Un compendio casi ensayístico de opiniones políticas y literarias es el libro Un poeta metido en camisa de once varas que el fallecido y notabilísismo intelectual cubano Roberto Fernández Retamar entregó a Ediciones Unión antes de su muerte.

Se trata de una compilación de 14 entrevistas realizadas por cubanos y extranjeros donde Fernández Retamar se nos muestra con una brillantez y una precisión que lo hacen estar entre las primeras figuras del pensamiento y de las letras cubanas del siglo XX.

En un breve prólogo al libro, Retamar aclara que se trata de una selección posterior a una de 1982 con nuevas entrevistas pero con los textos completos por lo que el lector o la lectora deben perdonar algunos criterios que aparecen más de una vez y, quizás, algunas contradicciones.

Pero las aludidas reiteraciones y contradicciones no hacen más que revelarnos a quien no dejó de enriquecer su pensamiento en las diversas circunstancias atravesadas por su país, incluyendo el difícil periodo especial, las cuales se manifiestan en sus respuestas a Sergio Marras, en 1991, agrupadas en un cuestionario titulado “Nuevos Primeros Días”.

En dicha entrevista Retamar expresaba sus esperanzas de que Cuba saldría de la situación por la que atravesaba.

“Tengo esperanza, tengo fe, tengo la certidumbre de que se encontrará una salida, que no se aplastará económicamente a Cuba, aunque ese es el proyecto del gobierno norteamericano, ahogarnos para provocar un malestar interno inevitable en situaciones de escasez, de dificultades”, afirmaba en aquellos años.

De particular interés resultan sus respuestas a Gofreddo Diana y John Beverley en el texto que da título al libro y donde alude al posmodernismo y a los estudios poscoloniales, de estos últimos de los que fuera un innegable precursor.

Allí hace algunas aclaraciones sobre su ensayo Todo Caliban, una de sus obras cumbres, del que afirma que la problemática abordada en él es más aguda que cuando escribió Caliban porque entonces la gran contradicción parecía ser entre capitalismo y socialismo mientras que hoy en día, tras el fracaso del experimento del socialismo europeo, la situación en los países del Tercer Mundo es mucho peor.

Sin embargo la mayoría de las entrevistas contenidas en el volumen versan sobre la labor propiamente literaria y sobre todo poética del autor de “Felices los normales”.

En “No tengo una visión panglosiana de la vida”, concedida a Yamil Díaz Gómez nos enteramos de que el célebre poema “El Otro” fue escrito en un ómnibus, “donde el primero de enero de 1959 viajaba a casa de mis padres”, según palabras del propio Retamar.

“Como el poema llegó como un pájaro, según suelen llegarme, solo acerté a borronearlo en un papel que llevaba en el bolsillo. Por supuesto, no tenía entonces conciencia de que el texto abriría una época en la poesía cubana, como usted dice, pero sí sentía con fuerza y emoción que se estaba abriendo una época en la historia de mi país”, afirmó entonces el poeta.

También sobre su relación con la ciudad de Nueva York, sus años de profesor universitario y su labor en la Casa de las Américas hasta su fallecimiento, podemos encontrar reflexiones a lo largo de toda la lectura.

En definitiva se trata de un libro ameno, que en ocasiones toma la forma del ensayo o memorias para presentarnos a un Retamar inteligente, coherente con la vida que decidió escoger y dueño de una biografía tan interesante como creadora.

Es por todo ello que Un poeta metido en camisa de once varas merece toda la atención de los admiradores de este poeta y ensayista cubano quien, este 9 de junio, hubiera cumplido 91 años.