Caridad del Cobre, la Virgen de todos

Unas 300 personas visitan diariamente la Basílica de la Virgen de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba.

Jorge Luis Baños - IPS

La población cubana acompañan a la imagen de la Virgen en procesión.

El Cobre, Cuba, feb (IPS) – Mechones de pelo, diplomas, medallas deportivas, insignias y brazaletes de la guerrilla de Fidel Castro, ruegos por la libertad de algún prisionero, el agradecimiento de un emigrado… Casi no queda espacio para más ofrendas en la Basílica de la Virgen de la Caridad del Cobre.

Tampoco es grande la capilla donde se guarda la pequeña imagen que, desde las alturas, coronada y regiamente vestida con un manto dorado, observa a los devotos que llegan diariamente a dar las gracias por un favor recibido, a pedir su ayuda para mejorar en la vida o simplemente a orar o bautizar a sus hijos e hijas.

«Algunas personas vienen en busca de apoyo espiritual y moral, otras piden salud para sus enfermos o la unidad de sus familias. A veces quieren que una ore con ellos porque no saben rezar. Nosotras les ayudamos», cuenta a IPS la religiosa Marta Li, de la Congregación Hermanas Sociales que atiende a los peregrinos.

Según el cura párroco Jorge Palma, la Basílica es visitada por unas 300 personas diariamente. «Pero sábado o domingo vienen de 2.000 a 3.000 y muchas más en época veraniega, desde fines de junio hasta septiembre u octubre», afirma el clérigo. Cada 8 de septiembre, festividad de la virgen, llegan varios miles de peregrinos.

El Cobre está situado a unos 12 kilómetros de Santiago de Cuba, capital de la provincia homónima, donde en enero de 1998 el Papa Juan Pablo II ofició misa solemne en la Plaza de la Revolución José Antonio Maceo y coronó a la Virgen de la Caridad como reina y patrona de este país caribeño.

«En ese santuario, bajo el manto de la Virgen, están todos los cubanos y cubanas, todas las situaciones humanas, la historia de este país, desde la guerra de independencia hasta hoy», comentó a IPS José Félix Pérez Riera, secretario adjunto de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

La imagen, que no pasa de 25 centímetros, representa para los creyentes de la religión yoruba a Ochún, deidad mulata dueña de las aguas dulces, con virtudes de curandera y protectora de las mujeres embarazadas. Ochún viste de amarillo, como las riberas arenosas de los ríos. Ese es también el color de la vestimenta de la Caridad del Cobre.

Según el Arzobispado de la oriental Santiago de Cuba, la fecha aceptada del hallazgo de esta imagen es 1612. Los hermanos Juan y Diego de Hoyos y el negro libre Juan Moreno la encontraron en aguas de la Bahía del Nipe. «Yo soy la Virgen de la Caridad», decía, según la leyenda, en una tablilla sobre la cual venía la figura.

La Iglesia Católica de Cuba ha dado especial importancia al cuarto centenario de ese singular encuentro a cuya celebración, en 2012, convocará a «todos los cubanos» sean o no creyentes, «católicos o protestantes» e inclusive a quienes profesen «una devoción popular que pueda ser más o menos sincrética».

También invitó a los «hermanos cubanos que viven fuera de Cuba, porque la Virgen de la Caridad es símbolo de la Patria» y vínculo de la unidad de las familias y pueblo de la isla, afirma un mensaje de los obispos de esta isla.

«La Iglesia se coloca ante la realidad social actual como portadora de esperanza, de un mensaje de reconciliación entre los cubanos, que se hace cada vez más vigente y necesario», estimó el sacerdote Pérez Riera, para quien la patrona de Cuba es «un signo aglutinador, que puede cobijar a todos».

Si bien las relaciones entre la Iglesia y el Estado socialista pasaron por momentos muy difíciles en décadas pasadas, hoy se aprecia un mejoramiento general, según miembros de la jerarquía eclesiástica.

El cardenal Jaime Ortega ha aclarado que esa evolución se refiere no sólo a la relación institucional entre obispos y gobierno, sino también a la situación de los católicos, que adquieren espacios y pueden realizar su vida profesional mucho más ampliamente que en los primeros tiempos de la Revolución Cubana.

Ese mejor clima favorecerá los preparativos y la celebración, que podría atraer un boom de peregrinos a la Basílica e inclusive propiciar una visita de Benedicto XVI a Cuba. «Sería bonito que viniera el Papa», dijo el párroco del santuario.

La situación económica impone límites a los planes de remodelar el Santuario del Cobre y construir una nueva casa de peregrinos, entre otros costos previos a los festejos, que dependen de la disponibilidad de recursos.

Los obispos impulsan desde agosto una misión evangelizadora en todo el país que tiene por lema «A Jesús por María, la Caridad nos une» y puso a los católicos cubanos en sintonía con el llamado de la V Conferencia General del Episcopado latinoamericano y caribeño a fortalecer las pastorales sociales de cada nación.

Pérez Riera explica que, como parte del trienio preparatorio para la celebración de los 400 años del hallazgo de la imagen, se decidió extender hasta 2012 el plan global pastoral 2006-2010.

En ese documento, los obispos recuerdan la «importancia impostergable» de la Iglesia Católica a «encarnarnos en la realidad que vivimos -aquí y ahora-, dejando atrás el facilismo para vivir y sentir con nuestros hermanos los cubanos todos, de cualquier tipo de sentir y pensar».

Ese parece ser uno de los principales retos para una Iglesia que quiere insertarse en una sociedad politizada y que mira el futuro a veces con incertidumbre. «Nuestra Iglesia quiere ser fiel a Cristo (…) y servir a la nación cubana (…) a su desarrollo y crecimiento», acotan los prelados en ese texto.

En lo inmediato, Pérez Riera estima que «los desafíos son los mismos del país», aunque a nivel interno el «reto mayor apunta a su capacidad de llegar a todas las personas, de poder decir el mensaje adecuadamente, sin traicionar ni al Evangelio ni a la realidad nacional». (FIN/2009)

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