Cuba y Holanda estrechan su intercambio cultural
El concierto Cuba y Holanda a dos pianos, celebrado en La Habana, evidenció la importancia del intercambio cultural entre ambas naciones
La Habana, 24 abr.- Como “muestra de los sólidos lazos culturales que unen a Cuba y Holanda” y “una presentación extraordinaria” calificó Eric Strating, embajador del Reino de los Países Bajos, el concierto que ofrecieron los pianistas Marcos Madrigal y Bas van Lier, el pasado día 20, en el Oratorio San Felipe Neri, de esta capital.
Además de valorar la excelencia de los artistas y agradecer al público su asistencia, el representante diplomático de Holanda en La Habana resaltó que la presentación forma parte de las actividades previstas durante la celebración del Mes de Europa en Cuba. Hasta el 9 de mayo, la segunda edición de esta iniciativa se desarrolla en espacios culturales de varias provincias.
Durante el concierto, los pianistas ejecutaron un amplio repertorio distintivo del acervo musical cubano y holandés, además de incluir otras composiciones de autores diversos.
Según las notas del programa escritas por Gabriela Rojas, musicóloga y coordinadora del concierto Cuba y Holanda a dos pianos, la propuesta pretendió “desdibujar las barreras entre jazz y música clásica, uniendo los referentes de ambos intérpretes en una experiencia que transita desde la música de Johann Sebastian Bach (1685 -1750), hasta las melodías populares de Ernesto Lecuona (1895-1963) y George Gershwim” (1898-1937)
Convergencias culturales y crecimiento recíproco
Al comentar sobre cuánto la música hermana naciones en un lenguaje común, Madrigal apuntó que la idea de realizar un recital conjunto surgió en Ámsterdam, durante la presentación del primer volumen del álbum Hubert de Blanck, el holandés errante, cuando coincidió con van Lier.
“De aquel encuentro nació una total sintonía artístico-musical que nos hizo pensar en un proyecto que nos hiciera a ambos salir de nuestra zona de confort, ya que él es un jazzista y yo un pianista clásico. Así que decidimos experimentar un poco alrededor de la improvisación las influencias de lo que llamamos música académica y la popular jazzística”, dijo.
Asimismo, ambos se propusieron acercar sus “dos mundos alrededor de Hubert de Blanck (Utrecht, 1856–La Habana, 1932) y, a la vez, las culturas holandesa y cubana”.
En ese sentido, vale señalar que en la versión de “Nocturno”, de Blanck, y de las canciones “La Comparsa” y “La malagueña”, de Lecuona, interpretadas a dos pianos, evidenciaron el valor simbólico del concierto, a partir de la visión dual de los destacados instrumentistas alrededor de las obras de los compositores holandés y cubano, respectivamente.
Para Madrigal, también gestor en Cuba del festival Habana clásica, que pondera el intercambio cultural, quedan muchas barreras que abolir porque, de alguna manera, toda la retroalimentación, las influencias, el descubrimiento de cuánto hay en común en las sonoridades más diversas ha hecho cambiar la realidad de lo ya concebido.
A su juicio, “ese descubrimiento va más allá de las melodías, significa un reconocimiento cultural entre los países. Este proyecto que ofrecemos propicia el diálogo entre las dos culturas y, por tanto, el enriquecimiento de ambas”.
Ecos de una jornada
Luego de poco más de una hora de disfrutar de piezas musicales interpretadas con gran maestría, diversas personalidades del gremio musical cubano no solo gratificaron con sus aplausos a los pianistas, sino que también compartieron sus visiones sobre el valor de ese intercambio cultural.
En opinión del compositor Juan Piñera, “en materia de música son muchos más los puntos coincidentes de los que se pueda suponer”.
Por su parte, la flautista Niurka González, consideró el concierto como “muy inspirador por la amplitud genérica que ofreció la posibilidad de sacar al músico clásico de la rigidez que a veces impone la partitura y acercarle la música al público como un juego, el juego de tocar y de abrirse al mundo con posibilidades infinitas, esas que ofrece la amplitud cultural misma”.
José Loyola, compositor y director de La Charanga de Oro, alabó la idea de realizar un concierto así y el virtuosismo de los intérpretes. “Es excelente poder reconocer a través de la música los saberes de las distintas naciones que por un momento parecen fundidas en una sola”.
Para el pianista, pedagogo y compositor Ulises Hernández, director del Lyceum Mozartiano de La Habana, sede de la sala donde tuvo lugar el concierto, la excelencia de los protagonistas de Cuba y Holanda a dos pianos “afirma el máximo rigor que distingue a esta institución cultural cubana con 15 años de creada, donde se muestra lo más distintivo de la música académica”.
Visiblemente emocionado, van Lier agradeció la sensibilidad del público cubano y confesó la admiración que siente por el país caribeño con grandes aportes a la cultura de la humanidad, “especialmente a la música”, enfatizó. (2024)
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