Tiempo de Luz, una marca cubana de relojes
La empresa privada Tiempo de Luz fabrica relojes analógicos, a partir de materiales reciclados.
Este producto periodístico forma parte de la cobertura especial Nuevos actores económicos y desarrollo local en Cuba (2023-2025). #DesarrolloLocalParaCrecer |
La Habana, 24 feb.- En las vitrinas de algunas tiendas de la capital cubana, desde hace un tiempo se ve un nuevo modelo de reloj de pulsera, en caja de madera y con manilla de cuero. Este y otros modelos son fabricados por la empresa privada cubana Tiempo de Luz.
El taller que radica en Lawton, en el municipio capitalino de Diez de Octubre, se halla “apretado” en la sala de la casa de Lázaro Armenter, un jubilado que funge como administrador del negocio.
La historia de Ernesto Barrios Ernesto Barrios incursionó por primera vez en la relojería hace alrededor de 15 años. En 2010 obtuvo una licencia de trabajador por cuenta propia, pero tenía muchas restricciones. Por ejemplo, no podía producir nada, solo brindar servicios. Un amigo le enseñó a “poner pilas” y trabajaban en eso juntos. Barrios enseñó a otros 15 ó 20 aprendices más. “Mi objetivo era tener asociados varios relojeros, pensando en una línea de producción futura. Mi intención era hacer una empresa”, recordó. |
Sierras, taladros, una mesa de ensamblaje… Encima de una meseta descansa un sinnúmero de relojes de pulsera, barnizados, completos, con la misma hora cada uno. Una vez terminados, se dejan allí durante una semana para comprobar que no se atrasan ni adelantan.
“Las cajas, las manillas, la fabricación del cristal y la impresión de la esfera la hacemos nosotros. Nos plegamos al mismo sistema que tienen las marcas internacionales Invicta y Fossil, que no producen sus maquinarias”, dijo David Naranjo, jefe del taller y abogado de profesión.
Dichas piezas se confeccionan, en gran medida, a partir de materiales reciclados.
En la línea “económica” de relojes analógicos que funcionan por batería, la marca fabrica las manillas, las cajuelas de madera y los cristales de las esferas con “recorterías” o materiales desechados o sobrantes. Las baterías sí se compran nuevas en mercados minoristas.
La línea de “lujo”, que consiste en relojes automáticos, solo se realiza por encargo. Obtienen las maquinarias de viejos dispositivos rusos, suizos o de otros países.
De hecho, Tiempo de Luz no importa directamente ninguna materia prima: “Se perdería la magia de lo que estamos haciendo, el impacto medioambiental de evitar desechos a la basura”, precisó Ernesto Barrios, el propietario de la mipyme y graduado de Economía por la Universidad de La Habana.
“Quizás, sí nos gustaría importar para que el producto fuera más económico, más homogéneo, tener mucho más alcance. Pero es muy importante que se mantenga la parte manufacturada, el producto artesanal, porque eso nos diferencia de otras marcas”, agregó, por su parte, Naranjo.
“La madera tiene magia”, reiteró Barrios. “Aunque queremos empezar a trabajar con materiales alternativos, como el mármol”, el cual abunda en Cuba y puede ser una fuente de reciclaje de desechos de la industria de la construcción.
Ambos aseguran que Tiempo de Luz, que también fabrica relojes de mesa y pared, es la única empresa cubana que se dedica a crear relojes con marca propia registrada en la Oficina Cubana de Propiedad Industrial (OCPI).
Un reloj propio
En agosto de 2021 salió publicado el Decreto Ley 46 sobre las mipymes, Barrios se abalanzó a crear Tiempo de Luz. La oficializó en septiembre, por lo que figuró entre las 60 primeras empresas de nuevo tipo conformadas ese año.
“Sabíamos que podíamos producir nuestro propio reloj porque teníamos el conocimiento para eso. Lo que no teníamos era el material”, argumentó Barrios.
Al principio, Tiempo de Luz brindaba servicios o creaba relojes con partes y piezas que pusieron en liquidación la Corporación Cimex y la Cadena de Tiendas Caribe.
El primer prototipo de reloj de madera y batería fue exhibido, según su artífice, durante el XIV Taller Internacional sobre Inteligencia Empresarial, IntEmpres 2022, ocurrido en mayo de ese año en el Hotel Nacional de Cuba.
El primer prototipo de la línea de lujo se pudo terminar un año después. “Lo hice para mí”, se vanaglorió Barrios. Luego hizo otros por encargo de varios embajadores y personalidades del arte como el reconocido músico Alexander Abreu.
Actualmente, con 16 personas en plantilla (la mayoría de la tercera edad y cinco mujeres) y una producción de 400 relojes mensuales (de pulsera, de pared y de mesa), la marca tiene contratos con hoteles de la cadena Meliá y el Nacional, la Empresa Comercial Caracol S.A, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) y Artex S.A.
Los artículos de Tiempo de Luz se comercializan en 18 puntos dentro de La Habana.
“No tenemos merma, ningún hotel nos ha devuelto el producto por defectuoso”, aseguró Barrios. “Mi principal misión es que no carezca la oferta donde ya empezamos a vender”, dijo.
Nuevos sueños
Jesús Rodríguez, relojero por más de 25 años del Gabinete de Restauración y Conservación de la OHCH, observa que el oficio de la relojería en Cuba se encuentra “bastante maltrecho”.
“No tenemos comercio, tiendas que nos suministren las piezas de repuesto, las herramientas, los productos, los materiales”, acotó. Recordó que solo la tienda Coral Negro brinda esa posibilidad en moneda libremente convertible (MLC).
“Por otra parte, muchos buenos relojeros emigran o fallecen, y los que quedan son prácticamente los llamados ‘ponepilas’, que no hacen reparaciones profundas”, dijo este especialista en cronógrafos antiguos.
“También desapareció la escuela de relojería de La Habana. Y sí, no hay esa cultura de crear su marca como en otros países. Desgraciadamente, aquí no hay un gremio formado de relojeros”, lamentó.
Rodríguez tampoco conoce otro negocio que cree su propia marca de relojes, aparte de Tiempo de Luz. Él mismo quisiera montar algún día un taller de reparación de relojes antiguos, quizás como TCP, pero no cuenta con el capital para ello. Dice que pudiera pedir un crédito en el banco, pero con eso no alcanza.
Los problemas financieros, dijo, encarecen las ventas o reparaciones. Y en el mundo de la relojería, tanto las herramientas como los productos son bastante caros. Además, “hay otras necesidades más urgentes para los clientes que comprar un reloj: si quieren saber la hora, ven la del móvil”.
De acuerdo con Barrios, socios y trabajadores de Tiempo de Luz trabajan con esfuerzo propio.
“Solo cuando cobramos, podemos reinvertir, pero sin financiamiento se nos limita el despliegue. Ahora estamos en La Habana, pero tengo el sueño de llegar a Cuba entera, que nuestro reloj sea como aquel reloj soviético Poljot, que entró en la década de 1980 y acaparó los anaqueles cubanos”, dijo. (2024)
Un comentario
Sara Priego Castellanos
Pueden comprarse esos relojes desde España?
Gracias