El desafío de la transformación digital en Cuba
La transformación digital representa una gran oportunidad para el desarrollo de Cuba, pero también conlleva dificultades y la aceptación vehemente de sus ventajas.
Una de las aspiraciones del actual gobierno cubano es la creación de una sociedad digitalizada, al punto de convertirse en un tema prioritario.
No solo se evidencia por la apertura, a partir de 2018, en el acceso a las redes de datos móviles, sino también por los esfuerzos del Estado en la formulación de una Política para la transformación digital en Cuba y la Agenda Digital Cubana 2030, y de la gobernanza en línea a través del Portal del Gobierno de La República de Cuba (CubaGob).
Se remarcó aún más dicho propósito con la XIX Convención y Feria Internacional Informática 2024, ocurrida entre el 18 y el 22 de marzo.
“Hablar de transformación digital significa buscar la manera siempre de simplificar un proceso, un trámite, de hacer de un sector de la economía con mayor rendimiento y productividad, y, sobre todo, también de interactuar de una manera mucho más transparente con el ciudadano”, dijo el viceministro primero de Comunicaciones Wilfredo González en el espacio televisivo Mesa Redonda.
De acuerdo a Doreen Bogdan-Martin, secretaria general de Unión Internacional de Telecomunicaciones, la transformación digital “se ha convertido en el motor que impulsa el progreso en todas las esferas de la sociedad”. Y resaltó que Cuba “se posiciona como un escenario propicio para explorar las posibilidades y desafíos que presenta la sociedad digital”.
Soberanía tecnológica
Los cimientos de la transformación digital en Cuba necesitan obligatoriamente una mejoría en la conectividad y el acceso a internet.
Las cifras anuncian un crecimiento de esta índole, pues, como dijo la ministra de Comunicaciones Mayra Arévich, han aumentado los usuarios de telefonía móvil (más de 7.8 millones de cubanos) y de quienes acceden por esa vía a las redes de datos móviles.
Debido a la instalación del segundo cable de fibra óptica Arimao, cada usuario consume como promedio 7,7 gigabytes mensuales, indicó. Por su parte, la televisión digital terrestre alcanza 77 % de la señal estándar y 50 % de la señal en alta definición.
Con la presencia de diferentes actores económicos, el panorama ha cambiado positivamente y ha empezado a notarse una incipiente industria nacional del software. Hoy son 32 entidades estatales y 290 micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) las que impulsan ese camino.
Todo proceso de transformación digital tiene que ir acompañado de una infraestructura que pueda propiciar ese desarrollo, afirmó Yoandy Lazo Alvarado, director de Desarrollo Tecnológico del Ministerio de Comunicaciones. Por ello, se realizaron inversiones significativas en la expansión de la red de fibra óptica, en la creación de centros de datos y la implementación de servicios en la nube, lo que facilita el almacenamiento y la gestión de datos digitales.
Probablemente, el mayor desafío resida en lograr cierto grado de soberanía tecnológica, más cuando Cuba no puede contar con las herramientas y servicios de muchas empresas informáticas extranjeras, por las sanciones de Estados Unidos.
“Estamos en condiciones de disfrutar plataformas digitales de contenido y mensajería muy semejantes a lo que hacemos en el entorno de internet, pero que son soberanas”, dijo Arévich. “Lo que hay que hacer es acercarse a los desarrollos cubanos, que tienen en este minuto las mismas prestaciones de los que disfrutamos por separado en internet”, agregó.
Asignaturas pendientes
Las conferencias y paneles del reciente evento de Informática dejaron pistas sobre temas aún sujetos a debate y que, indudablemente, resultan imprescindibles para un proceso de transformación digital.
En la estrategia tecnológicas hasta 2030, los puntos cruciales se encuentran, por ejemplo, en el desarrollo de las redes móviles de quinta y sexta generación, la fibra óptica, el comercio electrónico, la propiedad intelectual de los softwares, la ciberseguridad, las plataformas de soporte al cliente, la curaduría digital de contenidos y, en general, casi todo lo relacionado con las tecnologías disruptivas.
El protagonismo pudiera ostentarlo la inteligencia artificial (IA), sin la cual no podría ni concebirse un acercamiento al desarrollo de los países más adelantados en ese campo.
Para Yailé Caballero, directora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Camagüey, no hay transformación digital sin IA.
Según ella, esa tecnología contiene un gran potencial transformador desde el punto de vista tecnológico, económico, ambiental y social, dada su posible inserción en todos los sectores y su elevada capacidad de impacto, rápido crecimiento y contribución a la mejora de la competitividad.
Si bien son pocos los productos cubanos realizados a través de una IA, en Cuba existe una comunidad de investigadores en universidades y centros científicos que generan conocimientos en esta área. Así lo ratifica el trabajo de entidades como BioCubaFarma en la bioinformática, de Datys en la videovigilancia y la ciberseguridad, Softel con las aplicaciones en la salud y GeoCuba a través de la agricultura de precisión.
Aunque existan 18 programas de carácter nacional relacionados con el empleo de este tipo de herramientas, Caballero señaló que no hay una total percepción del empleo de la herramienta en la toma de decisiones y se carece de una política clara en el manejo de los datos.
“Hay que insistir en la organización de los procesos y en la transformación real de las organizaciones”, de manera que el proceso de digitalización tenga una base ordenada, dijo Ariadne Plasencia, presidenta del Grupo Empresarial de la Informática y las Comunicaciones, respecto al estado de la transformación digital en Cuba.
Todavía deben articularse los avances tecnológicos con el quehacer cotidiano de las organizaciones cubanas, de forma que el cambio sea tangible para la ciudadanía. (2024)
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