No sé si por razones más que justificadas o porque el azar lo quiso, en noviembre tienen lugar dos aniversarios emblemáticos: la fundación de la sexta villa cubana, también llamada San Cristóbal de La Habana, y la creación de la Fototeca de Cuba, institución que promueve esa manifestación artística con exposiciones transitorias de creadores cubanos y foráneos, y atesora parte del patrimonio fotográfico de Cuba.

Ubicada en la céntrica y concurrida Plaza Vieja, la Fototeca reúne en sus archivos parte de la memoria iconográfica de la isla. Un tesoro de incalculable valor integrado por miles de fotos, negativos, ilustraciones, catálogos y documentos.

La obra de reconocidos artistas del lente como María Eugenia Haya y Rogelio López Marín, Mario García Joya, y Korda, entre otros, se encuentran entre sus colecciones más apreciadas.

Pero por si fuera poco, en sus salas de exhibición se han mostrado a lo largo de estos 30 años, imágenes de artistas internacionales como Annemarie Heinrich, Tina Modotti, Graciela Iturbide, Miguel Río Branco, así como la de destacados creadores de la fotografía cubana contemporánea.

Un espacio muy importante dentro del archivo, lo ocupan las imágenes que acompañaron el proceso revolucionario de los primeros años de la década del sesenta del pasado siglo XX, donde el fotoperiodismo tuvo un notable alcance nacional e internacional. Quiénes no recuerdan las instantáneas de Korda en el desfile popular por las víctimas del atentado a La Coubre, de donde tomó la emblemática foto del Che, convertida en icono para muchas personas del mundo y una de las más reproducidas en la historia de la fotografía universal.

Más de la Fototeca de Cuba En sus archivos se conservan más de 14.000 fotografías relacionadas con la vida cultural, política, social y económica de La Habana, que han servido de fuente de documentación imprescindible para la restauración de La Habana Vieja, emprendida por la Oficina del Historiador. Desde 1986, la Fototeca ha realizado más de 243 exposiciones relacionadas con la obra de fotógrafos cubanos e internacionales, incluyendo a autores tan destacados como Constantino Arias, Graciela Iturbide, Nacho López, Pedro Meyer, Carlos Jurado, Marcos López, Margaret Randall, Fran Antmann, Mel Rosenthal, Marc PoKempner, Paolo Gasparini, Hugo Cifuentes, Anne Marie Heinrich, Tina Modotti, Harry Johnston, Osvaldo Salas, William Hendrix, Sebastiao Salgado, Burt Glinn o Robert Mapplethorpe.

El Che, junto a Fidel, son los dos rostros más fotografiados por el lente de Korda, Raúl Corrales, Osvaldo Salas o Liborio Noval. Cada quien en su estilo, ha dejado plasmada la complejidad y el carisma de ambas personalidades.

La Fototeca de Cuba atesora la obra de los autores más importantes de la isla, y también acoge muestras transitorias de artistas consagrados y emergentes.

Otro de sus propósitos, justamente, es conectarse con la comunidad y los públicos que se interesan por el arte fotográfico. En tal sentido, promueve debates, coloquios, y la beca de creación; así como aprovecha la presencia de fotógrafos foráneos en Cuba para organizar intercambios y conversatorios.

Desde enero de este 2016, la Fototeca viene organizando un programa de celebraciones que se inició con la muestra personal Retrato o Selfie, de la joven artista Lissette Solórzano. También en mayo acogió al Salón de Fotografía Antigua, y más recientemente expuso la obra de Alex Castro, dedicada a homenajear al expresidente cubano, Fidel Castro, por sus 90 años de vida.

Esta institución combina la tradición y la modernidad para dar sentido no sólo a la historia y el legado fotográfico cubano, sino también para consolidarse como espacio donde visibilizar la obra de jóvenes artistas del lente de todos los estilos, tendencias y corrientes estéticas. Un desafío difícil de conseguir pero no imposible, sobre todo porque las nuevas promociones de creadores lo siguen reclamando.

Noviembre fotográfico

Cada año la Fototeca de Cuba, junto a otras instituciones culturales que integran el Consejo Nacional de las Artes Visuales, coordina el evento Noviembre Fotográfico, cuyo objetivo es diversificar y extender el horizonte visual del público cubano interesado en la fotografía y los numerosos escenarios por los que transita esa manifestación artística en Cuba y otros países.

En este 2016, el evento contempla tres muestras, todas en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, en La Habana Vieja. La primera La suspensión del deseo —inaugurada el pasado octubre—, estuvo conformada por una selección de fotografías y videos contemporáneos de artistas cubanos y residentes en Estados Unidos procedentes de países como Brasil, Salvador, Alemania y Australia, entre otros, y cuya temática es el cuerpo como modelador y transformador de espacios físicos e imaginarios, desde una perspectiva cultural y social.

La segunda propuesta, So Last Season, curada por Tania Parson, incluye fotografías realizadas por el artista David Stork entre 1990 y 1995. Las imágenes descubren de manera anecdótica un testimonio personal de esa época, con un marcado interés por convertir lo cotidiano en sublime.

Por otra parte, La insuficiencia en la escala y el iris, constituye una exposición colectiva de fotógrafos cubanos, toma como eje central la década de los 90 de la pasada centuria y pretende reunir a los artistas más reconocidos de aquel momento y las obras que recrean la vida cotidiana en la isla durante aquellos años.

Asimismo, en la sala María Eugenia Haya de la Fototeca de Cuba se exhibirá Los ojos de la percepción, de Alejandro Campins, al tiempo que en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asis estará abierta la muestra colectiva Acerca de la eternidad, el infinito y todo lo demás, con obras de Pedro de Oraá, Lesbia Vent Dumois, Diana Balboa, Ángel Ramírez,Eduardo Roca (Choco) y Nelson Domínguez, entre otros. Mientras en Factoría Habana continuará hasta el 15 de diciembre la exposición El silencio de Duchamp.