La inflación se agrava en Cuba

El gobierno estudia respuestas para un problema que identifica como el punto más crítico de su economía, pero los pasos llegan con lentitud.

El pobre abastecimiento de los mercados agropecuarios hace de los alimentos uno de los ejes más visibles de la inflación interna.

La inflación se ha convertido en centro de los problemas del cubano común y en el punto más crítico que identifican las autoridades en sus políticas económicas. Lo evidencian el ascenso prolongado de precios en mercados mal abastecidos, mientras los salarios permanecen estáticos, y la lentitud del gobierno para implementar estrategias que ha enunciado públicamente.

El año comenzó con continuidad de la inflación, de acuerdo con las cifras que ofreció en mayo el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular. De enero a abril la inflación acumulada fue de 11,39 por ciento, mientras el dato interanual (desde abril de 2022) creció un 45,5 por ciento. Otros estudios observan alzas mayores.

Con esta arrancada es lógico que Gil Fernández vaticine que en 2023 la inflación superará el 40 por ciento, prácticamente similar a la registrada en 2022.

De la complejidad del asunto habla la diferencia de enfoques entre los economistas. Coinciden con propuestas, por ejemplo, para reducir con urgencia el déficit fiscal, que en los últimos años ha pasado de dos dígitos en relación con el PIB –en 2020 llegó hasta el 17,7 por ciento, arrastrado por la crisis de la pandemia.

Sin embargo, los economistas  no juzgan el problema inflacionario con iguales términos. José Luis Rodríguez lo califica como “uno de los fenómenos de mayor complejidad que puede enfrentar una economía y no existen soluciones sencillas y rápidas para enfrentarla y revertir sus efectos”. Ricardo González, en cambio, tiene en cuenta “la vasta experiencia internacional en el manejo de la inflación” y estima que “se conoce con mucha precisión qué instrumentos permiten dar estabilidad a los precios en una economía”.

Queda por ver cómo el gobierno cubano desenmaraña un conflicto que tiene raíces externas e internas. Las medidas de que ha hablado hasta el momento entran en el escenario con marcada gradualidad, mientras el ambiente económico se enrarece a más velocidad.

El ministro de Economía, Alejandro Gil, pronosticó que la inflación podría superar el 40 por ciento en 2023, a juzgar por el comportamiento en los primeros meses.

Equilibrios macroeconómicos para producir

Por lo pronto, el Ministerio de Economía y Planificación estudia un Programa de Estabilización Macroeconómica que tiene entre sus prioridades la reducción gradual del déficit fiscal. Aunque Gil Fernández admite la necesidad de gastos para proteger a sectores vulnerables de la sociedad, dijo a los diputados que la inyección de dinero en circulación implica “más déficit del presupuesto y, a la larga, más precios”. Viejo enredo de la economía socialista.

Para reducir los sobregastos presupuestarios, este Programa apuntaría a reducir los gastos destinados al subsidio de productos. La medida, que implica pasar a subsidiar personas, parece difícil de implementar en Cuba; ha tenido escaso desarrollo desde que se concibió en 2011, con los Lineamientos de la Política Económica y Social.

La mayoría de los analistas coinciden en que el enfrentamiento de la inflación pasa por otras transformaciones pendientes, a fin de levantar producciones y ofertas en los mercados, en primer lugar, de alimentos. Casi todas las producciones del campo –viandas, hortalizas, huevos, leche, arroz, fríjoles y otras- han disminuido este año, con la carne de cerdo como caso más sensible.

Los datos que ofreció el ministro de Economía a los diputados hablan de una baja desde 200 000 toneladas de carne de cerdo en 2017 hasta 8.100 el año pasado. Apenas el 4 por ciento.

“¿Qué pasó? –se preguntó Gil Fernández ante el Parlamento. “Todas las toneladas de cerdo generadas en el 2017 eran sobre la base de la importación de harina de soya y de maíz. Esos insumos hoy tienen precios altísimos”. ¿Cómo resolverlo? “Se debe estimular la producción en el país de estos alimentos para consumo animal”, dijo el ministro.

Un paso ha sido darle acceso directo al mercado cambiario a empresas importantes, para la adquisición de divisas. De funcionar, el Grupo Porcino, que es una de las beneficiadas, piensa lograr este año 40 000 toneladas de carne y unas 70 000 en 2024.

Sin embargo, como mismo la reanimación productiva favorece el entorno macroeconómico, las producciones necesitan para recuperarse de un reequilibrio del entorno monetario, financiero y fiscal, que le devuelva funcionalidad al peso cubano y poder adquisitivo a los salarios y pensiones. Es un objetivo principal del Programa de Estabilización Macroeconómico. El gobierno lo anunció en la sesión parlamentaria de diciembre pasado, pero son pocos los pasos que ha dado desde entonces.

El gobierno ha pasos para reordenar el mercado cambiario, con la compra-venta de dólares, pero todavía de manera limitada.

Punta del iceberg

La combinación de causas externas e internas hace más complicada la inflación. Desde el exterior, a los altos precios del mercado mundial, agravados por la guerra de Ucrania, se suman los efectos del bloqueo económico estadounidense contra los negocios de Cuba con terceros países. En lo interno, los desequilibrios generados por la reforma monetaria y salarial se enredan por la caída acentuada de producciones y servicios clave, como el turismo, y el incremento desmedido de dinero circulante.

La recuperación de la capacidad de compra de la moneda nacional se enlaza con otro objetivo estratégico del Programa de Estabilización Macroeconómica, la desdolarización de la economía cubana.

Para acercarse al reordenamiento del mercado cambiario el gobierno abrió en agosto del año pasado la venta de divisas o moneda libremente convertible (MLC) en efectivo, pero de manera muy limitada. En mayo del presente año amplió esta opción mediante el depósito en tarjetas MLC para la compra en tiendas especializadas. El mercado ilegal sigue dominando la escena con tipos de cambio que superan la tasa de 120 pesos por dólar de las Casas de Cambio Cadeca.

El camino mejor andado por el momento es la diversificación de actores económicos, con la entrada en el juego de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) -7 842 privadas y 105 estatales hasta la fecha- y 65 cooperativas no agropecuarias. Pero permanece pendiente la otra cara de esta moneda, una reforma empresarial que transforme a fondo a las empresas estatales. Esta medida puede destrabarse con la ley de empresas anunciada sin fecha legislativa por el momento.

La inflación quizás sea solo la punta del iceberg de desequilibrios y distorsiones macroeconómicas acumuladas en el modelo económico cubano. La alta complejidad que se deriva por consiguiente para los propósitos del Programa de Estabilización Macroeconómica reclamará mayor audacia social y política en la implementación de medidas. Parece un camino obligado, aunque demore la arrancada.(2023)

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