Cerámica y chocolate se fusionan en festival cubano
El primer Festival de la Cerámica, celebrado en La Habana, se dedicó al chocolate como producto identitario de Cuba.
La Habana, 24 ago.- Con el chocolate como inspiración, 14 proyectos socioculturales participaron en el primer Festival de la Cerámica “Tomando forma”, organizado por el Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea Cubana y la Casa del Chocolate, en esta capital.
Ambas instituciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana desarrollaron el evento los días 10 y 11 de agosto, como parte del programa Rutas y Andares 2024.
“Quisimos dedicarlo a esa fusión entre la cerámica y el chocolate, a partir de las tradiciones de ambos y la compenetración de sus procesos”, afirmó Surisday Reyes, directora del museo.
El procesamiento del cacao, que da origen a los diferentes tipos de chocolates, constituye en Cuba una tradición, pero también una actividad económica priorizada. La agroindustria de ese fruto mantiene uno de los mayores renglones exportables del país.
Durante la primera edición del festival, creadoras y creadores confeccionó contenedores únicos y enumerados. A partir de líneas estéticas diferentes, procuraron que las piezas de carácter utilitario tuvieran la huella de cada artista y les permitieran al público conservar un objeto único como recuerdo.
“El momento es un poco difícil, debido a las limitaciones que existen tanto con la materia prima como con el servicio de electricidad, porque muchos de los hornos son eléctricos”, señaló el diseñador y ceramista Luis Ramírez.
No obstante, resaltó: “El arte de la cerámica enamora y esto es un ejemplo de que, bajo condiciones adversas, muchos nos hemos unidos asumiendo los costos y los riesgos que implica esta producción en tan corto tiempo para mostrar lo mejor de sí”.
Arte y oficio
Para Ramírez, el festival fue “la oportunidad de crear sobre dos productos con una gran historia en Cuba. Generé diseños novedosos de cerámica para producir y consumir el chocolate, que no ocasionan suciedad al ambiente y sustituyen moldes de silicona que en la actualidad es necesario importar”.
Según el artista, “de alguna manera, la cerámica se convierte en un contenedor para moldes, formando parte del proceso del producto final”.
Resulta difícil encontrar ceramistas natos en el panorama artístico contemporáneo en Cuba. Se debe a que antes la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro no incluía la especialidad en su plan de estudios.
La mayoría trabaja la cerámica luego de incursionar en otras expresiones artísticas visuales como el grabado, la escultura y el diseño.
En ese sentido, el Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea Cubana acumula más de tres décadas de labor como expositor y divulgador de la manifestación en el país y el extranjero.
Al festival llegaron proyectos cubanos que conservan el arte de la cerámica, principalmente mediante el trabajo social comunitario. Uno de ellos es Barro sin berro, un emprendimiento familiar que surgió en la occidental provincia de Artemisa, con 20 años de experiencia en la cerámica utilitaria y decorativa.
También expuso la familia Correa, gestora de La Finca Coincidencia, ubicada en el centro de la provincia de Matanzas, donde Héctor Correa y su familia atienden tierras de cultivo y un taller de cerámica productiva.
Asimismo se unieron artistas que identifican a la cerámica como un arte mayor.
Arte, gastronomía e historia
El festival visibilizó las tradiciones y el arte cubano. La comedia musical “Amores entre barro y chocolate”, del grupo Faunos Teatro, dio inicio a un espacio para disfrutar de la simbiosis entre el objeto cerámico y el chocolate en sus respectivos procesos.
El público participó de una expoventa de vasijas, moldes para bombones y jarras. Quienes compraron este último recipiente pudieron tomar un chocolate (frío o caliente) gratis.
A la experiencia multisensorial se unieron La Perfumería Habana 1791, con una fragancia de chocolate en frasco hecho de cerámica esmaltada, y La Casa de México, con sus colecciones de mole y mezcal.
Según organizadores y participantes, el festival motivó la experimentación y generó un intercambio entre ceramistas, amantes de la chocolatería y la comunidad. (2024)
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