La bola bailó el chachachá en el Salón de la Fama

Orestes Miñoso y Tony Oliva entraron al baile.

Orestes Miñoso junto a su estatua

“Cuando Miñoso batea de verdad

la bola baila el chachachá”.

canción popular cubana

La noticia se extendió muy rápido el domingo 5 de diciembre entre todos los medios que cubren el béisbol en Estados Unidos y América Latina: Orestes Minnie Miñoso (Perico, 1923-Chicago, 2015) y Tony Oliva (Pinar del Río, 1938) fueron elegidos para ingresar al Salón de la Fama del Béisbol de Cooperstown, el honor más alto que se puede recibir en ese deporte.

Con Miñoso y Oliva suman ahora seis los peloteros cubanos en el HOF (siglas en inglés). Antes habían sido exaltados Martín Dihigo, Cristóbal Torriente, José de la Caridad Méndez, y Atanasio Tany Pérez. Hay un séptimo miembro del Salón nacido en Cuba: el narrador y comentarista Felo Ramírez. Ningún otro país extranjero tiene tantos nombres inscriptos allí.

Para quienes nacimos en Cuba en la mitad inicial del siglo xx y fuimos hechizados por la pelota desde la niñez, Miñoso fue uno de nuestros primeros héroes y su figura se agigantó con el tiempo, creció como leyenda. En la isla fue tan popular en los años cincuenta que se le dedicó la canción citada; la ciudad de Chicago lo adoptó como un símbolo del béisbol y le erigió una estatua en 2004.

Debe haber sido en la última temporada del béisbol profesional cubano (1960-1961) cuando vi por única vez a Orestes Miñoso en el estadio del Cerro. Jugaba el Marianao contra otro club que no recuerdo, mas hay una imagen de ese juego que se me quedó en la memoria. En ella está Miñoso parado en el home plate con el pie derecho muy próximo al pentágono. He visto a muy pocos bateadores que se aproximen tanto al home.

Miñoso fue una súper estrella en todas las ligas en que participó: en Cuba, en Estados Unidos, e incluso en México, donde jugó con más de cuarenta años. Pocos peloteros pueden exhibir la cantidad de anécdotas y hechos sorprendentes que él atesoró. Su currículo en el béisbol es impresionante y sus historias sobrepasan los terrenos de juego.

Claro que para entrar al Salón de la Fama de Cooperstown lo que se precisa son números extraordinarios. Y Miñoso los tuvo: bateó para 299 en sus 17 temporadas en la MLB, en las que acumuló 1 963 hits, 186 jonrones, 336 dobles, 83 triples, 1 136 carreras anotadas y 1 023 impulsadas. Lideró los triples y las bases robadas en tres campañas. Fue siete veces al Juego de las Estrellas y ganó en tres oportunidades el Guante de Oro. En cuatro ocasiones estuvo entre los cuatro primeros en la votación al Jugador Más Valioso.

Tony Oliva, icono en los Twins de Minnesota

Un argumento adicional, en favor de Miñoso, es haber sido el primer latinoamericano negro en jugar en las Grandes Ligas. Apenas dos años después que Jackie Robinson rompiera la barrera racial, él debutó con los Indios de Cleveland el 19 de abril de 1949.

Aun así, Miñoso no consiguió los votos necesarios de la Asociación de Escritores de Béisbol para entrar al HOF (estuvo en la boleta 15 años, hasta 1999). Increíblemente su mayor porcentaje había sido de 21,1, en 1988. Tampoco los obtuvo con el Comité de la Era Dorada en el 2011 ni en el 2014. Ahora, en su tercera oportunidad, logró 14 de los 16 votos posibles. Solo que ya no podrá disfrutar de la exaltación, como tanto deseó.

Y si Miñoso es una leyenda del béisbol, Tony Oliva también fue uno de los grandes peloteros de su época. Elegido Novato del Año en 1964, asistió al Juego de las Estrellas en sus primeras ocho temporadas; lideró a los bateadores de su liga, en promedio, en tres ocasiones (323 en 1964, 321 en 1965, 337 en 1971); cinco veces fue el primero en hits conectados; y ganó un Guante de Oro (1966). En 15 temporadas con los Twins de Minnesota tuvo un promedio de 304, con 220 jonrones, 1 917 hits, 329 dobles y 947 carreras impulsadas.

Pero no fue suficiente para recibir los votos de rigor para entrar al HOF por parte de la Asociación de Escritores de Béisbol. Durante 15 años (1982-1996) su mejor porcentaje, en 1988, fue de 47.3. Tampoco los obtuvo en el ya desaparecido Comité de Veteranos, ni en las votaciones de 2011 y 2014 del Comité de la Era Dorada, el mismo que ahora le abrió las puertas del Salón a sus ochenta y tres años de vida.

¿Por qué fue ahora lo que debió haber sucedido durante tanto tiempo?

La primera razón, para ambos afrolatinos, suponemos, fue la composición del Comité de la Era Dorada este año. En la lista de dieciséis integrantes estuvieron: los miembros del Salón de la Fama Rod Carew, Fergie Jenkins, Mike Schmidt, John Schuerholz, Bud Selig, Ozzie Smith y Joe Torre; los ejecutivos de las Grandes Ligas Al Avila, Bill DeWitt, Ken Kendrick, Kim Ng y Tony Reagins; además de Adrian Burgos Jr., Steve Hirdt, Jaime Jarrín y Jack O’Connell, miembros e historiadores veteranos de los medios de comunicación.

La segunda razón, de mucho peso en el caso de Miñoso, fue la decisión que tomó la MLB, hace un año, de integrar las estadísticas de los jugadores de Grandes Ligas que estuvieron en las Ligas Negras (1920-1948) en los libros de las Mayores. Así, “el Señor White Sox”, recibió el beneficio de sus tres campañas con los New York Cubans, en dos de las cuales fue All Star. (Ahora serían nueve). Al sumar los récords de esas tres temporadas a sus números en la MLB, llegó a un total de 1 946 partidos jugados con 2 110 imparables, 365 dobles, 95 triples, 195 jonrones y 1 093 carreras impulsadas. Su porcentaje de embase (389) es superior al de iconos como Tony Gwynn (388), Willie Mays (384) y Hank Aaron (374). Pero parece que eso no bastaba para dos de los dieciséis electores del Comité.

Todavía queda un cubano que merece ser exaltado al Salón de la Fama hace muchísimo tiempo, el exlanzador Luis Tiant. Ojalá sea elegido en vida. Tiene 81 años. (2021)

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