Vuelve la Muestra de Cine Joven Cubano en el Sur

Uruguay y Argentina acogen la tercera edición de este certamen, que incluye cine experimental, de ficción, documental, animación.

Poster de la Muestra Cine Joven Cubano en el Sur

“Quebrar las brechas que nos separan y mirarnos a través del cine” es el objetivo de la tercera edición de la Muestra de Cine Joven Cubano en el Sur, que se llevará a cabo del 5 al 10 de noviembre en Uruguay y Argentina.

La Muestra reúne una selección de películas realizadas por noveles realizadores cubanos, de manera que, a través de ellas, se exprese la variedad de lenguajes expresivos imperantes en el audiovisual de la nación caribeña en la actualidad. El programa de esta edición suma un total de 19 películas, de ellas 18 cortometrajes y un largometraje, entre piezas de ficción, documental, animación y cine ensayo, así como propuestas con tintes experimentales.

La película que estará a cargo de la apertura del encuentro es la coproducción cubano-canadiense Un traductor, de los hermanos Rodrigo y Sebastián Barriuso. El filme, protagonizado por el brasileño Rodrigo Santoro, es la candidata de Cuba para los Premios Oscar 2020. Este melodrama ambientado en los años noventa cubanos ha sido exhibido y laureado en festivales como Sundance, Shanghai (donde obtuvo el premio a la Mejor Dirección), Panamá (Mejor filme de Centroamérica y el Caribe), Guadalajara, San Francisco y La Habana, entre otros.

“Esta muestra comenzó en 2017 con dos sedes en Montevideo: el Centro Cultural de España y el Museo de las Migraciones”, recordó la historiadora de arte y crítico cubana Maria Nela Lebeque, encargada de la curaduría y dirección creativa del evento.

Rodrigo Santoro en un fotograma de Un traductor.

“En 2018 apostamos por una mirada hacia la región y sumamos al Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes (IENBA) y a Argentina como un segundo país al que queríamos llegar, con la Avanzada de las Luces y el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti”, precisó.

Un nuevo objetivo distingue a esta cita de las anteriores: “Apostamos este año por un crecimiento de nuevas audiencias y por poder llegar a nuevos públicos que no son consumidores habituales del circuito fílmico de la ciudad, y por eso también sumamos más sedes a la propuesta. De dos sedes que teníamos el año pasado en Montevideo, este año incluimos Bellas Artes, el Centro Cultural de España, el Centro Cultural Florencio Sánchez, el Centro Cultural Terminal Goes y la sala Zitarrosa, esta última como espacio para la apertura.”

“Ahora son cinco sedes en Montevideo y una en Argentina. Estas sedes son en espacios diferentes, no quedan todas en el centro, sino que estamos buscando y acudiendo a otras zonas, o barrios periféricos que tienen una voz y mucho público que puede estar interesado en el cine cubano. Esta es nuestra apuesta más fuerte”, aseguró Maria Nela.

“Creo que tres años han generado un interés hacia el cine cubano en la región que tal vez antes no había. Precisamente, yo comencé esta Muestra porque la gente me preguntaba todo el tiempo sobre el cine cubano y no había conocimiento del cine contemporáneo. Se conocía más sobre el cine clásico: Fresa y Chocolate (1993) y Memorias del subdesarrollo (1968), de Tomás Gutiérrez Alea; o La primera carga al machete (1969), de Manuel Octavio Gómez. Es decir, los realizadores más conocidos eran de los años sesenta y setenta”, narró.

“La Muestra sigue trayendo cine experimental, cine de ficción, documental, animación. Nos interesa mostrar la variedad que puede existir dentro de la cinematografía cubana. Traemos películas de realizadores no cubanos, pero que son cubanas, hechas en la nación caribeña. Por ejemplo, tenemos un filme como El Monte, de la directora española Claudia Claremi, de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, institución que también está apoyándonos este año con la Muestra. Desde Cuba también nos apoya la Muestra Joven ICAIC. La mayoría del resto de las obras seleccionadas para este evento han participado en ella.”

Entre los cortos participantes en la cita de 2019 se encuentran Ornitorrinco (2016), de Reynier Cepero; Los viejos heraldos (2018), de Luis Alejandro Yero; Roma (2017), de Violena Ampudia; Metatrón, de Alejandro Alonso Estrella; El Secadero, de José Luis Aparicio; y La huida (2018), de Ivette Ávila y Ariadna Liz Pimentel.

También están entre las piezas a exhibir Los amantes (2018), de Alan González; Flying Pigeon (2018), de Daniel Santoyo; La manzana (2019), de Henry Disotuar; El zurdo (2018), de Alberto Martín; Atardecer en el trópico (2019), de Marta María Borrás; De las almas secas, dormidas (2018), de Indiana Díaz Caraballo; Alberto (2018), de Raúl Prado y Las muertes de Arístides (2019), de Lázaro Lemus.

Este año, además, la Muestra tiene como invitado al Festival Internacional de Escuelas de Cine del Uruguay (FIEC). De este certamen se exhibirán los filmes Corazón Coraza (2017), de Belén Ballesteros; El Orejano (2017), de Ignacio Revello, y Lo que perdí en el fuego (2018), de Sofía Ferraro.

Además, se realizará la mesa debate “De Uruguay a Cuba: experiencias educativas y en festivales de cine”, con el objetivo de compartir y dialogar con una serie de profesionales que han participado en instancias educativas o en certámenes cinematográficos en Cuba.

La resonancia de la Muestra ha hecho que recibiera una invitación para ser programada en Chile durante 2020, así como por otras provincias de Argentina. Los organizadores de la Muestra de Cine Joven Cubano en el Sur trabajan también en la búsqueda de fondos para llegar a Sao Paulo y Río de Janeiro, en Brasil.

Al respecto, Lebeque comentó: “También ha habido interés de cubanos que viven en la región y esto ha influido mucho. El aumento de la población de cubanos en Uruguay y Chile, así como en Argentina, ha propiciado el interés hacia una cultura que no es conocida. Estas películas ayudan tanto a los cubanos a repensarse, como al resto de las personas de la región a mirar el cine de la isla.”

Sobre la organización y búsqueda de presupuesto para la realización de la Muestra, un punto decisivo a la hora de organizar proyectos de esta magnitud, apuntó María Nela: “Esta es una Muestra autogestionada, sin fondos, pero queremos que nuestra propuesta sea lo mejor posible. Lo más importante es que el interés por el cine cubano contemporáneo está creciendo; cada año se suman más personas preguntándonos, agradeciéndonos y pidiéndonos que se realice. También sumamos a directores que no viven en Cuba, estamos acudiendo a esos realizadores de la diáspora. No solo es creer en el cine cubano como el cine que hacen los realizadores que viven en la Cuba, sino también el de los realizadores que están fuera, pero que hablan y cuentan historias de su país. La idea es verlo como un cine unitario, porque el cine cubano es de todos.”

“El equipo de trabajo de la Muestra es muy variado y reducido, pero con muy buena onda. Hay gente colaborando desde Cuba, cubanos residentes en Uruguay, en Argentina, también argentinos y uruguayos, amigos que viven en Brasil… Es decir, buscamos esa interacción para lograr el proyecto, porque el ser cubano está más allá del espacio físico y también es el espíritu de esta propuesta.

“Lanzamos un crowdfunding que no logramos alcanzar, porque solo una persona nos apoyó. Este es otro de los retos que tenemos que lograr: financiar un proyecto como este es realmente difícil, sobre todo lograr llegar a las personas para que nos apoyen y crean en él. También hay otra deficiencia, y es que yo llevo toda la parte de programación, producción, dirección y demás, pero no soy productora. Tenemos que seguir sumando personal capaz y especializado en estas áreas de la Muestra”, advirtió.

El compromiso con el cine cubano actual, con sus directores y el despliegue de la Muestra por la región auguran que proyectos como estos deben perdurar. Quizás por ello sea imprescindible su crecimiento y desarrollo. (2019)

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