Alterna, la revista y el deseo

Por las redes sociales se anunció la reciente aparición de una revista editada por la Asamblea de Cineastas Cubanos. Uno de sus gestores expone para Altercine las razones de este proyecto.

Alterna representa a una comunidad y, a tal efecto, tendrá que mantener un dialogo constante con ella y los intereses que la sostienen.

Foto: Cortesía del autor

Hace unos días, en redes sociales y medios de comunicación se divulgaba la noticia del nacimiento de Alterna, la revista editada por la Asamblea de Cineastas Cubanos, movimiento gremial y cívico próximo a celebrar su primer año de existencia bajo nueva configuración.

Ocho textos conforman el cuerpo central de la publicación digital, que, además, lanza en la voz de Kiki Álvarez una convocatoria a los cineastas cubanos, residentes dentro o fuera de la isla para rodar un filme colectivo, donde puedan plasmarse, en pequeñas historias de vida, sus sentimientos y experiencias.

Este proyecto, provisionalmente titulado En nuestros ojos, encarna muy bien el espíritu inclusivo de la Asamblea, integrada por más de cuatrocientos colegas, cineastas e investigadores cuyos criterios son escuchados, respetados y compartidos en las redes y espacios generados por ella.

A esa suerte de ágora o proyecto de expresión ciudadana y participativa hace referencia el texto El cine, como la república, será libre o no será, escrito por Julio Cesar Guanche, uno de los importantes autores al que la revista ofrece lugar.

No son casuales las analogías y referentes históricos sobre los cuales el investigador y ensayista estructura sus observaciones. La Asamblea de Cineastas, su sentido, la propia intención de la nueva publicación o el pensamiento sobre el cine, no deben desligar al artista de su compromiso con la nación, especialmente si se habla de una cinematografía como la cubana, tan marcada (y también condicionada) por ofrecer un retrato del país y su identidad.

¿Cómo hablar y filmar a Cuba?

Hay referentes que no deben olvidarse, pero ¿qué país es el que tenemos por delante? Como ciudadanos, como intelectuales, debemos procesar esas rupturas que nos colocan bajo nuevos escenarios. ¿Cómo hablar y filmar a Cuba desde la distancia? ¿Se es acaso más objetivo, si se vive dentro de ella, atrapado por las circunstancias y los avatares cotidianos?

Como parte integrante de su consejo editorial, entiendo que esas interrogantes atraviesan todo el primer número de Alterna y seguramente sostendrán los que están por venir ya que hay muchos relatos que necesitan contarse, compartirse.

La entrevista que el actor Luis Alberto García le hace a Fernando Pérez, realizador que, por su relevancia y compromiso, expresa precisamente esa incertidumbre que rodea a los cineastas cubanos y que impulsó en gran medida el surgimiento de la Asamblea.

Hay un cambio generacional, pero ese proceso natural parece no ser comprendido por las instituciones o autoridades culturales. No es cuestión de edad, sino de pensamiento, de intereses y horizontes. En ese sentido, Fernando Pérez rememora episodios de la Muestra Joven y la declaración del Cardumen, donde una generación de cineastas expuso, en pleno siglo XXI, sus esperanzas como artistas y ciudadanos en un país mutante, que ya no era el de sus padres.

Esa angustia creativa y existencial cargada de responsabilidad no fue escuchada; y aunque la mayor parte de los que suscribieron aquel documento emigraron, su compromiso con el cine y la creación no ha sido anulado, ni silenciado. Ahí están sus filmes recorriendo el mundo, aunque paradójicamente no se vean en Cuba.

revista alterna
Portada del primer número de Alterna, donde aparece el cineasta Fernando Pérez, fotografiado por Deymi D´Atri. (Foto: Cortesía del autor)
Pensar el país desde múltiples perspectivas

Esa es justamente la idea que el crítico Juan Antonio García Borrero, comparte en la revista. Su más reciente ensayo: Cine nacional y cuerpo audiovisual de una nación, ganador en su categoría del premio Alejo Carpentier, profundiza en esa visión alejada de los límites que imponen las fronteras tradicionales. Se hace y piensa el país desde múltiples perspectivas cinematográficas, ideológicas, estéticas, autorales.

Un filme se conecta con diversas formas de interpretar los hechos, vivencias personales y saberes que luego dialogan con otras fuentes y experiencias. Un tejido que funciona como un rompecabezas donde cada artista ofrece su pieza, válida, atendible de lo que es la historia y el arte. No puede reconfigurarse el cine nacional si no se entiende su carácter transnacional.

Es lo que también intento expresar con mi texto Volver sobre ciertas cosas, gesto necesario que nos permita tomar conciencia de cómo determinados eventos del pasado no pueden seguir definiendo y condicionando las miradas sobre el presente, como si viviéramos detenidos en el tiempo.

Hay políticas públicas de control sobre las obras y autores, que siguen repitiéndose. Temas y asuntos que no pueden ser representados desde otras perspectivas. Filmes que se ruedan, pero luego se excluyen de nuestras salas. De qué valen las disculpas sobre los errores del pasado, si luego vemos proliferar en el presente, métodos y acciones similares.

Alterna pretende generar una conversación no solo sobre el cine y su lenguaje sino también sobre las películas y su contexto, las dinámicas de consumo. También sobre las expectativas de las nuevas generaciones de cineastas y las maneras en que ellas reflexionan sobre el pasado, articulando sus discursos desde experiencias más íntimas, personales o familiares.

Alterna surge como necesidad de expresión

El carácter industrial, colectivo e institucional del cine, no puede ser olvidado por la revista. No basta con respetar las libertades de los artistas, también es necesario generarles un entorno profesional, financiero y jurídico para que sus obras sean posibles. Sobre eso habla el realizador Esteban Insausti y el abogado Julio Antonio Fernández Estrada, quienes ofrecen sus consideraciones sobre la necesidad de una Ley de Cine en Cuba.

¿Qué podría contener esa ley? ¿Cuál ha sido la experiencia en otros países de la región? ¿Qué razones han demorado su escritura? Para ambos, resulta esencial la participación directa de los cineastas en ese diseño. Es algo que comenzó a plantearse desde el Congreso de la UNEAC en el 2008 y tomó mayor fuerza con el surgimiento de la Asamblea de Cineastas, en su primera constitución del 2013.

Quince años después, la esperada Ley se tornó en un decreto, el 373 que, si bien legitimaba la figura del creador audiovisual y cinematográfico independiente y la necesidad de generar un Fondo de Fomento para el cine, dejaba aún múltiples zonas oscuras sobre su producción y distribución.

Alterna surge como necesidad de expresión de una Asamblea de gran complejidad y propósitos. Detrás de ella hay un equipo profesional que, como la propia naturaleza del movimiento, hablará desde disímiles territorios y posturas estéticas o ideológicas. Representa a una comunidad y, a tal efecto, tendrá que mantener un dialogo constante con ella y los intereses que la sostienen.

Buscará ser propositiva, reflexiva, visualmente atractiva, contemporánea, inclusiva, crítica y también incómoda porque hablar de cine, es hablar de Cuba y eso supone combinar placer y dolor (2024).

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