Novela erótica a ritmo de Calipso

Entrevista con Abilio Estévez.

Lucía López Coll

Abilio Estévez ya había trabajado el erotismo en algunas de sus novelas anteriores

Resulta contradictorio hablarle a un posible lector de un libro al cual seguramente no tendrá fácil acceso. Aún así, hago uso del privilegio que me otorga el encuentro con Abilio Estévez y mi gozosa lectura de su más reciente novela, El año del Calipso, para actualizar a sus admiradores en la isla sobre las últimas andanzas literarias de uno de los más importantes escritores cubanos contemporáneos.

Parte de la novedad consiste en que con El año del Calipso (Tusquets 2012), el escritor residente en España aborda por primera vez la novela erótica, una antigua vertiente, tan rica como criticada (y a ratos censurada), de las letras universales.

Esta pirueta literaria quizá no resulte tan sorprendente para los asiduos a la obra de Abilio, quien ya había trabajado el erotismo en algunas de sus novelas anteriores y hasta había probado suerte con el cuento “Tres reyes”, incluido en el volumen Cuentos eróticos de Navidad, también publicado por Tusquets en esta misma colección, la paradigmática “La sonrisa vertical”.

Y para aquellos que ya se están comiendo las uñas por la curiosidad, les adelanto que en El año del Calipso el narrador habanero regresa al rincón más querido de su entrañable ciudad, un Marianao amable y arbolado donde transcurre la primera juventud del imberbe Josán, quien muchos años después reconstruye con la memoria y la emoción de la nostalgia, los inolvidables días en los que disfrutó el descubrimiento de su sexualidad.

Pero en ningún momento la sustancia del relato se reduce a la revelación del sexo y su práctica más desprejuiciada. Además de colmar las expectativas eróticas impuestas por el género (que incluyen sexo explícito y el uso del lenguaje considerado obsceno), El año del Calipso consigue una cualidad casi pictórica, una particular delicadeza y hondura reflexiva que otorgan al texto una sensualidad poética, transmitida en este caso por el narrador-protagonista, especialmente dotado de una sensibilidad exquisita para el disfrute de los sentidos, aún en los actos más cotidianos de la vida.

-A veces se tiende a considerar la literatura erótica como un género menor ¿no sentiste esa duda con El año del Calipso?

-Antes de empezar su escritura quizá pensé en algún momento que podría ser considerada una novela menor, pero ahora no. Tal vez en ocasiones el género sea visto de ese modo por los propios autores porque exige ceñirse a un tema y siempre debes moverte dentro de esos límites. Aunque justamente esa limitación requiere un esfuerzo mayor y un uso más cuidadoso de los recursos literarios y en especial del lenguaje.

“Por otra parte, la obra de un escritor se compone de diversas variaciones. En mi caso particular fue una experiencia muy buena porque al concentrarme en el hecho erótico disfruté más la escritura y me liberó en muchos sentidos. Me ayudó a salir del ‘peso’ de Cuba y afloró un sentido lúdico que no había explotado lo suficiente en mis novelas anteriores aunque estaba latente. Incluso el tema de la homosexualidad dejó de ser visto como una tragedia para convertirse en un verdadero disfrute.

-¿Entonces no consideras esta novela una ruptura, un punto de giro en tu obra?

– Realmente no creo haberme apartado mucho de lo que escribo y de lo que me interesa como literatura. Sólo que En el año del Calipso establecí una relación más consciente con el cuerpo, con esa parte del ser humano que es su sexualidad y que a veces es mucho más importante para nosotros de lo que estamos dispuestos a reconocer. Tampoco me he planteado continuar en esta línea de trabajo en su forma “pura”, digamos. Pero haber escrito esta novela supuso para mí cierta liberación. Es como si al perder solemnidad mis propios límites se hubieran ensanchado y eso es algo que quizá pueda marcar o influir en mi obra a partir de ahora.

-¿De dónde surgió la idea de escribir una novela erótica?

-Mis editores me propusieron escribir una novela para la colección “La sonrisa vertical”. Al principio dudé si era un tema que me interesaba abordar. Después me dije: ¿por qué no traspasar esos límites que uno mismo se impone a veces? Y resultó ser una novela de aprendizajes y descubrimientos, en igual medida que lo fue para su protagonista, Josán.

-¿Qué complejidades supuso su escritura?

-Quizá pueda parecer que escribir una novela erótica es relativamente fácil pero nada más lejos de la verdad. Mientras trabajaba en ella a veces tuve la tentación de abordar otros temas, como determinados conflictos de los personajes, pero otra vez tienes que llamarte a capítulo y ceñirte a lo erótico.

-¿Por qué un joven, por qué La Habana y por qué esa fecha precisa?

-Escogí un joven porque me interesaba el momento especial del descubrimiento. Y más que en La Habana, la trama transcurre en un espacio mucho más preciso, Marianao, porque es el lugar que más conozco y al cual me unen lazos muy especiales. En esa fecha porque si hubiera ubicado la novela después de 1959, la homosexualidad necesariamente habría tenido otras connotaciones más allá de lo erótico que no me interesaban en este caso.

-¿Tienes referencias de la literatura erótica que se está escribiendo hoy en Cuba?

-Sí, aunque pocas. He visto que en algunos casos la literatura erótica escrita en Cuba se recrea en sus ángulos más sórdidos y oscuros. Sin embargo a mí me atraía precisamente todo lo contrario. No estaba interesado en mostrar el sufrimiento que, por muchas razones, significaba y quizá significa todavía ser homosexual en la isla. Tal vez por eso mismo yo quería mostrar la parte más gozosa y divertida, libre de tabúes de cualquier signo.

-¿Sigues sintiéndote parte del universo creativo cubano o te interesa deshacer esos lazos?

-Yo creo en la tradición y en su significado. Incluso aunque quisiera (que no es el caso), es muy difícil desprenderse de ese cúmulo de experiencias, de lecturas, de formas de actuar y de pensar que ya forman parte de ti como persona y como creador. Esta novela está plagada de citas más o menos evidentes que demuestran esa pertenencia, aunque el hecho de vivir fuera de Cuba te aporte otra mirada, que en mi caso, al fin y al cabo, me ha otorgado cierta serenidad y me ha permitido la reconciliación con ese pasado.

En la despedida consigo una primicia y una confesión. Abilio adelanta que actualmente trabaja en una novela histórica sobre el período conocido como el “machadato”, sobre la experiencia de un grupo de familias que viven la caída del dictador. Entonces recuerdo que quizá El año del Calipso y esta novela en proceso tarden demasiado en ser conocidas por los lectores cubanos, por lo que pregunto la del estribo.

¿Te gustaría que tus libros se publicaran en Cuba?

-Me encantaría, pero hasta ahora ninguna editorial se ha acercado a mí para proponérmelo. Sé que todavía tengo lectores allá que consiguen mis libros de una forma u otra y me consuelo pensando que los que he perdido en la isla los he ganado en otros lugares. Aunque debo confesarte que cuando escribo no pienso en un lector cubano, español o de cualquier otra parte. Siempre pienso en cinco o seis personas en cuya percepción confío y a los cuales nunca quisiera defraudar.

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