Finca Vista Hermosa potencia la economía circular en La Habana
Por su modelo de economía circular, este proyecto de desarrollo local es una referencia para granjas y parcelas de la capital cubana.
Este producto periodístico forma parte de la cobertura especial Nuevos actores económicos y desarrollo local en Cuba (2023-2025). #DesarrolloLocalParaCrecer |
La Habana, 22 sep.- La Finca Vista Hermosa sobresale entre otros proyectos de desarrollo local (PDL) en la capital cubana por su modelo de economía circular, que emplea técnicas agroecológicas de cultivo, fomenta el turismo y dispone de un centro de elaboración de productos derivados de la leche.
En esta granja pecuaria dedicada a la producción de leche y carne, todo fluye en un ciclo cerrado donde nada se desperdicia. Los residuos de un proceso complementan al otro y, como indican las técnicas de cultivo agroecológico, se evita al máximo el uso de cualquier tipo de fertilizante químico.
Ubicada en Bacuranao, en el municipio habanero de Guanabacoa, la Finca Vista Hermosa tiene asociadas otras granjas al proyecto que en total abarca más de 100 hectáreas de tierras en usufructo, donde se cultivan sobre todo la caña de azúcar, la morera y el king grass, que se usan como forraje para ganado.
Actualmente, funciona como un proyecto de desarrollo local (PDL) cuyo principal rubro es el conocimiento: su sistema de economía circular y sostenible. Su incursión en la ganadería de búfalos resulta una referencia metodológica para otras fincas de su municipio.
De hecho, recién fue aprobado un financiamiento –a través de un fondo proveniente de la Unión Europea que impulsa el proyecto Municipios Sostenibles– para implementar su modelo de gestión en otras 15 granjas locales. Vista Hermosa podrá brindar capacitación y asesoría técnica.
Impacto en la comunidad
El PDL genera un impacto social y económico en el territorio. Aparte de los impuestos que aporta, emplea a 46 personas de la localidad, entre ellas, 15 mujeres. Tiene una política de contratar fuerza laboral femenina con flexibilidad de horario, usualmente desde la mañana hasta el mediodía, para contribuir con la conciliación entre el trabajo y el hogar.
La finca es un lugar confortable a la vista y un área de esparcimiento. Y como allí también funciona un ranchón-restaurante, existe una afluencia constante de turistas que, a su vez, contribuye a que en otras zonas de Bacuranao se creen nuevas cafeterías y puestos de venta.
El estatus legal del ranchón es el de una mipyme (micro, pequeña y mediana empresa), que en la práctica está asociada al PDL, así como una microindustria que produce queso, yogurt y otros derivados de la leche.
Parte de la labor comunitaria del proyecto reside en el suministro de leches de cabra y búfala destinadas a niñas y niños intolerantes a la lactosa, y donan el lactosuero a los hogares de personas ancianas, el cual representa un excelente suplemento nutricional.
“El proyecto ha querido demostrar que aquellos modelos que en Europa siempre funcionaron, aquí también lo hacen”, dijo Damarys Relova, directora del Centro de Elaboración, que es la microindustria de queso y yogurt.
Según la doctora en ciencias veterinarias, devenida emprendedora, “hay que adaptarse a lo que tienes y superar las adversidades ¿Cómo? Pensando con creatividad, sin tener que inventar demasiado, ni irte de lo que esquemáticamente está reglamentado”.
Teoría y práctica
Relova participa en el proyecto de Vista Hermosa desde que brotó la alianza entre su familia y la de apellido Ponce, oriundas de Guanabacoa.
Su hermano Raúl necesitaba productos frescos para su restaurante particular. Junto a Misael Ponce, un amigo de la infancia, invirtieron en una casa de tapado con cultivos protegidos –principalmente para obtener especias– dentro de la finca.
Luego, hace casi 12 años, un amigo les enseñó a hacer el queso artesanal de Cerdeña, Italia. Más tarde, aprendieron a elaborar un tipo de queso duro con leche de cabra; y el semiduro y el mozzarella a base de leche de vaca. Primero, los hacían en el restaurante. Cuando la producción fue estable, trasladaron la manufactura a la finca.
La microindustria surgió al compás del desarrollo turístico del lugar. La clientela del restaurante, que promovía el movimiento mundial de Slow Food y la estrategia De la Granja a la Mesa, empezó a participar en recorridos hacia Vista Hermosa. Eso impulsó la economía del emprendimiento.
Poco a poco se modificó la finca. Donde antes solo había una nave de cobijo para animales, se armó un espacio atractivo al turismo. La producción pecuaria se alejó más de los espacios creados para visitantes y de los quesos, que podían absorber el olor de los residuos.
Relova aportó su experiencia de 22 años como viróloga en el estatal Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (Censa); su padre, los conocimientos sobre ciencias agrícolas; y la familia Ponce, las decenas de años dedicados a la agricultura.
“Lo que ha funcionado en esta unión es la simbiosis entre las prácticas agrícolas tradicionales y la ciencia”, aseguró la emprendedora sobre el elemento clave de este proyecto de economía circular.
De investigadora a emprendedora
Aunque siempre estuvo vinculada al proyecto, Relova solo iba los sábados. Mantenía su trabajo en el Censa, hasta que decidió dedicarse al negocio familiar a tiempo completo.
Por esas fechas, a raíz de una visita del presidente cubano, Miguel-Díaz Canel, al llamado Mercado de la Tierra en Vista Hermosa, donde se organizan actividades de varias granjas y emprendimientos de la zona venden sus productos, se concretó una alianza con la estatal Empresa Agropecuaria Bacuranao.
Aquello derivó en la entrega de más tierras en usufructo y el inicio del experimento de ganadería bufalina.
Por supuesto, aumentaron los volúmenes de leche y también de queso. “Pero cuando tienes que venir todos los días y procesar mucha leche, hace falta una asistencia técnica continua”, indicó la emprendedora con cierta congoja.
Desde el 31 de diciembre de 2018, cuando dejó su trabajo en el Censa, detuvo su actividad de investigación “porque tenía que aprender a hacer quesos”, algo que logró gracias a una práctica intensiva. Además, asumió la dirección de la microindustria desde el punto de vista técnico y económico.
Microindustria de quesos
Su sacrificio se revirtió en el desarrollo del centro de elaboración. En poco tiempo, la microindustria llegó a procesar 2000 litros de leche diarios (más de 200 kilogramos de queso), e incursionó en nuevos tipos (actualmente tienen seis variedades) y en la producción de yogurt a partir de la leche de búfala.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación donó unas marmitas y otro proyecto de colaboración facilitó el financiamiento de una bomba con tuberías que instalarán pronto, para que el flujo de líquidos no dependa de la columna vertebral de los trabajadores que hoy vierten la leche en cántaras.
“Más que una industrialización del proceso, estamos hablando de humanizar el trabajo”, explicó la directora.
Los productos de esa mipyme se comercializan en la propia finca, en un punto de venta en el centro de Guanabacoa, o terminan entre las ofertas de hoteles y de otros emprendimientos.
Sobre su posible regreso a los laboratorios, Relova respondió: “Ya empecé a estudiar los quesos. Y me encuentro con un (renovado) espíritu de investigación. Es todo un reto nuevo”. De ese modo, espera contribuir a diversificar aún más la producción. (2023)
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