Capital cubano en el exterior. Retos al gobierno (Primera parte)
El discurso del primer ministro, Manuel Marrero Cruz, en la Asamblea Nacional de diciembre de 2023, está lleno de ideas y razonamientos que pudieran definirse como polémicos.
Hay que detenerse en una frase, que puede haber pasado “por debajo del radar”, por no profundizar en la forma de implementarse y para muchos no quedar claro en qué consistía la idea. Nos referimos al plan de “ desarrollar procesos negociadores con proveedores tradicionales y no tradicionales, para el abastecimiento estable de mercancías, con el empleo de diversas formas de participación, de amortización de pagos y deudas”.
Si la intención es que las empresas estatales cuenten con abastecimiento estable de materias primas y que puedan pagar por ellas, amortizando sus deudas corrientes y produciendo de forma ininterrumpida, no caben dudas de que es algo favorable. ¿Pero cómo se piensa lograr eso?
Pues todo parece indicar que se está aprendiendo de algunas de las prácticas que desarrollan las formas de gestión no estatal (FGNE), intentándose copiar en la medida de lo posible; lo que tampoco parece algo criticable o a descartar.
¿Y en qué consisten algunas de esas prácticas? Cuando una FGNE logra comercializar un producto a través de otra empresa extranjera, que coloca los productos a la venta en páginas de comercio electrónico, con pagos desde el exterior, las FGNE le solicitan a esa empresa extranjera que no le transfieran hacia Cuba el resultado de su venta. Lo que se intenta es que los fondos a favor de la FGNE, temporalmente queden en poder de la empresa intermediaria extranjera, para que esta última posteriormente pague adeudos de la FGNE con proveedores o fabricantes.
Una especie de trueque, o “barter”, pero más complicado aún, porque el proveedor de la FGNE no siempre es la misma empresa intermediaria que comercializó el producto final mediante el comercio electrónico. ¿El mecanismo funciona? ¿Se resuelve el problema fundamental de pagar las deudas a proveedores y mantener el ciclo de aprovisionamiento? Claro que sí.
Pero existen ciertas desventajas de ese mecanismo:
Los fondos no ingresan a los bancos cubanos, sino a cuentas en el exterior, por lo que cuando están temporalmente ociosos, no tienen ninguna utilidad para la banca cubana; como tampoco hay ingresos en comisiones bancarias para instituciones nacionales, sino para extranjeras.
Las FGNE, dueñas de los fondos, no reciben estados de cuentas bancarios, con todos los movimientos de sus fondos, fácilmente rastreables y fáciles de conciliar y auditar. Los activos monetarios no podrían contabilizarse como efectivo en banco, sino como pagos adelantados al intermediario, o como deuda amortizada, con mucha menor transparencia y claridad.
Los fondos de las FGNE pasan a estar controlados no por bancos, sino por terceras entidades extranjeras, que pueden quebrar, desaparecer o sufrir otros infortunios, con más facilidad que los bancos.
Hay claridad de los costos de las instituciones financieras, por el servicio que brindan, lo que se recoge en contratos de cuentas corrientes o en los tarifarios de términos y condiciones que aplican a sus operaciones. Los bancos solo ofertarían ese servicio bancario. Mientras, un intermediario comercial, que, además de la compraventa de productos y/o servicios, también brinda apoyo de logística financiera o de pagos, estaría en posición de incrementar sus ingresos por este otro servicio que brinda a la institución cubana; no siempre de manera transparente, ni menos costosa que un banco.
Además de conflictos de intereses que podrían surgir con el intermediario comercial, no se estaría en posición de licitar operaciones con otras entidades y de obtener mejores precios con terceros, por cuanto ese intermediario comercial tendría la ventaja de ser el canal de movimiento de los recursos financieros de la entidad cubana, y sería muy difícil que a él no se le otorgasen los contratos comerciales.
Para el Estado es más difícil controlar si una parte mínima de los ingresos por exportaciones se está canjeando a pesos cubanos, en cumplimiento de las normativas establecidas.
A pesar de todas estas desventajas, las FGNE se ven obligadas a continuar con la práctica actual de dejar los recursos en el exterior, habida cuenta que sería peor traer los fondos hacia Cuba, si después los bancos cubanos no pueden cumplir las órdenes de transferencias hacia el exterior, en cumplimiento de las obligaciones de las FGNE. ¡Teniendo saldos en divisas para ello!
Y ahora se descubre que, en lugar de buscar soluciones para que la banca cubana funcione correctamente, para que se restablezcan los pagos hacia el exterior de manera habitual y sin mayores restricciones, para establecer un flujo normal de operaciones tanto para FGNE como para empresas estatales, las entidades estatales empiezan a intentar cómo hacer lo mismo que las FGNE. (2024) (Fin de primera de dos partes).
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