Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso: Mucho que contar

El Centro Onelio, como se le conoce en Cuba, es una fuente de talentosos egresados que hoy constituyen la cantera más visible de jóvenes escritores cubanos.

En 22 años, el Centro han graduado cerca de 1000 estudiantes originarios de todas las provincias del país.

Foto: Tomada de Trabajadores

La reciente obtención del premio de poesía, por su obra Érebo, en el XIX  Certamen de Poesía Paco Mellá,  en España, a la joven escritora cubana Barbarella de Acevedo, egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, constituye solo una muestra de lo que esta “escuela de escritores” ha aportado a la más joven hornada de autores cubanos.

Creada en 1998 por Eduardo Heras León, Francisco López Sacha e Ivonne Galeano, esta institución primeramente apoyada por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y que hoy forma parte del Ministerio de Cultura tiene entre sus objetivos dotar de conocimientos teóricos y técnicos y de experiencia práctica a los jóvenes que emprenden el arduo camino de la literatura.

Nombres como los de Jorge Enrique Lage, Ahmel Echevarría y Dazra Novak, entre otros que hoy integran la nómina de las más seguras promesas del panorama literario cubano, han confirmado con su quehacer y sus numerosos premios en concursos de narrativa la efectividad de una formación que, en sus inicios, fue puesta en tela de juicio por algunos que dudaban en cuanto a lo que la teoría puede aportar a un verdadero escritor.

Escritora habanera Barbarella González Acevedo, conocida como Barbarella D’Acevedo, concursó con su poemario Érebo y se impuso a los 384 libros presentados.

Lo cierto es que mediante cursos, seminarios y talleres, el Centro Onelio es hoy una institución indispensable para incipientes autores que, entre 16 y 35 años, acuden a él como en la década de los 70 acudían a los talleres literarios aunque el Onelio, sin dudas, es un mejor lugar para desarrollar lo mejor de los potenciales talentos de Cuba.

Sus fundadores aseguran que se inspiraron en experiencias latinoamericanas, fundamentalmente, mexicanas y en los propios talleres literarios que existen en la nación caribeña. En estos 22 años han graduado cerca de 1000 estudiantes originarios de todas las provincias del país.

Ya cuenta con la Editorial Cajachina y la revista El Cuentero además del Premio de Minicuentos El Dinosaurio (un homenaje al escritor guatemalteco Augusto Monterroso) que desde 2006 tiene convocatoria internacional.

Otorga también las becas de creación El caballo de Coral que son recibidas anualmente por cinco jóvenes que presenten un proyecto de libro interesante.

El Centro lleva el nombre de quien es considerado en Cuba el cuentero mayor y su sede se empleza en el habanero municipio de Playa.

El Onelio ha sido visitado por escritores internacionales muy renombrados como son los casos del Premio Nobel José Saramago, las argentinas Luisa Valenzuela y Liliana Heker y el uruguayo Eduardo Galeano quienes han conversado y compartido experiencias con los alumnos seleccionados en las convocatorias anuales.

El Centro lleva el nombre de quien es considerado en Cuba el cuentero mayor, aquel que describió como nadie el entorno principalmente rural de los cubanos desde los años cuarenta del pasado siglo y cuya captación de lo nacional lo distingue entre todas las figuras del género en el panorama de la literatura de la isla.

La figura de Eduardo Heras León, Premio Nacional de Literatura y uno de los más destacados narradores cubanos posteriores a 1959 y su esposa Ivonne, sobrina del mítico Eduardo Galeano, han sido fundamentales para la labor de este Centro que ya es el referente más importante de la joven literatura cubana.

Cada año numerosos aspirantes a escritores concurren a una convocatoria abierta para todas las provincias del país con un fragmento de lo que han escrito, con la esperanza de figurar en la lista de los seleccionados, quienes concurren también al Premio César Galeano que distingue a los más destacados de cada curso y que ya cuenta con 66 ganadores.

Para quienes dudaban del experimento puesto en práctica por Heras León y Francisco López Sacha, la numerosa lista de jóvenes que ya tienen su lugar en el panorama actual de las letras cubanas es una contundente respuesta y una certeza que no deja lugar para vacilaciones.

Esperemos que, después de la pandemia, el Centro pueda abrir de nuevo sus puertas proporcionando a los más jóvenes una oportunidad de adquirir el oficio, tan necesario cuando se posee un talento natural. (2021)

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