Obra de teatro cuestiona violencias de género en Cuba

La puesta en escena de la obra Padre Nuestro se enfoca en temas como el abuso sexual infantil y los femicidios.

En escena, la actriz Amelia Fernández.

Foto: Cortesía de Yaas Valdés y de La Franja Teatral

La Habana, 25 abr.- Padre Nuestro, pieza de teatro documental de la dramaturga y directora cubana Agnieska Hernández, visibiliza el abandono de niños y niñas, el abuso sexual infantil, los femicidios y  las masculinidades, entre otros temas.

La puesta en escena de Padre Nuestro (Entrenamiento de ADN) por el colectivo La Franja Teatral abarcó los meses de febrero y marzo. Dada su exitosa acogida por el público, desde el pasado fin de semana se encuentra en la cartelera del Centro Cultural Bertolt Brecht, en una segunda temporada de presentaciones en la capital cubana.

Se trata de una versión teatral para protagonista femenina a partir de la novela neerlandesa Karakter, de Ferdinand Bonderwijk.

Para Hernández, Karakter constituye “una narrativa brillante” sobre el arquetipo familia, el complejo del padre ausente, los modelos arcaicos para establecer la personalidad del hijo varón, desde el poder y el dominio en la relación, desde la distancia, lo absoluto y la incomunicación como símbolos de fortaleza y poder.

La compleja situación de las familias cubanas, especialmente para las madres, durante los últimos tres años, es una de las principales motivaciones de la dramaturga para traer esta versión a las tablas.

Allí donde la familia transpandémica ha intentado sostenerse y sostener, me pareció generoso compartir desde el teatro la hipótesis de esta novela: cómo sobrevive o qué sucede, ahora mismo, con el nivel de oportunidad para una niña o niño que no esté bien establecido, o protegido, o amado, o con posibilidades de sustento dentro de una familia funcional, afirmó.

Cartel de la obra.

Además, comenta la directora, busca mostrar “cómo se convierte en mujer una niña no protegida por una familia, presente, viva, pero desde la ausencia y la irresponsabilidad”.

La obra cuenta con las actuaciones (en personajes y biografías) de Amelia Fernández, Pedro Rojas, Lulú Piñera, Alejandra De Jesús Rodríguez, Daniela Sánchez, Lissette De León y Laura Mesa. También acompaña la puesta músical interpretada en vivo por Leyssy O’Farrill Nicholas, Roberto Reicinio y Daniela Valdés.

Certezas

Padre Nuestro es una pieza de teatro documental, que apuesta por la multimedialidad y exquisitez estética para abordar temas relacionados con las violencias de género.

Para la teatróloga Dania del Pino, entre los elementos a destacar de esta propuesta escénica se encuentra la clara intención de trabajar desde y con las biografías de las personas que integran el espectáculo. Además, apunta como otro elemento importante el trabajo a partir de la primera persona.

“La directora aborda mucho la escena desde la construcción de monólogos y el texto también lo construye desde ahí. Esa construcción te permite una cercanía como espectador, que hace mucho más vivencial, mucho más visceral, mucho más desgarrante el acontecimiento teatral en sí”.

Según Hernández, desde las lecturas y los sentidos que aportan los públicos se reciben las “principales certezas” en torno a la obra. “En el público están las combinaciones de los hombres y mujeres que documenta la pieza”, explica.

Y agrega: “El público más joven nos ha sorprendido con una nueva masculinidad que todos los días se plantea cómo escapar de la piel cultural de otros hombres. En el público están los hombres que sienten vergüenza y fragilidad frente a los mapas de la violencia de género, incrementados a nivel internacional, con cifras alarmantes en Latinoamérica”.

De igual modo, resalta el valor de que tantas mujeres se vean en la obra: “Padre Nuestro recoge también la mirada de muchas mujeres que saben que el lugar más peligroso para ellas es su propia casa. Y en el público están mujeres inmensas, admiradas, emprendedoras, lindas, poderosas, femeninas, capaces de desplegar sororidad”.

Apuestas de La Franja Teatral

El colectivo La Franja Teatral, que dirige Hernández, aborda en sus propuestas artísticas temas de la realidad cubana como el racismo, la discriminación, la comunicación y las tecnologías de la información, la libertad de expresión, la violencia de género, entre otros.

A juicio de su directora, este colectivo es una plataforma transdisciplinaria donde, desde perspectivas múltiples, se genera una poética emergente, integral, participativa.

“Invitamos a compartir espacio creativo a artistas de diversas manifestaciones. Juntos, establecemos un arte total para dialogar con nuestro tiempo. El desafío real es levantarte un día cualquiera de 2020, o 2021, o 2022, o 2023 y preguntarte si desde tu experiencia de vida puedes aportar una dinámica poética para establecer una comunicación con el presente de nuestras sociedades”, apunta Hernández.

Por otra parte, Del Pino valora que las propuestas de este colectivo aportan de manera significativa a la escena cubana actual.

“El hecho de que nos hablen con belleza, con inteligencia, de que su palabra nos conduzca a un estado de verdad, a un estado casi catártico, en el cual casi todos como que empezamos a espiar las cosas que vivimos y los procesos que estamos atravesando como país, es un aporte muy valioso”, afirma.

Padre Nuestro recibe el apoyo de la Embajada del Reino de los Países Bajos en Cuba, el Centro de Teatro de La Habana, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, la Galería Raúl Oliva y el Centro Cultural Bertolt Brecht. (2023)

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