Retratos al natural

Tips fotográficos de Alejandro Menéndez Vega para lograr mejores imágenes en ambientes naturales.

Alejandro Menéndez Vega

Las imágenes constantemente sorprenden

Los que como yo prefieren la foto con matiz reporteril y en especial los retratos de la gente “al natural”, durante momentos interesantes sufren, lo que a modo de broma llamo el “espanto negro”, que no es más que el instante exacto en que la persona descubre que le apuntan con una cámara (la mía y casi todas las réflex son negras).

Es en ese instante donde el rostro cambia, se contrae, molesta, asusta, intriga, se ofenden, te gritan, y en raras ocasiones te miran fijo, sonríen y levantan los dedos con pose de victoria o cantantes famosos. En fin; perdemos justamente lo que queríamos tomar.

Hay varias posibles situaciones en las que logramos evitar esto. Primero, si tenemos tiempo y lo que nos gustó se repite con periodicidad: una mujer que juega con un niño, bañistas que saltan del muro del malecón… podemos intentar crear una situación empática. Que nos acepten y que entiendan nuestro interés en la imagen para pedirles que repitan la acción, la mirada, o que nos permitan venir cuando vaya a suceder.

Esto es bien difícil de lograr, pero siempre brinda más fruto de los que esperábamos porque aparecen cosas que no apreciamos antes y que nos interesan tanto o más que el instinto inicial. Hay fotógrafos que no están de acuerdo con este método porque consideran que no debemos inmiscuirnos y “manipular la realidad”.

El criterio es válido, pero considero que toda fotografía tiene su inevitable dosis de manipulación ya que prioriza un tema a otro, toma un instante y no el siguiente ni el anterior, compone con cosas que no eran del contexto para crear otro significado y cuando se ve la imagen, supuestamente manipulada, no hay quien defina lo real de “lo creado”, de hecho en ocasiones lo que se puso o falseó es lo que hace que la imagen se vea más real.

Segundo, si tenemos los lentes, podemos usar teleobjetivos y armarnos de paciencia para esperar lo que queremos. Así y todo, enfrentaremos la molestia de la distancia y la interrupción, llamaremos la atención desde lejos, tendremos poco control de la situación, pero será realmente “natural”.

Tercero, si podemos darnos el lujo de usar compactas de buena calidad como las G-11 y G-12 de Canon, podemos acercarnos todo lo que queramos y como espías hacer muchas imágenes sin que lo note nadie para luego en edición ver que obtuvimos. Para los amantes del riesgo y la mayor incertidumbre esta es una gran opción. Y quieren hacer fotos en guaguas y espacios pequeños es probablemente la única opción.

Las imágenes constantemente sorprenden (no siempre para bien) porque ni siquiera se tiene mucho control del ángulo y la composición. Cualquiera de las variantes que se use, lo importante es tratar de hacer la imagen evitando molestar a las personas, pero recordando que lo que queda es la foto y un gran retrato compensa todo improperio.

Un consejo puedo dar para los que a través del lente noten que los han descubierto mientras hacen la foto: manténganse tras la cámara y hagan cuantas fotos quieran, incluso si se les quedan observando, pero cuando terminen y bajen la cámara de ninguna manera miran a quien fotografiaron, solo claven la vista más atrás como si el interés de la foto estuviera en aquel otro lugar.

Las personas nunca están seguras de qué fotografiabas y por tanto se intrigan, pero no se molestan ni ofenden.

Un comentario

  1. Leopoldo Luis

    No he tenido oportunidad de ver tus fotografías (salvo esta que ilustra el trabajo) pero dices cosas muy interesantes, como por ejemplo que: «toda fotografía tiene su inevitable dosis de manipulación». Incluso en la fotografía callejera, a la que aludes, y que también me apasiona. El consejo con que cierras el texto es muy pertinente. Felicidades. Espero topar con tus fotos en alguna parte.

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