Hierve la leche

La tendencia alcista de la leche en polvo en el mercado mundial forzó un incremento del precio en las tiendas de Cuba, que anualmente cubre con importaciones alrededor de la mitad del consumo nacional de ese producto.

El Ministerio de Finanzas y Precios elevó en más de un 15 por ciento el precio de la leche en polvo en la red de tiendas en pesos convertibles.

El aparente distanciamiento entre los rumbos del mercado minorista cubano y las tendencias del mercado mundial volvió a saltar en pedazos hace unos días: las autoridades locales acordaron elevar el precio de la leche en polvo a partir del 4 de abril ante el encarecimiento sostenido de su importación.

Funcionarios del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) y del Ministerio de la Industria Alimentaria informaron la medida al diario Granma bajo el criterio de que el precio de ese producto subió de 4.720 a 5.563 dólares por tonelada. De acuerdo con declaraciones del director de Comercio, Turismo y Servicio del MFP, Octavio Beltrán Castillo, el alza “generaría pérdidas al sistema empresarial de no hacer los ajustes correspondientes en el precio minorista”.

La red de tiendas que opera en moneda dura elevó en 45 centavos, hasta 3,35 pesos convertibles (CUC), la bolsa de 500 gramos, y en 85 centavos, hasta 6,60 CUC, el paquete de un kilógramo -las Casas de Cambio CADECA cambian 1 CUC por 24 pesos cubanos (CUP) a la población, mientras la tasa de cambio oficial fija en un dólar tanto el precio del CUC como el del CUP-.

En ambas presentaciones, el precio de la leche ascendió en poco más de un 15 por ciento, aunque el incremento internacional reportado por el MFP es de un 18 por ciento. La diferencia confirma la información ofrecida por la vicepresidenta del Grupo Empresarial CIMEX, principal firma del comercio minorista en CUC: Bárbara Soto dijo que el aumento del precio incluye únicamente al alza del gasto cubano para adquirir ese producto en el extranjero, pero no se le adicionan desembolsos por transportación, almacenamiento u otras causas.

Días antes, el vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo, explicó a los diputados que Cuba realiza fuertes gastos en la compra de alimentos, que limitan la posibilidad de emplear ese dinero en el financiamiento de inversiones necesarias para el desarrollo del país. El jefe de la comisión gubernamental que conduce las transformaciones económicas expuso lo anterior para argumentar la necesidad de una nueva ley de inversiones extranjeras, finalmente aprobada por el Parlamento.

El país carecería de sostén para el desarrollo si dedica el grueso de sus finanzas para asegurar solo el consumo, dijo Murillo. Como ejemplo de las erogaciones en alimentos que se encarecen de manera sostenida, citó precisamente el caso de la leche –preámbulo oportuno, y quizás no tan casual, para la emisión solo seis días después de la Resolución 165 del MFP, que puso en vigor un nuevo precio para ese producto.

De acuerdo con los datos estadísticos aportados por Murillo, el gasto cubano en la compra de leche en polvo ha ascendido más de un 60 por ciento a lo largo de una década (de 2003 a 2012), aunque el volumen promedio importado ha disminuido en ese período: en los tres últimos años bajó alrededor de un 20 por ciento en comparación con la compra de 2003, de unas 50 mil toneladas.

El precio internacional más reciente informado por el MFP implica un aumento del 160 por ciento sobre el valor de diez años atrás: 2.106 dólares por toneladas en 2004.

“En la ganadería y la industria láctea hay que hacer una transformación muy grande, extremadamente grande, porque debemos ir a una variable de desarrollo que sustituya esas importaciones”, dijo Murillo a los diputados el 29 de marzo. “Y eso con financiamiento propio va a ser muy difícil”, agregó para justificar el hecho de incluir a la agricultura entre los sectores previstos en la nueva ley con una política específica para alentar la inversión extranjera.La producción lechera cubana solo cubre alrededor de la mitad del consumo nacional.

La industria láctea recibe entre 300 y 310 millones de litros de leche de la ganadería del patio. Se suman más de 80 millones vendidos de manera directa a la población. Un funcionario del grupo empresarial de la Industria Alimentaria, Iván Carranza, reconoció que esos volúmenes están distantes de la demanda nacional. La producción lechera cubana solo cubre la mitad del consumo en el país. El resto es importado, informó Murillo ante la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Los planes de desarrollo plantean un incremento modesto: 450 millones de litros hacia el 2020.

El Estado, que subsidia el suministro de leche para los niños hasta siete años, se ve forzado a incrementar este año en 12 millones de dólares el presupuesto previsto inicialmente con ese objetivo, a fin de dejar intactos tales precios, en pesos cubanos.

Al resto de la población, entretanto, solo le queda como alternativa la red comercial con facturas más duras en pesos convertibles.

Aunque muy altos para el nivel adquisitivo medio del cubano, los precios en esas tiendas suelen mantener una estabilidad que no refleja la evolución cambiante de los precios de los alimentos básicos en el mercado mundial, particularmente alcistas en los últimos años. De vez en cuando, sin embargo, salta la liebre como acaba de ocurrir con la leche en polvo.

Algo similar sucedió en el año 2007 con ese mismo producto y otros alimentos, como el aceite vegetal. Por iguales razones también ha subido en ocasiones el precio de la gasolina y de otros combustibles.

Tras calificar de ineludible la medida, el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista Cubano, prometió que, “como principio, continuará garantizando este alimento para una parte de la población, de forma subsidiada”. Pero las tensiones siguen aumentando sobre la caja del Estado, obligada a desembolsos cercanos ya a unos 2.000 millones de dólares para comprar alimentos, buena parte de los cuales puede producir en los propios campos del país. La leche es solo un ejemplo.

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