Por una mayor diversidad y sangre nueva en el cine cubano (I)

Los resultados del trabajo de la Oficina de Atención a la Producción se verán próximamente en las pantallas nacionales e internacionales. De momento, representantes del Icaic y cineastas ofrecen opiniones de esta experiencia.

La voluntad de avanzar hacia el futuro está implícita en la campaña promocional del Icaic por el 62 aniversario de su fundación.

Foto: Tomada de Cubacine

Luego de casi una década de debates e intercambios entre el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) y los realizadores, la Gaceta Oficial de la República publicó el Decreto Ley 373 del Creador Audiovisual y Cinematográfico Independiente el 27 de junio de 2019, junto con 13 regulaciones que actualizaron el marco jurídico de esta actividad en el país.

Este constituyó un suceso histórico para el cine cubano, al reconocer y atender añejas necesidades y reclamos de los artistas audiovisuales, entre ellos su reconocimiento legal como creadores independientes y el surgimiento del Registro del Creador y de los Colectivos de Creación. Todo ello potenció el nacimiento del Fondo de Fomento para el Cine Cubano (FFCC).

La relación directa entre la institución y los creadores cinematográficos se formaliza a través de la Oficina de Atención a la Producción, que es parte de la Dirección de Creación Artística del Icaic.

Su jefe de departamento, Ariel Montenegro, señala que entre sus objetivos se encuentra visibilizar de forma más expedita los procesos de creación audiovisual y garantizar “mayor organización en los trámites relacionados con la realización de las obras como permisos, autorizaciones, visados de cubanos para filmaciones en el exterior, importaciones temporales de equipos específicos, fondos de apoyo del Icaic a la producción”.

Hasta el momento se han realizado dos convocatorias del Fondo de Fomento: la primera estuvo dirigida a apoyar financieramente proyectos de Escritura, Desarrollo y Posproducción de largometrajes de Ficción, Documental y Animación.

Mientras, la segunda priorizó la Producción de proyectos de Cortometrajes, Largometrajes y Ópera prima. Esto demuestra que existían decenas de propuestas en el país en espera de apoyo económico para lanzarse a su realización. “El potencial existía y solo necesitaba que se le pusiera debajo del foco”, apunta.

Cambio notable en el panorama cinematográfico nacional

La diversidad ha sido una de las características que ha definido al FFCC desde su creación, advierte Helda Calvo, especialista principal del Fondo sobre los temas de los 128 proyectos presentados y su extraordinaria creatividad.

“Históricos, de contenido social, desde el documental y la ficción.Comedias, proyectos híbridos, ciencia ficción, policiacos, entre otros. Algunos van encaminados al rescate de tradiciones culturales en peligro de ser olvidadas. Otros abordan sucesos reales desde la ficción”, asegura.

Algunos proyectos, interviene Montenegro, “eran solo una idea en una cuartilla que requerirá todavía años de trabajo, pero desde ahora ya tienen la certeza de que cuentan con los recursos indispensables para comenzar a soñar con sus estrenos”.

“La mayoría estaba en estados de incertidumbre que hoy se parecen mucho más a la certeza”, afirma y subraya que, a casi un año de lanzarse la primera de las convocatorias del Fondo, el cambio en el panorama cinematográfico nacional es bastante notable.

Leonardo Padura es uno de los entrevistados en la serie documental Memorias del cine cubano.

Incluso con los estragos causados a la industria por la covid-19, asegura, “se percibe el fortalecimiento de las sinergias entre las instituciones del Estado y los creadores, y la inyección al Séptimo Arte en Cuba de toda la sangre nueva formada durante años en las academias del país y que no siempre encontraba la vía para insertarse y asentarse en la producción”.

Espacio para multiplicar el cine

En la búsqueda de una “cinematografía nacional vibrante e influyente”, el FFCC posibilita que una variedad de nombres y generaciones comiencen a tener un espacio en “un podio que antes era demasiado pequeño”.

Muchos vinculados “al cine pero que nunca habían tenido la capacidad de llevar las riendas de proyectos grandes, gente en la que nadie hubiera pensado a priori y que hoy demuestra que este arte en Cuba está vivo y que su salud se fortalece”, confiesa Montenegro.

Si observamos los datos facilitados por Helda Calvo, notaremos que el 43 por ciento de los aplicantes al Fondo son creadores menores de 35 años, la mayoría graduados o aun estudiantes de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (Famca) de la Universidad de las Artes ISA, y de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (Eictv) de San Antonio de los Baños.

… se percibe el fortalecimiento de las sinergias entre las instituciones del Estado y los creadores, y la inyección al Séptimo Arte en Cuba de toda la sangre nueva formada durante años en las academias del país y que no siempre encontraba la vía para insertarse y asentarse en la producción”.

La presencia femenina también es amplia. De los 46 proyectos beneficiados en las dos convocatorias, 13 mujeres son directoras, 19 son productoras, tres están escribiendo guiones y ocho proyectos son dirigidos y producidos completamente por féminas.

Los resultados del FFCC y la posibilidad de multiplicar las películas que se realizan en Cuba cada año —más cuando el panorama de estrenos, principalmente de largometrajes de ficción, no ha sido demasiado alentador en períodos recientes— bastarían para darse por satisfecho, asegura Montenegro, aunque esto no es lo único que potencia la Oficina de Atención a la Producción.

La Oficina no es solo el Fondo

Más allá de los beneficiados por el Fondo, “en los últimos 18 meses el Icaic ha trabajado estrechamente con los realizadores para que sus proyectos vean la luz”, y ha colaborado con jóvenes cineastas que necesitaban aseguramiento material o financiero para terminar sus obras.

A través de los nuevos mecanismos se ha apoyado a “creadores talentosos en varias provincias del país para los que una modesta ayuda significa mucho, y cuyas primeras películas también significan mucho para la institución, puesto que es una vía expedita para encontrar y estimular el talento”, comenta Montenegro.

Añade que “decenas de cortometrajes de ficción, documental y animación se han logrado terminar gracias a este modo de producción, que flexibiliza las vías por las cuales se realiza la obra y facilita el acceso a los recursos destinados para ello”.

En este sentido, y partiendo de que la Covid-19 obligó a movilizar buena parte de los recursos para paliar la situación epidemiológica y al aislamiento social de la mayoría de su fuerza de trabajo, el Icaic encargó, empleando el modo de producción independiente, audiovisuales de bien público para acompañar a la audiencia en esta compleja etapa.

Estos se exhibieron buena parte del año pasado en redes sociales y la televisión nacional, y abordaron temas como la salud mental, la convivencia, la violencia de género, la supervivencia a la enfermedad, entre otros.

Varios largometrajes documentales sobre la historia reciente del país y los profesionales de la salud en la primera línea de atención a los pacientes de la covid-19 se encuentran entre los materiales en proceso.

Es el caso de Caja Negra, de Enrique Álvarez, que “narra desde el lirismo y la evocación personal los primeros años de la Revolución, hasta la explosión del buque La Coubre; y de Volverán los abrazos, de Jonal Cosculluela y Maritza Ceballos, quienes acompañaron durante meses a médicos que atendieron los primeros casos del virus en Cuba.

Alianzas con colectivos independientes y nuevas creaciones

Por otra parte, el Icaic “decidió aliarse con Colectivos de Creación Audiovisual independientes” y “dar empleo a la mayor cantidad posible de artistas y técnicos”, destaca Montenegro.

El primer resultado fue la creación de una serie de cápsulas con “clases magistrales de reconocidos cineastas para explicar cómo funciona el cine por dentro. Será muy útil no solo para los estudiantes de cine, sino para especialistas ya formados, aficionados y el público”.

En set, como se nombra esta serie de diez cápsulas, aborda temas relacionados con el séptimo arte, como las estructuras narrativas, los personajes, la dirección de actores, la fotografía, la producción, el montaje, el diseño sonoro y la música.

Piensa producirse, además, una serie documental, compuesta por seis capítulos de 26 minutos cada uno, sobre la relación del cine con distintas manifestaciones como la literatura, la danza, la música, la plástica, la arquitectura y el cartel.

Memorias del cine cubano —así se nombra— será realizada por el colectivo de creación independiente Mar y Cielo. Tendrá dirección general de Patricia Ramos, producción de Humberto Jiménez, y recogerá los testimonios de realizadores del cine cubano y de profesionales de estas manifestaciones artísticas.

Otro de los proyectos salidos del edificio del Icaic es “un largometraje de ficción coral que contará con la participación de seis directores y sus historias, que se imbricarán para reflexionar sobre la condición humana en tiempos de crisis sin precedentes como la que atravesamos”.

Seleccionadas entre más de treinta guiones, las historias versarán sobre el amor en días de pandemia. El filme tendrá la dirección general de Fernando Pérez; los seis cortos independientes serán dirigidos por Rosa María Rodríguez Pupo, Katherine T. Gavilán, Carolina Fernández Vega, Joel Infante, Eduardo Eimil y Alan González; y la realización se hará en conjunto con los colectivos de creación i4Films, Wajiros Films y DBEstudio.

Todas estas obras serán terminadas este año. “El diseño productivo que así lo permite, es producto de las facilidades que brinda, tanto al Icaic como a los realizadores independientes, la aprobación de normas jurídicas que se discutieron durante años y que entraron en vigor hace apenas dieciocho meses”, asegura Ariel.

Articular espacios y facilitar conexiones

Varias propuestas no seleccionadas en las convocatorias del Fondo de Fomento también han recibido apoyo institucional. El evento “Nuevas Miradas” de la Eictv, con el cual el Fondo tiene una estrecha relación, asegura Helda Calvo, incluyó en su sección Incubando, proyectos que participaron y no fueron escogidos. Sin embargo, algunos de ellos han recibido el apoyo necesario.

Parte también del trabajo del FFCC, asevera la especialista, es “articular espacios y facilitar conexiones donde no solo los proyectos ganadores puedan desarrollarse, sino también aquellos con una elevada calidad artística que no pudieron acceder al financiamiento”. (2021)

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