El sueño de tener un auto en Cuba, de las prohibiciones al bolsillo
Las nuevas medidas implican reducciones en los aranceles, pero los precios, salvo excepciones, se mantienen en dólares
Por décadas, tener un auto ha sido un sueño anhelado por no pocas personas en Cuba. Ausencia de un mercado libre para su venta, regulaciones y prohibiciones de importación, han sido una barrera. Nuevas medidas quitan algunas trabas y dejan otras. Sin embargo, el reto es tener el dinero, y en dólares.
En la Cuba de 2024, con una fuerte crisis del transporte público, buscar movilidad propia, más que un lujo, es una necesidad, de ahí que coexistan en cualquiera de las calles del país miles de motos y triciclos eléctricos, autos viejos y modernos y hasta “Frankenstein” ensamblados por piezas.
En ese contexto, los cambios anunciados para las reglas de juego, dan continuidad a las medidas adoptadas en 2023 y persiguen continuar flexibilizando la entrada al país de medios eléctricos, ya sea como carga no acompañante, como envío, ensamblados y adquiridos en el país, la importación y las ventas de autos salidos de la renta, entre otras vías.
“A inicios del pasado año, la dirección del gobierno aprobó un grupo de medidas que favoreció la adquisición de medios de transporte por parte de las personas jurídicas y ahora se dan nuevos”, señaló al respecto el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez.
-Se estima que en Cuba existen 60 000 y 75 000 autos clásicos, fabricados entre 1920 y 1950. Solamente en La Habana se calcula que circulan unos 10 000. -Circulan en el país miles de vehículos de factura soviética, Ladas y Moskvich y en las últimas dos décadas se ha incrementado de manera notable en las calles autos modernos coreanos, japoneses, chinos y europeos. |
A su vez, admitió que “esta actualización no resuelve mágicamente el problema del transporte en Cuba, ni permitirá de inmediato que cada cubano pueda con su salario comprarse un carro, pues para eso, es preciso que se dinamice la economía”.
En la actualidad se encuentran en proceso de conciliación y ajustes las normas jurídicas, que incluyen un decreto y 14 resoluciones de varios organismos y se espera “que todo esté en vigor antes de que concluya el mes de octubre”, según Rodríguez.
En general, se considera que la política permitiría aprovechar y favorecer oportunidades para mejorar la movilidad de pasajeros y cargas, flexibilizar y simplificar procedimientos a tono con la situación actual, así como eliminar o contrarrestar causas y condiciones de irregularidades.
Se puede, no se puede
Desde 2023, en Cuba se pueden importar ciclomotores y motocicletas eléctricas, de hasta 750 kilogramos, con pagos de aranceles en pesos. Por las nuevas normas, se podrán importar además, como equipaje no acompañado o envío, ciclomotores y motocicletas de combustión interna o híbridas, con o sin sidecar, nuevas y de uso (hasta 10 años), de hasta 250 cc y triciclos eléctricos o híbridos, con más de dos plazas o de carga, con aranceles en dólares.
En el caso de los autos, según clase y tipo, al precio del proveedor puesto en Cuba se le añaden los gastos de transportación, tasa de margen comercial, e impuesto especial de segmento o gama, todo en dólares.
A su vez, se autoriza la importación por personas naturales residentes en el país de triciclos eléctricos de más de dos plazas o capacidad de carga, por la vía de los pasajeros o por envío, uno por pasajero, en el periodo de cinco años.
En la actualidad se encuentran en proceso de conciliación y ajustes las normas jurídicas, que incluyen un decreto y 14 resoluciones de varios organismos y se espera “que todo esté en vigor antes de que concluya el mes de octubre” …
Como cualquier persona, diplomáticos, empresarios y colaboradores y otras misiones en el exterior, por dos años continuos, pueden importar ciclomotores y motocicletas eléctricas y remolques, y ahora se les permitirá importar, por una vez, un auto económico o medio –ya sea eléctrico, híbrido o de combustión-, nuevo o de uso de hasta 10 años desde la fecha de su fabricación, con aranceles y servicios de aduana en dólares.
Cuando entren en vigor las normas, se liberará la transmisión de la propiedad entre todas las personas naturales y jurídicas y, en el caso de las personas jurídicas estatales o con participación estatal, la transmisión de la propiedad a una persona no estatal se requiere aprobación del Consejo de Ministros.
Entre los cambios está reorganizar los tributos asociados a esta actividad de modo que estimulen la industria nacional, las energías limpias y el transporte colectivo, a la vez que se recauden fondos para el transporte público y contribuir a la modernización gradual del parque vehicular de Cuba.
Según adelantó Rodríguez, entre los objetivos está encontrar alternativas en la medida de las posibilidades para estimular gradualmente, a sectores que normalmente no cuentan con divisas convertibles para adquirir un medio de transporte, “los médicos,
maestros, científicos, en fin, trabajadores cubanos”.
Dice una voz popular…
Como es habitual, las medidas anunciadas provocaron reacciones de todo tipo, desde cuestionamientos hasta sugerencias.
Entre las opiniones está la del internauta que se identifica como “Trabajador”, quien comentó en un foro que “si 25 000 personas compran un carro, por lo menos 100 000 se benefician, entre familiares o quizás los compañeros de trabajo se ayudan, menos personas tienen que tomar el poco transporte público”.
En el ciberespacio Eulalia Alfonso Muñoz reflexionó que “si los miles de colaboradores u otras personas con suficiente dinero, que en Cuba los hay, traen un auto, me pregunto, ¿está preparado el país para enfrentar el consumo de combustible de estos autos?”.
Otros criterios apuntan a que se reducen los aranceles, pero “igual los precios son en dólares y ese no es el dinero de Cuba”.
Varias personas postearon en redes criterios como el de Reynaldo García: “que se venda como en cualquier parte…un carro, un concesionario, un precio y ya…”
Las explicaciones brindadas por el titular del Transporte en Cuba, tanto en redes sociales como en la televisión estatal, generaron nuevas dudas, reclamos y sugerencias que deberán aclararse más a fondo una vez sean publicadas las normas.
(2024)
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