La Habana, 20 ago.- El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) abrió nuevamente sus puertas a la infancia y la adolescencia para aprender de pintura y pintores, esta vez en un taller dedicado al español Joaquín Sorolla Bastida, en el centenario de su desaparición física.

En el contexto del aniversario 110 del museo, la segunda edición del encuentro reunió a 120 niñas,

niños y adolescentes que pudieron acercarse a la vida y obra de uno de los artistas más sobresalientes del país ibérico.

Mediante esta iniciativa, diferentes grupos se aproximaron a la obra de Sorolla (1863-1923), a partir de formatos audiovisuales y la apreciación de los lienzos que atesora el museo en su colección de pintura española.

Los talleres de creación infanto-juvenil del MNBA tienen entre sus objetivos sensibilizar sobre la cultura general y el universo de las artes plásticas. De modo particular, dan a conocer el mundo que les rodea mediante la colección y estimulan a expresarse desde la individualidad.

A su vez, se proponen cambiar la visión del mundo, interpretar y comunicar a través de la creación, proporcionar herramientas para dialogar con el entorno, observarlo, apreciarlo y cambiarlo y, en el proceso, aprender diferentes técnicas artísticas.

La reciente edición fue “un merecido homenaje desde diferentes técnicas plásticas que ponen en valor los temas abordados en sus composiciones junto al tratamiento del color y la luz, elementos de relevante interés en las obras de Sorolla”, destacó el boletín final de la experiencia.

La colección de Sorolla que resguarda el MNBA, indica el texto, “posee material suficiente para quienes por primera vez se acercan a disfrutar y conocer en detalle sus obras.

Entre las obras del español atesoradas en el museo se encuentran Niño comiendo sandía, María en el puerto de Jávea, Verano, Entre naranjos, Regatas, Idilio, Clotilde paseando en los jardines de La Granja, Bueyes arreando barcas, Elena entre rosas y Haciéndose a la mar.

Seguidores de Sorolla

Como lo hizo Sorolla hace más de un siglo, niñas, niños y adolescentes se inspiraron en el mar y emplearon técnicas como collage, origami, dibujo con crayolas de colores y marcadores y pintura, en trabajos colectivos e individuales que recrearon el universo simbólico del pintor español, en el tema de la naturaleza y su estrecha relación con las personas, las escenas costeras y el costumbrismo marinero.

Más allá del papel y el lienzo, la obra del impresionista, postimpresionista y luminista, se llevó a la vida en un performance, donde talleristas de siete años junto al profesor Omar Díaz recrearon una escena playera en la sala donde se exhibe la obra de Sorolla.

En esta ocasión, las familias tuvieron la oportunidad de asistir a una conferencia sobre el pintor valenciano que ofreció el curador e investigador de la colección española del museo, Manuel Crespo.

En las palabras de clausura del taller, Jorge Fernández, director del MNBA, rememoró el fallecimiento de Sorolla, en Cerdecilla, España, y consideró que “hay pequeños artistas aquí, que están despuntando, habrá que construir un museo de no sé cuántas plantas a mediados del siglo veintiuno. No va a alcanzar para todos los artistas en potencia que tiene este país”.

Según Fernández, “los niños han recreado su imaginación, que siempre es mucho más profunda que la de nosotros, y nos han devuelto una imagen con la pasión del arte, que eso también es importante: el arte lleva mucha pasión y ya ustedes están devolviendo esa pasión”.

Además de reconocer a participantes, profesores y familias, resaltó: “Lo más importante es que el museo sea un espacio vivo”.

“Hubo creatividad por todas partes, así que Sorolla nos está mirando desde lejos, pero su pensamiento está presente y sus obras están más presentes que nunca”, enfatizó.

Historia de talleres

Se anunció que la próxima edición del taller será en octubre venidero, con lo que se dará continuidad a una experiencia iniciada desde las décadas de 1960 y 1970 del pasado siglo.

Los talleres de creación, programados por el área de educación del MNBA, tienen sus antecedentes en los denominados cursillos que se desarrollaron desde el segundo lustro de los años 60 y a lo largo del decenio siguiente.

A partir de 1989, comenzaron a llamarse talleres de creación infantil. Desde 2009, se incrementaron los grupos etarios y su nombre pasó a ser talleres de creación infanto-juvenil. (2023)