GatoRosafilms produce cine independiente en Cuba

En un contexto de escasez, este estudio audiovisual coordinado por una mujer busca fuentes de financiamiento para el cine independiente en Cuba.

En febrero de 2024, GatoRosafilms organizó una residencia de creación para mujeres realizadoras de Cuba, Centroamérica y el Caribe. Las participantes recibieron talleres sobre guion, dirección y producción en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en la occidental provincia de Artemisa.

Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

Este producto periodístico forma parte de la cobertura especial Nuevos actores económicos y desarrollo local en Cuba (2023-2025).
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La Habana, 22 mar.- “En GatoRosafilms buscamos producir cine independiente de autor, óperas primas y segundas películas, pero también gestamos nuestros proyectos, escribimos guiones e intervenimos en la parte creativa”, explicó Rosa María Rodríguez sobre el estudio de realización audiovisual que coordina.

Ante la dificultad que representaba lidiar con otros productores audiovisuales independientes para filmar sus películas deseadas, el equipo de profesionales integrado por Rodríguez, Lisa María Velázquez y Armando Capó decidió crear su propio emprendimiento.

¿Quién es Rosa María Rodríguez?

Nació en Holguín, en 1988. Se graduó de las especialidades de Dirección de Cine de Producción y recibió reconocimientos por las obras Una cena y doce chicas (2015), La costurera (2017), I love Papuchi (2018), Nara (2020), La trenza (que integra la película coral Cuentos de un día más, de 2021, dirigida por Fernando Pérez); Órgano, al ritmo del son molío (2018), su única dirección de un documental.

Actualmente prepara su ópera prima como directora de cine independiente: La levedad de ella.

Aunque trabaja y reside fuera de la isla, Rosa María Rodríguez asegura: “Nunca abandonaré mi proyecto de vida: GatoRosafilms. Porque la gran mayoría de las historias que quiero contar están en Cuba”. (Foto: Jorge Luis Baños/IPS Cuba)

Tras la publicación, en 2019, del Decreto-Ley 373 “del Creador Audiovisual y Cinematográfico independiente”, cineastas, técnicos y realizadores del séptimo arte en Cuba pudieron alcanzar un estatus legal y obtener licencias de rodaje, poseer cuentas bancarias, aplicar a fondos de financiamientos del exterior, entre otros derechos y responsabilidades.

Ese mismo año, junto a otros estudios, GatoRosafilms se registró como Colectivo de Creación Audiovisual. Se empezaba a hilvanar en Cuba un ecosistema privado en torno a esa industria creativa.

“En el proceso de inscripción, cuando rellenamos la planilla de nuestros objetivos, pusimos: gestionar películas, generar proyectos, asesorías de producción y, sobre todo, financiar y mover recursos”, dijo Rodríguez.

De acuerdo con los últimos datos oficiales, hasta septiembre de 2021 se registraron 2243 creadoras y creadores (751 mujeres y 1492 hombres) en diversos territorios de la nación caribeña. Entre las personas registradas, 704 eran menores de 35 años. La Habana figuraba como la provincia con mayor representación.

 
El camino para el cine independiente

Al cabo de cinco años, GatoRosafilms suma más de 500 contrataciones para sus proyectos. En muchos casos se repiten las personas.

Por ejemplo, mencionó Rodríguez, cada corto requiere como mínimo 30 participantes en el rodaje y 10 en el montaje. Además, se involucran choferes, personas alquilan equipamientos, luces, cámaras, entre otros aditamentos.

Ocho audiovisuales, entre cortos y largometrajes, conforman el catálogo de GatoRosafilms, que ahora mismo tiene tres obras más en desarrollo.

A juicio de Rodríguez, conseguir financiamiento y mercado para tales productos siempre resulta “un proceso tortuoso”. A partir de acceder a fondos y de forjar alianzas con entidades extranjeras es posible convertir un guion en fotogramas.

También resaltó: “El apoyo de otros países garantiza también la exhibición (en salas foráneas), que es uno de los grandes problemas en Cuba. Tenemos muy buenas películas de cine independiente, pero como no tenemos distribución (dentro de la isla), mueren”.

De El regresado, un largometraje aún sin estrenar bajo la dirección de Capó, reveló que los efectos especiales se harán en México y, el sonido, en Colombia. “A eso hemos apostado y creo que es el camino para el cine independiente”, sentenció la realizadora.

Para la actriz, directora y productora de formación, “el gran reto es cómo, con los poquitos recursos y las pocas películas que logramos realizar, hacer que sea rentable GatoRosafilms y que podamos vivir de ello”.

El servicio de producción de campo para gestionar los rodajes de grupos audiovisuales extranjeros en Cuba suelen atraer más ingresos que cualquier otro proyecto, reconoce Rodríguez. (Foto: Tomada de la página de GatoRosafilms en Facebook)

 

Unas veces funciona y otras, no

“Los proyectos que escogemos llevan sumo cuidado”, dijo. Primero reciben los guiones y entre los tres miembros de la productora deciden si les interesa, para después armar un plan financiero y postularlo a los fondos o becas de creación en los que encajaría mejor.

“Así armamos el muñeco. A veces funciona. A veces, no”, indicó. La mayoría de las ocasiones se necesitan múltiples financistas y logran completar el presupuesto con el apoyo del Fondo de Fomento para el Cine Cubano en Desarrollo y Producción, o sumando a otros estudios de coproductores, explicó.

En El regresado, por ejemplo, entró de coproductor el estudio Wajiros Films porque se usaron sus cámaras, y también se les pagó a trabajadores con acciones sobre las ventas del documental.

“Presentarse a festivales de cine, por su parte, garantiza una buena venta. Es publicidad y el beneficio de poder seguir produciendo otras cosas. Con una película que posiciones en un festival de clase A, las miradas cambian”, afirmó Rodríguez.

Asimismo, agregó, los honorarios por taquilla son ínfimos. Sin embargo, cuando se logra financiar un proyecto, una parte de los gastos se destina a pagar el trabajo de la producción ejecutiva y de los realizadores y técnicos vinculados.

“Con las películas latinoamericanas de autor, no ganas plata cuando la vendes. Ganas plata haciendo las películas”, resaltó.

Para producir el largometraje El regresado, GatoRosafilms tuvo como coproductor al estudio Wajiros Films. Este tipo de alianzas brinda un impulso al cine independiente en Cuba. (Foto: Tomada de la página de GatoRosafilms en Facebook)

 

Lograr la rentabilidad del proyecto

Para mantener la rentabilidad de GatoRosafilms no basta con solo producir. Sin cámaras de alta gama u otros dispositivos para rentar, a sus integrantes no les queda otra opción que vender sus servicios profesionales. Incluso si tuvieran dichas tecnologías, deberían invertir constantemente en modernizarlas.

“Tenemos claro hacer otras cosas que nos dan de comer. Por ejemplo, he dado clases y talleres en escuelas internacionales, lo mismo de preparación de carpeta, dirección de actores, guion… porque sé un poquito de esas cosas por mi formación”, dijo Rodríguez.

En febrero de 2024, GatoRosafilms organizó en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV), una residencia de creación para mujeres realizadoras de Cuba, Centroamérica y el Caribe.

“Gestamos La Burbuja Lab, donde las participantes pudieran desarrollar su primer o segundo largometraje y tuvieran asesoría de guion, dirección y producción”, afirmó.

El proyecto se creó con el financiamiento del Fondo de Solidaridad para Proyectos Innovadores, a través de la Embajada de Francia en La Habana y con la colaboración de diversas instituciones aliadas.

“No hay que pedirle nada al gobierno. Ese es el futuro para que pueda sobrevivir el cine independiente y no es nada nuevo para nosotros”, señaló. (2024)

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