Intelectuales reaccionan por comentario en la prensa local

Advierten la necesidad de reivindicar, también desde los medios de comunicación estatales, la función de la intelectualidad en la cultura y la espiritualidad cubanas.

Jorge Luis Baños - IPS

Muchos artistas e intelectuales resaltan que los medios digitales amplían el intercambio de criterios sobre problemas actuales de Cuba.

La Habana, 27 ago.- Artistas e intelectuales de Cuba alertan por correo electrónico e internet sobre el posible resurgir de ideas antiintelectuales y de exaltación de la ignorancia en la prensa local, en un debate suscitado por el artículo «Gramsci y las «cosas de intelectuales».

El enfoque del texto, escrito por la periodista Mayra García Cardentey y publicado el 9 de agosto en la edición digital del diario Juventud Rebelde, y los comentarios realizados por el público provocan desde entonces preocupación y alarma en personalidades de las artes y las letras de la nación caribeña.

 A continuación, la Redacción IPS Cuba resume algunas de las reacciones agrupadas en las ediciones 168 y 169 del boletín digital Desde la Ceiba, del proyecto ciudadano Cofradía de la Negritud:

Graziella Pogolotti, catedrática: «Propongo empezar por el principio y definir el concepto de intelectual. Sin apelar a los clásicos, me remito a Julio García Luis (periodista, 1942-2012). En su tesis de doctorado, llamaba la atención sobre la amplitud incluyente del término que abarca a periodistas, maestros, científicos y pensadores relacionados con distintos campos del saber.

«No es hora de reinventar falsos antagonismos. Es el momento de superar estereotipos falaces, tanto aquellos que separan al intelectual de la sociedad a la que pertenece como los que subestiman la capacidad creadora del pueblo.

Voces diversas del ámbito cultural cubano regalaron en 2012 sus opiniones sobre qué significa ser intelectual en Cuba.

Intelectuales en Cuba, con los pies sobre la tierra

«De lo que se trata es de abrir accesos, expectativas y horizontes, de enriquecer la vida espiritual de todos para que cada cual encuentre en las distintas alternativas, la vía para el mayor disfrute y para la reafirmación de la propia identidad».

Arturo Arango, escritor: «(El artículo) ataca algo que ella misma no define e invierte los valores: en un país con amplios accesos a la educación y la cultura, la ignorancia de su primo (personaje del trabajo) es una virtud, y la formación alcanzada por otros es casi como un vicio, como una ofensa a los demás».

Juan Carlos Tabío, cineasta: «Personalmente no conozco a ningún «intelectual» que haya «excluido» a nadie; sí conozco a muchos intelectuales que han sido «excluidos» por «algunos de esos «otros» que se constituyen como casta».

Desiderio Navarro, traductor: «Que en la Cuba de hoy una persona joven y graduada universitaria piense y escriba tales cosas ‒y reciba tantos entusiastas elogios de lectores‒ no es más que un indicio de la continuidad de la existencia de la tradición antiintelectual cubana que ya señalara Mañach (Jorge, intelectual cubano, 1898-1961) en los años 20 del pasado siglo, así como del relativo éxito de las reiteradas campañas populistas antiintelectuales emprendidas desde los mismos años 60, pero sobre todo en los 70, con mayor o menor visibilidad, envergadura y duración».

Leonardo Padura, escritor: «Hay dos cosas que me preocupan aún más: que un órgano nacional como Juventud Rebelde, cuyo primer lector debe ser el joven cubano, sirva de plataforma para ese ataque a los intelectuales y aparente exaltación del obrero ignorante, es muy significativo; y luego los comentarios que se le sumaron al final, la mayoría de los cuales consideran genial el texto y se regocijan con sus tesis.

«Que haya personas en Cuba que piensen así me da mucho miedo».

Guillermo Rodríguez, profesor: «Me parece inconcebible esa exaltación de la ignorancia en un país pionero mundial en la educación y que obtiene sus mayores ingresos de los médicos que ha formado en tantos años de esfuerzo». (2014)

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