Iglesia católica cierra otro año protagónico en Cuba

A cuidar y renovar el proceso comunitario invita el Plan Pastoral 2014-2020.

Foto: Jorge Luis Baños, IPS-Cuba

Entre los agentes de la pastoral se hallan 357 sacerdotes, entre religiosos y diocesanos, y 84 diáconos permanentes.

La Habana, 25 dic.- El rol clave de la Iglesia Católica en el restablecimiento de los vínculos diplomáticos entre Cuba y los Estados Unidos, el pasado 17 de diciembre, hizo que cerrara 2014 con renovado protagonismo y le augura más para el venidero año en el país de gobierno socialista.

Tras décadas de aciagas relaciones, la Iglesia Católica y las autoridades locales viven un período de diálogo y cordialidad desde mayo de 2010, cuando el presidente Raúl Castro y altos jerarcas católicos sostuvieron un diálogo inédito que derivó en la excarcelación de unos 3.000 presos, 53 de ellos opositores políticos.

Hoy esta iglesia se ha abierto nuevos espacios en la sociedad cubana.

Y de 2014 a 2020, aspira a elevar su alcance comunitario con el Plan Pastoral titulado “Por el camino de Emaús”, que expresa la voluntad de la institución católica de relacionarse estrechamente con los actores sociales, creyentes o no.

El documento, presentado en septiembre pasado, asegura que la comunidad católica se propone acercarse a la vida de quienes habitan en campos y bateyes, ciudades y periferias, parroquias y pequeñas comunidades.

Realizado por la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, los Coordinadores y Vicarios diocesanos de Pastoral, Secretarios ejecutivos de las Comisiones Nacionales de Pastoral y la consulta a las comunidades y agentes pastorales, el plan expresa que las y los católicos quieren comprometerse “con las realidades” del país.

Entre otros asuntos, “invita a dar importancia, a cuidar, a renovar un proceso comunitario”.

Llama al “anuncio del Evangelio” en “las casas de las familias cristianas, en los centros de trabajo, en las escuelas, en la calle, es decir, allí donde cada cristiano vive y se relaciona. También se anuncia cuando se misiona casa por casa, en las procesiones, en los servicios de Cáritas, en las visitas a los enfermos, a los presos”.

Se propone estimular en las comunidades la espiritualidad misionera, descubrir y participar en espacios y ambientes cercanos y periféricos de cada territorio, realizar jornadas misioneras en zonas rurales e invitar a diferentes grupos comunitarios, acercarse a la religiosidad popular y motivar a la comunidad cristiana a acercarse a los alejados de la iglesia.

Entre otras cuestiones, aspira a “fomentar en los niños, adolescentes y jóvenes valores que les ayuden a prepararse remota, mediata e inmediatamente para la formación de sus propias familias, sobre todo en su dimensión afectivo-sexual”.

Además, proyecta la creación de escuelas de padres que ayuden a estos en la educación de sus hijos, así como para proporcionar material escrito y audiovisual de fácil distribución. Por otra parte, se atenderá especialmente la vinculación de la pastoral juvenil con la familiar, sobre todo en la del noviazgo y la pareja joven.

De igual forma, el plan contempla la creación y fomento de cursillos para acompañantes de familias, dirigidos a sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos y matrimonios laicos.

Otros proyectos consisten en “ofrecer acompañamiento e iluminación a los que forman parte de realidades resquebrajadas o disfuncionales” y “educar en las virtudes cristianas de tal manera que entusiasmen a las nuevas generaciones”.

En aras de la conversión de la vida comunitaria, el documento recomienda diversas acciones como las encaminadas a animar en cada diócesis “una comunión dinámica, abierta y misionera, dando vida a los diversos espacios y formas de diálogo pastoral con el deseo de escuchar a todos” e impulsar experiencias de colaboración, ecumenismo y diálogo religioso con otras iglesias.

A diferencia de otros planes pastorales, el correspondiente a 2014-2020 solo refiere, en su marco operativo, las propuestas de acción y las cuestiones que focalizarán el actuar pastoral en los próximos seis años.

“Corresponde a las diócesis y las parroquias y comunidades llegar hasta los medios de acción, es decir, a aquellos proyectos concretos que hacen posible la conversión enunciada en cada momento del proceso”, apunta. (2014)

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