Iniciativa acerca a estudiantes de arte a comunidades montañosas de Cuba

Estudiantes de arte de Villa Clara y La Habana participaron en la Academia en la montaña, en el centro del país

La Academia de la montaña se inició con la especialidad de pintura y ahora se extiende a otras manifestaciones artísticas. Este año incluyó una muestra expositiva con la participación de habitantes de las comunidades del Escambray.

Foto: Tomada de Facebook

La Habana, 2 mar.- Hasta las lomas del Escambray llegaron estudiantes de arte y docentes de Villa Clara y La Habana para intercambiar con habitantes de comunidades montañosas en el centro de Cuba, durante las jornadas de la Academia en la montaña, del 25 de febrero hasta hoy.

Sobre la 12 edición del evento de las artes visuales, auspiciado por la Escuela Provincial de Arte Benny Moré, de Cienfuegos, explicó uno de sus iniciadores, el profesor José Ernesto Saborido: “Nos propusimos unificar tres academias y nos volcamos hacia la comunidad”.

Reunidos en el campamento de exploradores Arnaldo Milián, en la comunidad de Cuatro Vientos, en el Escambray, participantes en la nueva edición de la Academia en la montaña prepararon diversas actividades.

“Todas dirigidas a los públicos de diferentes asentamientos, porque abarcamos poblados como Mayarí, el plantel Mayarí, Plan Semilla, La Sierrita, Sopapo y Naranjón, hasta donde el transporte nos lo permitiera”, explicó.

Asimismo, el profesor de la Escuela de Arte de Cienfuegos apuntó: “El proyecto Academia de la montaña se propuso promover esta vez entre los estudiantes un género, la pintura de paisaje al caballete”.

Según dijo, la propuesta extracurricular se deriva de un taller opcional de paisaje “que ha mutado. Ya llevamos el grabando a la montaña, así como otras manifestaciones, la danza, el teatro, pues también dentro de esta escuela están los instructores de danza y teatro y empezamos la música”.

Todo surgió así

Saborido comenzó esta iniciativa hace más de una década, junto a su colega Yeider Ramos. Ambos estaban motivados por encuentros a los que asistieron en su época de estudiantes.

Entonces se realizaba el Encuentro Internacional de Paisaje, en la central provincia de Villa Clara. En el espacio de intercambio creado por el artista de la plástica Ramón Fuentes se promocionaba el paisaje como género y la conciencia medioambiental a través de la pintura.

Además, Saborido y Ramos eran asiduos al encuentro Confluencias, que sesionaba en Las Tunas.

“Empezamos a insertarnos en estas actividades y ver la importancia del paisaje, porque en la academia se da mucha figura humana, sin embargo, no el paisaje, que es el entorno de la figura humana, donde vivimos, donde nacemos, donde practicamos y nos parece tan interesante conocer a Cuba desde adentro”, dijo el profesor, quien rechaza la tendencia de considerar al paisaje un arte menor.

“Nos sentíamos cautivados con estas personas que conocían del paisaje, sus elementos intrínsecos, las verdaderas técnicas, los secretos del paisaje. Nos enamoramos y creímos que era importante transmitir este fenómeno a nuestros alumnos”, reveló.

Motivaciones para estudiantes

En primer año, especificó, los estudiantes de la Academia de la montaña no tienen que pintar con óleo o acrílico.

“Los liberamos a ver qué pasa, pues la academia se va a las montañas apenas a cinco meses de empezado el curso y el paisaje irradia al resto de las manifestaciones de las artes visuales: la instalación, la escultura y el grabado… donde también se tratan de luces, sombras, líneas, colores y perspectivas, sin la atadura de una evaluación”.

Para Saborido, “es muy importante la pintura natural, no es lo mismo el taller frío, con una imagen, con una fotografía o con los mismos paisajes de la ciudad, a cambiar y poder conocer también nuestra naturaleza, nuestros paisajes”.

Durante la semana que funciona la Academia de la montaña, recorren las comunidades y algunos ven por primera vez un tocororo, el ave nacional cubana, o una carreta de bueyes, bohíos…, dijo.

De igual modo, destacó la oportunidad de conocer “diferentes tipos de paisajes, el río, la montaña, el llano, la persona que viene todavía con su arria de mulos y las podemos percibir, pero también las podemos pintar”.

A juicio del profesor, el clima es diferente, al igual que las luces y los tonos, que se proyectan de forma distinta a la montaña.

“Aprendemos de las personas y ellos aprenden de nosotros, tienen la oportunidad de ver una exposición de arte, cómo se realiza el grabado, participan en los concursos con nosotros, les regalamos las obras. En las casas de campesinos y en otros lugares tienen los murales de los profesores y los alumnos”.

Por otra parte, llevan donaciones a las comunidades. “Lo poco que tenemos, lo compartimos y el año pasado llegamos a 60 familias y esta vez fue igual”, comentó.

Iniciativa que crece

Este año, señaló Saborido, se sumó la Asociación Hermanos Saiz (AHS), que agrupa a la joven vanguardia artística e intelectual de Cuba.

Para Danaysi Brito, presidenta de la AHS en Cienfuegos, “apoyar a la escuela de arte en este proyecto es fundamental porque converge con lo que hace la organización: llevar a las comunidades de difícil acceso el arte y la cultura”.

De igual modo resaltó que estudiantes pertenecientes a la Academia de la montaña pueden integrar en el futuro la AHS, formada por jóvenes menores de 35 años.

“Otro aspecto importante es poderles llevar a esas personas que están en las lomas, que nos esperan cada año, en zonas muy vulnerables, actividades con las que se sienten identificados, algo que también hace la AHS cada agosto, con su cruzada”, señaló Brito. (2024)

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