Sociedad debe discernir y atender las exclusiones

El Grito de los Excluidos iniciado en Brasil se mantiene como una red en América Latina.

Patricia Grogg

La exclusión es un tema del cual hay que hablar no solo en espacios académicos.

La Habana, 5 oct .- ¿Qué es la exclusión? ¿Existen en Cuba personas excluidas, quiénes son y dónde están? ¿Qué políticas o acciones pueden incrementar la participación?, son preguntas poco escuchadas en el contexto cubano, aunque sí existe preocupación sobre el asunto entre la academia y la investigación.

La evolución y definiciones del término, las luchas y avances de América Latina en el tema y la participación de la juventud cubana fueron abordadas por el foro permanente del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR) en el panel El Grito de los Excluidos. Un acercamiento desde Cuba.

Un panel integrado por Llanisca Lugo, del Centro Memorial Martin Luther King; María del Carmen Zabala y Geydis Fundora, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Cuba) a propósito de celebrarse el próximo 12 de octubre El Grito de los Excluidos, generó reflexiones relacionadas con el actual contexto cubano y regional.

En 1995, la campaña de la fraternidad de obispos de Brasil escogió para ese año como tema Fraternidad y excluidos cuando desde la Iglesia Católica se empezaba a animar un movimiento contra el neoliberalismo, la concentración de la tierra, las exclusiones a la hora de privatizar el trabajo, explicó Lugo.

El nivel de debate que tomó esta iniciativa llevó en 1997 a la creación de una red que trabajara el tema de las personas excluidas en Brasil.

En ese año, destacó Lugo, se suman grandes organizaciones y le dan una base social más amplia, con problemas relacionados con los centros de toma de decisiones y reproducción material espiritual de la vida, trabajo, justicia y la defensa de los oprimidos para dar paso, en 1999, a un llamamiento para celebrar el grito en todos los países del continente.

Según dijo, también en Cuba, desde 2003, varias organizaciones se han sumado a la jornada con diferentes actividades.

De acuerdo con Maria del Carmen Zabala, para entender qué ha significado el Grito de los Excluidos para Cuba y la región, deben entenderse sus diferentes contextos, y a su vez, en la Cuba de hoy, «nos lleva a la necesidad de voltear el catalejo y empezar a mirar cuáles serían los espacios de exclusión, discriminación, limitaciones en los niveles de participación» para cubanas y cubanos.

A su juicio, es preciso acercarse al enfoque de exclusión social –surgido en Europa en tiempos del Estado de bienestar, algo que nunca ha existido en América Latina -, que tiene varias dimensiones: participación, derechos sociales, oportunidades humanas (económicas, sociales), diferente al de pobreza, que solo alude a lo económico.

Según la investigadora, su experiencia en espacios comunitarios y en barrios populares revela que las personas no saben qué es exclusión. «Aunque la viven, la sienten y la pueden pensar, la elaboración que hacen de las vivencias, de lo que sienten y piensan, no coincide exactamente con los presupuestos de base de este enfoque», afirmó.

A su juicio, para que las personas que cotidianamente no tienen un nivel de participación y protagonismo porque están vivenciando procesos de empobrecimiento, pobreza o de vulnerabilidad puedan contribuir a la construcción de un proyecto propio de transformación necesitan apoyos, que pueden construirse desde proyectos de transformación local.

El ideal es encontrar la posibilidad de que cada cual encuentre en el nivel o espacio que resulta sensible y de interés para él, una manera de conexión, ya sea para unos a través de compartir una fe, un proyecto cultural; y para otros, un emprendimiento social solidario, un proyecto de vida, que «puede ser muy disímil pero en el que todo el mundo pueda contar y tenga la posibilidad de ser tenido en cuenta», agregó.

Para Luis Emilio Aybar, de 27 años, educador popular, estos temas no se discuten o se discuten muy poco, por lo que «este acto simbólico es importante porque aunque sea en este espacio reducido se está hablando sobre ello.

«¿Es que el Grito de los excluidos no nos dice nada? Siempre se habló de la exclusión como un problema político y de afuera, pero obviamente existe en Cuba, y (el tema) está en los espacios académicos, pero a nivel ciudadano, a nivel político y social se discute poco», dijo.

De acuerdo con el joven, «lo que hay que hacer es hablarlo para que la sociedad se pueda empoderar y buscarle solución».
Para la profesora María Luisa Iñiguez, más importante que saber quiénes son y dónde están «es que acciones emprender una vez que los tengamos identificados».

Por su parte, Lugo consideró que en este momento de Cuba lo fundamental no está en juntarnos y hablar, sino en acumular en la formación y organización de la gente formada por la revolución y el país para seguir transformando cosas y seguir profundizando en lo que tenemos que seguir logrando.

Según su criterio, «no debería descalificarse ningún esfuerzo, contribución o pasito por corto que sea, ningún sujeto porque todo el mundo tiene potencialidad para transformar las cosas, ningún discurso que al menos desde la vida cotidiana signifique autenticidad de lo que es Cuba hoy y de lo que ser mujer y hombre cubano hoy, porque eso tiene un peso muy grande para el destino de la nación». (2014)

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