo, con la terminal portuaria como principal receptor del movimiento mercantil futuro, lo que se enlaza al eventual hallazgo de yacimientos de crudo de importancia en la zona económica exclusiva de Cuba en aguas del Golfo de México.

El 11 de abril, Castro recibió a su par de México, Felipe Calderón, quien realizó un viaje de menos de 24 horas a Cuba, antes de seguir en gira hacia Haití y Colombia, donde asistió a la VI Cumbre de las Américas, el sábado 14 y el domingo 15. Calderón y analistas políticos coincidieron en señalar la visita como una renovada etapa en las relaciones, a heredar por el sucesor del mandatario en las elecciones mexicanas de julio de 2012. Bajo el sexenio de Fox (2000-2006) -perteneciente al derechista Partido Acción Nacional (PAN), al igual que Calderón-, los dos países estuvieron a punto de romper vínculos diplomáticos, en 2004.

El mexicano expresó a Castro “su felicitación y el apoyo de México a Cuba”, para formar parte de la troika que dirige la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), junto con Chile y Venezuela. En enero de 2013, la presidencia pro tempore del bloque debe quedar encabezada por Cuba.

La CELAC nació durante la Cumbre de la Unidad, en México, en febrero de 2010, como un paso decisivo a la integración de América Latina y el Caribe, y es la primera organización política formal que integra a todos los países de la región latinoamericana y caribeña, recordó Calderón a su paso por La Habana.

A la vez, Castro la defiende como un foro latinoamericano y caribeño cuya mayor virtud radica en su «independencia de Estados Unidos». Para analistas de diverso signo, el contexto regional favorece esa postura de Cuba, excluida de la cita de Cartagena, pese a las presiones de varios países latinoamericanos a favor de su participación. El miércoles 8 de marzo, el presidente colombiano Juan Manuel Santos, anfitrión de la Cumbre de Cartagena, hizo una visita relámpago a La Habana para explicar a Castro que no hubo consenso para invitarlo a la Cumbre de las Américas. Al día siguiente, el canciller cubano aclaró que su país nunca pidió ser invitado y ese «consenso» al que se refirió el presidente Santos depende de Estados Unidos, cuyos principales portavoces se pronunciaron nuevamente contra la eventual asistencia cubana a ese encuentro.

Diálogo de paz

De derecha a izquierda, Andrés París, Mauricio Jaramillo, Ricardo Téllez, Sandra Ramírez y Hermes Aguilar, guerrilleros de las FARC.Colombia volvió al primer plano noticioso en el escenario cubano cuando, el 4 de septiembre, el gobierno cubano confirmó en un comunicado haber realizado «esfuerzos discretos y constructivos para ayudar a la búsqueda de una solución negociada” en las conversaciones exploratorias para la búsqueda de la paz entre el gobierno de Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP).

La nota oficial añadió que la mediación cubana responde a “una solicitud de las partes involucradas y sin influir en lo más mínimo en sus respectivas posiciones». Confirmó además haber brindado su colaboración y apoyo para celebrar las conversaciones exploratorias, a la vez que participó como garante en las deliberaciones. Cuba respalda el diálogo «consciente de la importancia que tiene para el pueblo colombiano y de su trascendencia para América Latina y el Caribe», agregó. Las conversaciones tienen a Cuba y Noruega como países garantes y a Venezuela y Chile como acompañantes.

Pocos días después, delegados de las FARC-EP confirmaron que el diálogo de paz se instalaría oficialmente en Oslo, Noruega, pero La Habana sería sede permanente de las pláticas. El primer punto de la agenda, la política de desarrollo agrario integral, aún ocupaba a las delegaciones del gobierno y la guerrilla al finalizar 2012.

Las pláticas quedaron instaladas en Noruega el 18 de octubre y comenzaron en la capital cubana el 19 de noviembre, tras el anuncio oficial de la guerrilla de una tregua unilateral de dos meses en las operaciones militares ofensivas para «fortalecer el clima de entendimiento necesario».

En entrevista con IPS, Rodrigo Granda, uno de los integrantes del equipo negociador de las FARC, dijo que el tema agrario resulta clave para su organización, surgidas en 1964.

Sostuvo, en ese sentido, que Colombia es el único país de América Latina que no llevó adelante una reforma agraria y que mantiene latifundios de hasta 100.000 hectáreas. En contraste, 87 por ciento de los campesinos carece de tierras. «Nosotros hablamos de una reforma agraria integral, que contemple la confiscación de tierras para su distribución entre quienes quieran y puedan trabajarlas, en tanto el gobierno plantea que tiene un proyecto de desarrollo integral del campo», indicó Granda.

A su vez, el jefe de la delegación gubernamental, Humberto De la Calle, afirmó que la prioridad agraria obedece a que en la zona rural se ha desarrollado el conflicto y confluyen en ella elementos que, si no se eliminan o se transforman, van a perpetuarlo. «Esa la razón de ser, el elemento articulador. La agenda toda está dirigida a la finalización del conflicto», insistió.

Los demás puntos se refieren a participación política, el fin del conflicto, el narcotráfico y la situación de las víctimas. Aunque el desarrollo de las conversaciones está concebido a puertas cerradas y con poca participación mediática, decenas de periodistas de Colombia, Holanda y otros países viajaron a La Habana para darle cobertura.

 

Gira asiática

Con viajes a China y Vietnam, Raúl Castro remarcó las prioridades de su política exterior hacia esos dos países lejanos geográficamente, pero cercanos en ideología. El gobernante, quien viajó acompañado de Ricardo Cabrisas, vicepresidente del Consejo de Ministros y Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores, llegó el 4 de julio a China, su segundo socio comercial después de Venezuela, para una visita de tres días. En 2010 el intercambio comercial con China sumó 1.800 millones de dólares.

El programa de Castro incluyó entrevistas con el presidente de la Asamblea Nacional Popular (Legislativo), Wu Bangguo, el presidente chino Hu Jintao, el primer ministro chino, Wen Jiabao, así como con los dos líderes llamados a asumir en 2013 la presidencia de China (el ahora vicepresidente Xi Jinping) y la jefatura de Gobierno (el actual viceprimer ministro Li Keqiang). Este fue el primer viaje de Castro a China como presidente, aunque ya había estado en el gigante asiático en 1997 y 2005.

El día 6 fueron firmados ocho acuerdos y memorandos de entendimiento, entre ellos un préstamo del Banco de Desarrollo de China para la mejora de instalaciones sanitarias y otro de cooperación agrícola. El préstamo, cuyo monto no fue dado a conocer, fue firmado por la directora general del Banco Nacional de Cuba, Juliana Maritza Martínez, y el presidente del Banco de Desarrollo de China (brazo financiero del país asiático en el exterior), Chen Yuan. A su vez, el vicepresidente Cabrisas y el ministro de Comercio chino, Chen Deming, firmaron dos convenios de cooperación económica y técnica que implicarán donaciones y créditos libres de interés, con un monto que tampoco fue hecho público. La batería de documentos suscritos incluyó un memorando de cooperación aduanera que entrará en vigor en 2013 y finalizará en 2015.

Castro y su delegación iniciaron su visita a Vietnam el 8 de julio y fueron recibidos por Nguyen Phu Trong, Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, en el palacio presidencial, donde iniciaron conversaciones oficiales. La agenda incluyó entrevistas con Troung Tan Sang, Presidente de la República Socialista de Vietnam y el Primer Ministro, Nguyen Tan Dung. Medios de prensa vietnamitas comentaron que los proyectos conjuntos en marcha incluyen acuerdos sobre cultivo de arroz y otros alimentos, construcción, productos farmacéuticos, petróleo y gas.

A su vez, analistas recordaron que varias delegaciones de economistas y empresarios cubanos fueron enviadas a China y Vietnam para estudiar sus realidades socioeconómicas. Añadieron que la mayoría de los especialistas cubanos coinciden en que Vietnam es mucho más cercano a Cuba que China, teniendo en cuenta la superficie del país, el número de habitantes, las características sociales, la estructura política y el conflicto con Estados Unidos.

Castro finalizó su gira externa con una visita “sorpresa” a Moscú, a partir del 11 de julio, para entrevistarse con su par ruso Vladimir Putin y el primer ministro Dimitri Medvédev. El presidente Putin recibió a Castro en su residencia de Novo-Ogariovo, en las afueras de Moscú. Fuentes periodísticas afirmaron que, en el encuentro, ambos gobernantes se concentraron en la cooperación económica y comercial, abordando varios proyectos en los campos de la energía, el transporte y las telecomunicaciones.

En tanto, el vicepresidente Cabrisas analizó con el jefe de la Compañía petrolera estatal rusa Zarubezhneft, Nikolai Brunich, los proyectos conjuntos entre esa empresa y la estatal cubana Cubapetróleo (Cupet), incluyendo la perforación de exploración en el bloque petrolero “L” en la isla caribeña. Al respecto, el asesor de la Presidencia rusa, Yuri Ushakov, aseguró que la petrolera Zarubezhneft prevé inversiones por 2.900 millones de dólares hasta 2025, a lo que se suman los trabajos de explotación de Gazpromneft.

Según fuentes rusas, en 2011 Zarubezhneft y Cupet firmaron cuatro acuerdos para la búsqueda y extracción de petróleo. Además, en 2010 los dos países rubricaron en La Habana tres contratos de asociación económica internacional entre Cupet y Zarubezhneft, para la exploración y explotación de petróleo en el litoral norte habanero, con la introducción de una novedosa tecnología.   En sentido general, Moscú tendría interés en los sectores de farmacología, transporte y turismo cubano.

 

Estados Unidos

Washington se negó a entregar visas de ingreso a 11 académicos cubanos que debían participar en el 30 Congreso Internacional de la Asociación de Estudios de América Latina (LASA).Las relaciones con Estados Unidos pasaron durante el año por una etapa de mayores tensiones, debido a las infructuosas demandas de Washington de que se deje en libertad en Cuba al estadounidense Alan Gross, sentenciado a 15 años de prisión mientras La Habana insiste en su demanda de indulto presidencial para los cinco agentes de la isla encarcelados en Estados Unidos. No obstante, Castro reiteró su disposición a dialogar con ese país, bajo la premisa de «igualdad de condiciones». El mandatario aprovechó para hablar del tema en declaraciones improvisadas, tras finalizar el acto oficial por el Día de la Rebeldía Nacional, celebrado el 26 de julio en la oriental ciudad de Guantánamo, a más de 900 kilómetros de La Habana. «El día que quieran, la mesa está servida (para sentarse a dialogar), ya se les ha dicho por los canales diplomáticos», dijo Castro, quien añadió que en esas hipotéticas conversaciones se podría discutir “de todo lo que quieran, pero también de Estados Unidos y de sus aliados de la Europa occidental, fundamentalmente». Al detallar una posible agenda mencionó temas como democracia, derechos humanos y libertad de expresión también en esos países, para estar «parejos». La disposición al diálogo fue reiterada por Castro en su último discurso del año, al clausurar las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Otros momentos importantes en las siempre conflictivas relaciones se concentraron en la negativa de Washington a entregar visas de ingreso a 11 académicos cubanos que debían participar en el 30 Congreso Internacional de la Asociación de Estudios de América Latina (LASA), realizado el 24 de mayo en la ciudad estadounidense de San Francisco, con más de 2000 participantes. La agenda de la cita incluyó más de un centenar de conferencias y paneles alrededor de la historia, la economía, la política, la sexualidad y el género en Cuba.

El 30 de noviembre, medios oficiales celebraron como “gran victoria del pueblo cubano” el respaldo de la comunidad internacional a la resolución cubana presentada en la Organización de Naciones Unidas (ONU) en demanda del cese del bloqueo. El texto fue respaldado por 188 votos a favor, tres en contra (Estados Unidos, Israel y Palau) y dos abstenciones (Islas Marshall y Micronesia), tras un debate de unas tres horas en el seno de la Asamblea General de la ONU. El bloqueo resume una de las principales contradicciones entre Cuba y Estados Unidos, carentes de relaciones diplomáticas y fuertemente distanciados ideológicamente desde el triunfo de la Revolución cubana.

En su último discurso de 2012, el 13 de diciembre, Castro anunció que consagraría los mayores esfuerzos y energías a la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que debe asumir en enero de 2013. Empero, no obvió reiterar «una vez más a las autoridades norteamericanas la disposición de Cuba al diálogo respetuoso, basado en la igualdad soberana, sobre todos los problemas bilaterales».

Mientras el país fortalece su entorno regional, se observan pocas expectativas de mejoría en las relaciones con Estados Unidos, con el inicio del segundo mandato presidencial de Barack Obama, del Partido Demócrata. Varias personas que participaron en la sección interactiva Café 108, del sitio web de la Oficina de IPS en Cuba, coincidieron en que las posibilidades de cambio son escasas.

A juicio del polítólogo Esteban Morales, la situación interna y externa de Estados Unidos es difícil y, entre los escenarios posibles respecto de Cuba, no cabe esperar transformaciones en la actual política hacia su vecino de gobierno socialista. Sin embargo, el estudioso no descartó la posibilidad de una vía indirecta, envuelta «en los cambios hacia América Latina y el Caribe».

«Las mayores potencialidades se mueven hacia los dos últimos años, en dependencia de cómo le salgan las cosas a Obama ahora», agregó Morales. Por su parte, el periodista Roberto Molina no espera cambio alguno «en la situación de no  relaciones entre los dos vecinos, enemistados desde comienzos de los años sesenta», señaló. «Obama tiene demasiados temas de gobierno pendientes: emigración, reforma fiscal, una guerra y otros conflictos potenciales y una economía tambaleante», como para que Cuba “sea una prioridad en su política externa», remató, a su vez, el periodista cubano residente en Canadá Boris Caro.

Mirada hacia 2013

La enfermedad de Chávez trajo incertidumbre al país al finalizar 2012. Sabedora de que Cuba adquiere de Venezuela, con facilidades de pago, entre 90.000 y 100.000 barriles diarios de petróleo, la ciudadanía teme que un viraje hacia la derecha en ese país pudiera interrumpir ese vital abastecimiento y regresen los odiados apagones de los años noventa del pasado siglo. Además, un conve
nio integral suscrito en 2000 abarca, actualmente, más de un centenar de programas con un monto de inversión del orden de los 1.300 millones de dólares. Según analistas, Cuba necesita unos cinco años para que cuajen sus planes económicos de más largo plazo y, en el plano político, ese plazo marca también el período de cambio generacional en la dirección política de la Revolución cubana, lo que podría contribuir a distender las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

La relación bilateral Cuba-Venezuela resulta estratégica para el desarrollo económico de la Isla.

(2012)

 

 

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