Libro acerca a la vida de cineasta cubana
Sara Gómez, un cine diferente resalta una obra audiovisual reflejo de personas comunes y diversas, entre otros temas.
La Habana, 7 sep.- ¿Quién fue? ¿Cuáles fueron sus influencias y aportes al cine cubano? ¿Cuánto de su obra está vigente hoy? son interrogantes que pueden encontrarse en el libro Sara Gómez, un cine diferente, dedicado a la primera mujer en Cuba que dirigió un largometraje de ficción, De cierta manera (1974).
De la profesora e investigadora Olga García, fue publicado en 2017 por Ediciones Icaic, del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos y presentado en agosto pasado, en el espacio Sábado del Libro, por la poetisa Nancy Morejón, como homenaje a la notable realizadora y guionista (1943-1974).
En sus tres capítulos: Los primeros pasos, La obra documental de Sara Gómez y De cierta manera, García se adentra en la historia de la artista desde su infancia y recorre sus “tanteos iniciales en la cultura habanera”, se acerca a su poesía y su periodismo, a los amigos que hizo y los audiovisuales que realizó.
El contexto de los primeros años del proceso posterior a 1959, las polémicas culturales del momento, el forcejeo entre el realismo socialista, el neorrealismo italiano y el free cinema ponen al lector en una mejor posición para entender la singularidad de Gómez.
La escritora indaga, consulta, lee y conversa buscando detalles del recorrido vital de la cineasta hasta su fallecimiento, con solo 32 años, por un paro cardiaco provocado por uno de sus frecuentes ataques de asma.
En los anexos, para un mayor conocimiento de la vida y obra de Gómez, se incluye un registro de su filmografía entre 1962 y 1874, una entrevista que le hizo la escritora Marguerite Duras, así como otra de García a Reynaldo González sobre la realizadora.
Las fotos, pocas, descubren a Gómez en el rodaje de la película De cierta manera y también en momentos de la filmación de Cumbite, del también realizador cubano Tomás Gutiérrez Alea (1923-1996) así como de algunos de los protagonistas de sus documentales.
Algunos pasajes
García hurga en el contexto para ubicar a Gómez en su tiempo y espacio: “sin negar la doble discriminación, como mujer y afrodescendiente, obviamente Sara había sabido hacerse respetar en un medio profesional bastante difícil desde todos los puntos de vista”.
Ello habla de su valentía, su persistencia y una sutil forma de formarse y aprender cuando asistía a directores masculinos, lo que luego le serviría para volar con alas propias.
En otro momento, destaca que “la indagación sería su terreno, el documentalismo su instrumento en una visión escrutadora de los programado y lo realizado”.
García considera que la creadora “trabajó, con una sistematicidad y un talento que nadie ha igualado en el cine cubano una antropología visual”. Y asegura: “el documental etnográfico aparece en el cine cubano solo con Sara Gómez, y de hecho desaparece después de ella”, con gran carga artística que “peculiariza su tratamiento del género”.
Sara actual
En su cinematografía, Gómez no buscó posturas cómodas y así llegó hasta su última obra: De cierta manera.
Según García, a Gómez “le interesaba, una vez más, mostrar que ciertos males sociales como la pobreza, la mentalidad subalterna, la discriminación racial, las creencias religiosas de cualquier tipo, los problemas del esquematismo educativo, la violencia social y familiar, las relaciones desiguales entre los sexos, entre otros aspectos, no se borraban por decretos o congresos”.
En el prólogo, el escritor Reynaldo González destaca el tratamiento al tema de las personas marginalizadas y la racialidad en la obra de Gómez.
El tema “predomina en la obra sin restarle significación ni cargar las tintas; es razón que no desaparece y por oleadas se reimpone: sus negros lo fueron sin atenuantes, pero no destacan exclusivamente por negros, porque el serlo conservaban dones de trabajadores y profesionales, ciudadanos afrontados a sentimientos y acciones racistas persistentes en la sociedad, ayer y todavía”.
Desde la crítica
A juicio de González, la información que este libro pone en mano de los lectores parte de un afán de justicia.
“Gracias a su búsqueda, estamos frente a una personalidad descollante, que no siempre tuvo el reconocimiento merecido, pero se apoyó en su persistencia y valor para burlar torpezas que parecían invencibles”, consideró.
A la vez, sostiene que a partir de la lectura de este volumen “aprendemos que el poder inmediato no es tan fuerte como para ahogar la razón del arte y su persuasiva inteligencia”, por lo que “Sara Gómez sobrevive en el calor de su documentalismo, donde marcó diferencias y defendió el terreno en que labraba, propio por naturaleza y coherencia”. (2023)
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