El Caribe muestra su cine en Santiago de Cuba
Por primera vez el Festival del Caribe, en la ciudad de Santiago de Cuba, realizó, como parte de su programación, la Muestra de Cine Caribeño.

Cartel del 41 Festival del Caribe en Santiago de Cuba
Foto: Cortesía de los organizadores
El Festival Internacional del Caribe celebró su edición 41 en la ciudad de Santiago de Cuba, entre el 3 y el 9 de julio. Fue dedicado a los 40 años de la Casa del Caribe, institución que lo auspicia, a las cuatro décadas del Septeto Turquino y a los 30 años del Estudio Teatral Macubá.
Luego de dos años ocurriendo de manera virtual por las restricciones de la pandemia, el Festival realizó por primera vez la Muestra de Cine Caribeño, espacio que potenció el audiovisual de la región y el pensamiento teórico desarrollado a partir de esta producción.
Esta Muestra perseguía el objetivo de “lograr la inserción del Museo de la Imagen y el Sonido Bernabé Muñiz Gibernau, pues hasta ahora nunca había estado de manera oficial”. Así lo asegura Demián Rabilero líder de una entidad que acogió proyecciones, sesiones teóricas, y estuvo al frente de la organización del encuentro, junto al realizador audiovisual Yasmani Castro.
Gracias a esta Muestra, además, el Festival del Caribe, amplio evento sociocultural donde diferentes manifestaciones artísticas coexisten, consiguió tener su momento para el cine. Rabilero comenta que “en los últimos años se había perdido la proyección de audiovisuales, y en su lugar surgió un taller más enfocado a los comunicadores sociales y menos a los cineastas”.
“Queríamos también estrechar el trabajo con el Centro Provincial del Cine, y servir como marco para que la futura reanimación de la Muestra Itinerante de Cine del Caribe, creado en 2006 por Rigoberto López, pudiera pasar por el Museo”, añade.

La diversidad del Caribe también desde el cine
La Muestra de Cine Caribeño exhibió audiovisuales, realizó paneles y presentaciones de libros. Propició el intercambio con los realizadores que “hacen cine en esta área geográfica o que abordan la cultura e identidad de la misma en sus obras”, ahondó Yasmani Castro.
En la inauguración se realizó un homenaje a Rigoberto López, fallecido el 23 de enero de 2019. De este director se proyectaron sus largometrajes de ficción La soledad de la jefa de despacho (1990), Roble de olor (2004) y El Mayor (2021) y los documentales Yo soy, del son a la salsa (1996) y Puerto Príncipe mío (2000).
Las jornadas del evento se dividieron por idioma y área geográfica: cine francófono, neerlandés, anglófono, hispánico y, finalmente, el cine cubano. En cada una de ellas se realizó un panel con directores, especialistas e investigadores, presentaciones de libros y la proyección de varios materiales.
Las intervenciones se centraron en las peculiaridades de la producción audiovisual de los países que comparten el área del Caribe. También en los rasgos que unifican a República Dominicana, Puerto Rico, Jamaica, Haití, Surimane, Cuba y las naciones de las Antillas Menores: muchas independientes y otras todavía territorios de países europeos como Inglaterra, Francia y Países Bajos.
La añeja dependencia de la metrópoli y los complejos procesos y dinámicas que enmarcan su historia, religión, tradiciones e ideales de independencia, se visibilizan en la cinematografía de este enclave geográfico. Una obra distinguida, además, por su tributo a la valorización de los diversos elementos que conforman la identidad caribeña.

La Muestra fue escenario para la presentación de la Catedra Honorifica Santiago Álvarez, de la Universidad de Oriente, por las profesoras Mirna Caballero y Rosa María Rodríguez. Ellas aseguraron que “con la creación de la Cátedra se inició una nueva etapa en las investigaciones científicas sobre la impronta de Álvarez, sus aportes en la realización y el registro de hechos y personalidades históricas”.
La Cátedra, constituida en marzo de 2009 con el fin de difundir y mantener vigente las enseñanzas del director de Now y Hanoi Martes 13, contribuye “al aprendizaje de herramientas y referentes éticos y estéticos en aras de fomentar la producción y una apreciación crítica del audiovisual”.
“Go Cuba!”
Como parte de la Muestra de Cine Caribeño se introdujo, por primera vez en la ciudad de Santiago, el fondo “Go Cuba!”. Este es un incentivo para producciones independientes cubanas con la cooperación del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino de los Países Bajos.
Gracias a “Go Cuba!”, cada año los cineastas “tienen la oportunidad de solicitar apoyo para la producción de sus proyectos, tanto de ficción como de documental creativo y animación”, dice Rosa María Rodríguez. El fondo es, además, una puerta para el Festival World Cinema Ámsterdam, donde se proyectan los materiales beneficiados con el mismo.
En las ediciones de 2013 y 2015, ese Festival “brindó especial atención al cine del Caribe. Sobre todo Cuba rebosa de talentos audiovisuales jóvenes a quienes el festival desea apoyar”, asegura su web oficial.
El proyecto dispone de un presupuesto para ayudar a los realizadores independientes de la isla en la producción, promoción y distribución. Desde 2015 se han respaldado anualmente unas cinco realizaciones cortas, documentales y animaciones, y dos producciones audiovisuales largas.

Los largometrajes Calle Cuba entre Sol y Amargura, de Vanessa Batista y Guillermo Barberá; Cuba y la noche, de Sergio Fernández; y El mar, de José Luis Aparicio, fueron beneficiados por “Go Cuba!” en este 2022. Además de los cortos de Gabriel Alemán y Eduardo Eimil, Karelis Herrera, José Manuel García, Lisandra López y Gisselle Vargas.
Como parte del ciclo de encuentros desarrollado por el fondo se contemplan cinco proyecciones fuera de La Habana, “con el objetivo de visibilizar las obras apoyadas, darse a conocer más allá de la capital e intercambiar con artistas, cineastas y personas de otras ciudades de Cuba”.
Por ello en Santiago se exhibió el largometraje Antes que llegue el ferry, de Juan Caunedo, Vladimir García y Raúl Escobar; y el corto de Rosa María Rodríguez La costurera, beneficiados ambos en 2015.
De libros y proyecciones
Ediciones Icaic posibilitó el lanzamiento de varias de sus novedades editoriales en la Muestra de Cine Caribeño.
Se presentaron La historia en un sobre amarillo. El cine en Cuba (1948-1964), de Iván Giroud; El cine latinoamericano del desencanto, de Justo Planas; Explorando el cine caribeño, de Luis Alberto Notario y Bruce Paddington; Los amores contrariados: Gabriel García Márquez y el cine, de María Lourdes Cortés; Trovar el cine, de Carlos León; y Cien años de cine en Cuba (1897-1997), de Ambrosio Fornet.
También de Ediciones Icaic se presentó La imagen de lo sagrado. La religiosidad en el cine cubano de la República (1906-1958) de Raydel Araoz. Este realizador, escritor e investigador disertó, además, sobre el cine independiente en Cuba y mostró sus documentales Retornar a La Habana con Guillén Landrián (2013) y La isla y los signos (2014).
Este último es parte de una serie que aborda la vida y obra de reconocidos creadores y que ya incluye a Virgilio Piñera. Aunque está todavía en proceso investigativo, más adelante se incorporará al santiaguero Joel James.
La Muestra realizó, asimismo, la proyección de materiales como Meneses: presencia y alma del teatro santiaguero, de Carlos Fernández y Katiuska Blanco; De un mondo al otro, de Jean Marimoutou; Cosmopolita, de Annie Monteagut y Daniela Sosa; The shadow of color, de Angela E. Roe y Selwyn de Wind; La vulcanizadora, de María Rojas y Andrés Jurado; Emi Iaára: pequeñas historias para soñar, de Rodolfo Ortega y Hebert Poll; y Gente de campo, de Yasmani Castro.
“Queremos seguir vinculando a los realizadores de la ciudad y que les sirva de pretexto para mostrar sus obras, para conocerse, conectarse”, asegura Demián Rabilero. Para la próxima convocatoria “es posible que se llame Taller de Cine del Caribe o Taller Audiovisual, y que se organicen conferencias magistrales, clases, talleres. E incluir, además, la televisión, la fotografía, la radio, el videoarte, la videoinstalación, para evolucionar hacia un festival de mirada mucho más amplia”.
“La Muestra es importante para que las personas conozcan el cine caribeño, que es el cine de la región donde viven”, destaca Castro, “y que además de identificarse con él, sepan la variedad de una producción desplazada por el mercado; y para que los gestores de esta cinematografía se conozcan y puedan ver qué hacen los otros realizadores de nuestra área” (2022).
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