Especialistas resaltan valores patrimoniales del son cubano
Luego de conmemorarse por primera vez el día nacional del género, se espera que la Unesco lo declare Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La Habana, 8 may.- Con el propósito de que sea aceptada la candidatura del son cubano como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, un grupo de especialistas prepara un exhaustivo expediente de acuerdo con las exigencias de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El proyecto responde al trabajo cohesionado de instituciones como el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y su departamento de Patrimonio Inmaterial, el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana (Cidmuc), adscrito al Instituto Cubano de la Música, el Museo Nacional de la Música, el Instituto de Investigación Cultural Juan Marinello y el Consejo Nacional de Casas de Cultura.
La selección de este género identitario de la cultura cubana para merecer el título conferido por la Unesco se basa en dos instancias fundamentales: la aceptación de las comunidades portadoras del son y el empuje institucional, liderado por Adalberto Álvarez, Premio Nacional de la Música.
Álvarez también es un notable exponente del género dentro y fuera de la isla, así como el principal gestor de la idea de declarar el 8 de mayo como Día del Son Cubano, fecha de natalicio de dos imprescindibles músicos y cultores de la tradición sonera: Miguel Matamoros (1894-1971) y Miguelito Cuní (1917-1984).
Lo más sublime para el alma divertir
Refiere Laura Vilar, directora del Centro Nacional de Investigación de la Música Cubana, que el son nació en la zona rural fundamentalmente de Guantánamo y Santiago de Cuba. El surgimiento del género data del siglo XIX y sus primeras expresiones musicales fueron el montuno y el nengón.
También comenta la investigadora que como experiencia músico-danzaria, declarada Patrimonio Nacional, el son ha recorrido un amplio proceso evolutivo, que marca características especificas en las diversas regiones del país.
Su práctica desde Oriente a Occidente abarca desde ambientes familiares hasta comunitarios y se representa en escenarios públicos por grupos portadores de esta tradición, aficionados y profesionales, incluso, protegidos institucionalmente. Se involucran en esta práctica cultural ejecutantes músicos, cantantes y bailarines, además de compositores, artesanos, entre otros individuos, según indica Vilar.
Del mismo modo destaca la experta cuán inclusiva deviene esta expresión popular, “que no excluye género ni edad, tanto en el baile como en la interpretación musical”.
Al respecto añade la especialista Yurién Heredia, también del Cidmuc, que si bien en algún momento era marcada la presencia masculina mayoritaria en el son, la mujer representó la musa inspiradora de algunas creaciones dentro de ese género.
“Hoy existen agrupaciones masculinas, femeninas y mixtas, incluso grupos infantiles, que defienden el son. De la misma manera, mujeres y hombres interpretan todos los instrumentos sin rivalidad alguna”, acota Heredia.
Género identitario de la cultura cubana
El son posee una impronta en otras expresiones de la cultura cubana, ya sea como motivo pictórico literario o audiovisual. En la práctica social ha encontrado su mayor presencia en la actualidad en las ruedas de casino, convertidas en el modo de expresión bailable más extendido en las comunidades fundamentalmente de Santiago de Cuba y La Habana.
Los expertos consideran esta práctica danzaria como la más popular en la isla. Aunque no es el modo originario de bailar el son, la rueda de casino sí es lo que más se baila, tal vez por su dinámica y porque en torno a su universo coreográfico se adecuan las capacidades de improvisación de las personas.
Asegura Laura Vilar que la comunidad crea a diario una visión auténtica del género, de ahí que ha marcado una manera de interpretar, también desde lo danzario, otras expresiones musicales nacidas de la raíz originaria, entre ellas, el son-chá, el bolero-son, la criolla-son y la guajira-son.
Al mismo tiempo el género trasciende como la base musical de expresiones cubanas y foráneas de amplio reconocimiento, como la timba y la salsa, reconocidas en el orbe como resultado del son primigenio.
Sostienen los expertos que, aun evolucionando de manera natural dentro y fuera de la isla, el son cubano mantiene su esencia músico-danzaria, de ahí su valor patrimonial que la Unesco pudiera legitimar. (2021)
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