Cynthia Vargas Sarmiento: el ensayo como vocación
Esta joven historiadora cubana obtuvo el Premio David de ensayo con un libro que promete situarse entre los más interesantes del género por sus tesis atrevidas e innovadoras.
Cynthia Vargas Sarmiento (La Habana, 1998) es una joven historiadora cubana que obtuvo el Premio David de ensayo con un libro sobre la Nueva Trova cubana que este año celebra su 50 aniversario. Es profesora principal de Educación a Distancia en el Departamento de Historia de Cuba en la Universidad de La Habana. En esta entrevista nos deja saber sus polémicas opiniones sobre temas candentes en el panorama de la Historia y la Literatura cubanas. Ofrecemos al lector sus inteligentes respuestas que reflejan un nivel de madurez no muy frecuente para una persona de su edad. He aquí el cuestionario al que la sometí y que ella respondió con rapidez y profundidad.
Marilyn Bobes (MB): ¿Qué te llevó a presentar al Premio David?
Cynthia Vargas Sarmiento (CVS): Desde que terminé la carrera tenía el objetivo de publicar la investigación que había realizado para la Tesis de Grado; pero es complicado llegar a las editoriales siendo joven y recién graduada, en el caso de mi especialidad sé que pocos logran publicar rápidamente, pues el ensayo, la investigación histórica y cultural son formatos generalmente complejos y que no todas las editoriales se comprometen con ellos, menos si el autor es inédito y joven. El Premio David se presenta ante mí como una gran oportunidad, un impulso soñado, una puerta de entrada en el mundo profesional, o más bien una forma de materializar mis aspiraciones profesionales como investigadora. Es realmente un premio prestigioso y codiciado por muchos jóvenes. Me pareció raro que la categoría de Ensayo no fuera tan ansiada como otras, sabiendo que en Cuba hay muchos jóvenes talentosos, con interesantes y novedosas investigaciones. En mi caso, me dediqué a la revisión y redacción de aquellos análisis que no había podido hacer en la Universidad, en el marco de un ejercicio de grado, con sus normas y límites; y me volqué sobre el ensayo escrito, en su magia, en el poder que tiene para viajar entre varios géneros literarios, en ese enfoque personalísimo que nos permite este género para hacer ciencia y arte. Es de mi interés convertirme en escritora ensayista, porque tiene esa mezcla entre la historia, el análisis, la crítica y deja ver, entre líneas, la poesía que tanto me gusta descubrir en lo que leo.
MB: ¿Por qué el tema de la Nueva Trova y cuáles son las razones que califiques este movimiento como una revolución dentro de la Revolución?
CVS: La Nueva Trova es algo que llevo dentro, crecí escuchando estas canciones, sin entender a profundidad sus letras. Sin embargo, en un punto de mi vida comencé a analizarlas, a interpretarlas y sentirlas más mías, como si aquellos versos salieran de mí. La carrera de Historia me brindó las herramientas necesarias para convertir esas sensaciones, ideas, aquellos primeros análisis concientes en una investigación. Descubrí la Historia Cultural, la escuela de los Annales y teóricos que apuestan por una historia no contada, no investigada, por una forma de entender y analizar la sociedad desde el campo cultural, desde el artista que entiende su realidad de manera diferente a cómo puede estar contada en los libros. La Nueva Trova narra la historia de la Revolución, las proezas, los obstáculos, aquellas cuestiones relacionadas con los individuos inmiscuidos en un contexto de transformaciones a la vez que se convierte en una revolución de la canción en sí misma, de la actitud crítica del artista y el intelectual. Sus aportes estéticos, compositivos y poéticos son revolucionarios dentro de la tradición trovadoresca de la isla, tema arduamente investigado por otros ensayistas; sin embargo mi análisis apunta a la nueva filosofía que defiende el movimiento, al punto de vista del artista dentro del proceso, a la actitud crítica intrínseca de este nuevo trovador, de estos hombres nuevos dentro de la historia de la Revolución que no lo son por definición sino por convicción.
No me gustan los extremos quiero que la gente me lea, sin pensar si soy de izquierda o de derecha, que descubran el centro del debate, el artista como individuo necesario en la construcción de un proceso colectivo”.
Cynthia Vargas Sarmiento
Los nuevos trovadores aportan una mirada comprometida, honesta y personal desde el arte que sobresale e influye en varias generaciones que viven y construyen la Revolución y que cuentan un proceso, una crónica emotiva, un testimonio, un discurso, en mi criterio, más efectivo que un libro de texto tradicional. Leer desde la distancia todos estos versos, su época, sus contenidos, me muestran otra Revolución dentro de la Revolución, una del pensamiento, el arte y la filosofía, la cual se siente si escuchamos con atención estas canciones y nos hace, por qué no, cambiar.
MB: Es difícil encontrar a una persona tan joven que cultive el ensayo como género literario. ¿Qué te hace escogerlo entre todos los demás?
CVS: Quiero aclarar que me encanta la poesía, el teatro, y la narrativa mientras no sea de corte fantástico.
En mi caso, el ensayo es el género que más me interesa porque me permite expresarme de manera más directa. Por otra parte, es raro, pero siempre he preferido leer libros de filosofía o de teoría, en los que hay como una mezcla de historia y otra del pensamiento crítico de quien escribe, esos libros que te hacen pensar, cuestionar tu realidad, cuestionarte como ser humano. Al mismo tiempo siento una gran responsabilidad de escribir de manera crítica, proyectarme, pensar determinadas cuestiones, y contribuir al debate y a que se generen nuevos pensamientos sobre temáticas aparentemente agotadas. Es mi deber seguir cultivándolo y más en los tiempos que corren, donde cada vez hay menos jóvenes escritores e investigadores interesados por el ensayo, por su complejidad, compromiso o quizás por el temor a decir lo que piensan. El ensayo es también un arma para combatir la falta de pensamiento crítico y contribuir a generarlo. Recuerdo cuando leía a Unamuno, él explicaba la responsabilidad que tienen los intelectuales, pues tienen las herramientas, que no tienen quizás los obreros para proyectarse de manera crítica o para combatir desde la palabra.
No me siento capaz de escribir, comprender, analizar y transmitir la Historia desde una condición meramente científica, me identifico mucho con historiadores de la postmodernidad que entienden la Historia también como un género narrativo. Creo que el ensayo es un género en que puedo fusionar de manera cómoda mis investigaciones con la narrativa, con una narrativa diferente.
Para mí siempre ha sido terrible memorizar los libros para los exámenes, me quejaba porque las preguntas no eran de análisis, incluso a veces salía mal, pues decía una profesora que yo escribía con maripositas y florecitas. Al parecer escribía pequeños ensayos sin percatarme. Creo que el ensayo es una vocación inconsciente resultado de la formación de mi casa y de mis lecturas.
MB: ¿A quiénes tomas como referentes dentro de ese género?
CVS: Es una selección complicada, por mencionar algunos de los más leídos: Graziella Pogolotti, Lezama Lima, Alejo Carpentier, Miguel de Unamuno, José Ingenieros, Julio Cortázar y Eduardo Galeano.
MB: ¿Pudieras sintetizar cuál es tu tesis en el ensayo con el que obtuviste el Premio?
CVS: La tesis del ensayo busca revelar una parte de la historia de Cuba no contada en los libros, demostrar que las canciones de la Nueva y Novísima Trova contienen un discurso poético que logra insertarse de manera espontánea en la sociedad como mecanismo de reflexión en un contexto tan complejo como fueron los primeros años de la Revolución Cubana y que esa actitud crítica frente al proceso se transmitió a la siguiente generación, originando nuevos discursos poéticos en medio de un contexto diferente; pues los Novísimos forman parte de la primera generación nacida tras el Triunfo Revolucionario y no pueden comparar la Cuba de antes de 1959 con la que han vivido, mientras los representantes de la Nueva Trova sí lo pueden hacer, por lo que cuestiono que no se trata de que una generación sea más crítica, o más revolucionaria, o más de izquierda que otra; sino que son contextos y experiencias diferentes las que influyen en su forma de proyectarse.
MB: ¿Cuáles son tus futuros temas?
CVS: La verdad me gustaría continuar con la investigación, quedan cosas por decir, trovadores que me gustaría sumar, algunos no tan conocidos, pero con una poesía buenísima y otros discursos de cara al contexto que analizo. He pensado también investigar sobre los trovadores postnovísimos y el desplazamiento que ha tenido el género de la trova en el campo musical.
¿Qué ha sucedido con la música que un día fue la vanguardia? ¿Por qué si tan importante son los asuntos que le interesan a los trovadores y la función del trovador, carecen de espacios, difusión y promoción, en comparación con otros tiempos, donde las tecnologías, lo métodos y mecanismos eran más escasos? ¿Qué pasa con los trovadores contemporáneos y con las nuevas generaciones que ya no se interesan de la misma manera por este género?
Son temas que siguen ocupando mi mente, mis agendas donde anoto lo mismo las tareas del día, las listas de las cosas de la casa que estas preguntas. Ya tengo algunas hipótesis en mente; pero necesito profundizar la investigación en este sentido y disponer del tiempo necesario para que estas preguntas encuentren su viaje a través de la música y la poesía a las angustias de mi generación y mi contexto.
MB: ¿Eres admiradora de la trova cubana? ¿Por qué?
CVS: Me encanta la música cubana, pero la trova es mi género preferido por la poesía de sus versos y por la historia que guardan las canciones, es como un diario donde descubro una historia no contada, pero a la vez puede ser mi propia historia. Es una música de calidad melódica y poética, lo que agradezco muchísimo, que hace pensar.
MB: ¿Cómo quisieras que se recibiera tu libro cuándo esté publicado?
CVS: Quisiera que mi libro se recibiera con música, que sea leído como mismo lo escribí, escuchando canciones de trova cubana. Que me lean los críticos, musicólogos, ensayistas, los jóvenes, los trovadores. Que genere debate y que otros se animen a escribir, a concursar en el Premio David. Quiero que cuando las personas lean mi libro encuentren otra forma de contar la Historia, de analizarla. En mi opinión personal, muchos libros de Historia carecen de análisis, simplemente exponen los hechos, sin darnos la opción de cuestionarlos, o de cuestionar al autor, como si fuera una verdad absoluta. No me gustan los extremos quiero que la gente me lea, sin pensar si soy de izquierda o de derecha, que descubran el centro del debate, el artista como individuo necesario en la construcción de un proceso colectivo. Porque precisamente eso es uno de los puntos que cuestiono en el ensayo cuando analizo lo sucedido con “Palabras a los Intelectuales” y la famosa frase “con la Revolución todo, contra la Revolución nada”. Quiero que los futuros lectores encuentren a una joven escritora cubana que cuestiona su presente, su pasado, que aspira a generar debates sobre los acontecimientos para ser parte de la construcción de este proceso, no una mera observadora.
MB: ¿Qué formato prefieres el digital o el libro impreso?
CVS: El libro impreso es prácticamente una necesidad, soy a la antigua. Las personas me dicen que debo adaptarme a las tecnologías, pero me cuesta mucho. El libro digital no lo descarto, pues cada vez se hace más difícil conseguir ejemplares físicos, además es una forma rápida de llegar a los lectores y más a los que se están formando ahora en la era digital, he conocido a muchos que lo prefieren. La verdad es que si el libro me gusta, me interesa, lo leo como aparezca primero.
MB: ¿Cómo definirías a Cynthia Vargas?
CVS: Optimista, perseverante, perfeccionista. No me gusta perder el tiempo, siempre tengo una lectura pendiente, algo que escribir, una idea, un sueño que quiero hacer realidad. Soy una persona pacífica que apuesta por el diálogo, pero como no me gusta perder el tiempo a veces callo. No me gustan las injusticias ni los oportunistas, siempre quiero defender a quien creo que lo merece. En mi familia pensaban que sería abogada.
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