Seguridad alimentaria en Cuba, ¿en riesgo?
Especialistas del Centro de Estudios de la Economía Cubana (Ceec) y otras instituciones y organismos, se reúnen para examinar avances y desafíos en materia de Seguridad Alimentaria en México y Cuba.
Los pasados días 19 y 20 de septiembre tuvo lugar en La habanera Quinta de los Molinos el segundo Foro de Economía Cubana del Centro de igual nombre. Este es un espacio que tiene lugar dos veces al año, y gira en cada ocasión en torno a una temática de relevancia para la economía cubana. Participan entre 25 y 30 personas: profesores del centro, otros miembros de la academia, funcionarios de instituciones diversas, y un invitado externo, todos afines con el tema en cuestión.
En esta ocasión, el Foro versó sobre seguridad alimentaria, cuestión de suma actualidad y prioridad para Cuba. Fueron ponentes en esta edición Agustín Rojas, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y Anicia García y Betsy Anaya, ambas del CEEC.
La primera sesión abarcó tres presentaciones: “Seguridad Alimentaria, elementos conceptuales”, “Dimensiones regionales de la seguridad alimentaria en México” y “Políticas en pos de la seguridad alimentaria en Cuba, 1989-2022”.
Agenda
Las principales ideas a resaltar de la jornada, son las siguientes:
- La alimentación es un derecho recogido en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos humanos de 1948. Es, además, un derecho básico para lograr otros como la salud y el logro de una vida plena.
- La seguridad alimentaria se consigue cuando “todas las personas en todo momento tienen acceso físico y económico a suficiente comida, segura y nutritiva, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objetivo de llevar una vida activa y sana (Cumbre Mundial de la Alimentación de la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), 1996)”.
- Este concepto se enfoca en el diagnóstico general de la problemática por países, aunque sus dimensiones de cobertura se mantienen como aspiración individual y sus recomendaciones no consideran los factores estructurales que inhiben el desempeño de las economías locales.
- Examinando la situación de Latinoamérica y particularmente México, se considera que la seguridad alimentaria debe tener como base el crecimiento sostenido de la economía interna por medio de mecanismos eficientes de distribución del ingreso, donde la recuperación del poder adquisitivo, de conjunto con la generación del empleo en el sector agropecuario, deben ayudar a recuperar los niveles de consumo y generar un dinamismo creciente de las cadenas productivas de alimentos.
- La seguridad alimentaria ha sido una prioridad desde el triunfo de la revolución cubana, lo que se expresa en un cúmulo de políticas a lo largo de los años, de las cuales se analizaron las implementadas en tres períodos: 1989-2007; 2008-2019; 2020-2022.
- A pesar de las múltiples acciones implementadas de 2008 a la fecha, la producción agropecuaria cubana, que constituye la base de la disponibilidad de alimentos, no logra el necesario dinamismo. Especialmente de 2019 a la fecha donde se constata una contracción de las importaciones de insumos destinados al sector que explica con una correlación del 94 % la caída de la producción nacional, en tanto se asiste a un incremento del valor de las importaciones.
México y Cuba
El segundo día se presentaron dos trabajos: “La política alimentaria en México” y “Desafíos para la seguridad alimentaria en Cuba”. A continuación, se sintetizan las ideas clave que concluyeron los autores tras sus presentaciones:
- Como consecuencia del tratado de libre comercio de América del Norte y de la irrupción de grandes trasnacionales en el negocio agroalimentario mexicano, se ha asistido a un abandono de las producciones agrícolas tradicionales (sobre todo de granos), en favor de los productos ultraprocesados y la comida rápida. Estos últimos, por la cercanía de las ofertas, han influido en las preferencias de los mexicanos.
- El mayor consumo de productos procesados, está teniendo un impacto innegable en la salud de la población mexicana (alta prevalencia de obesidad y enfermedades crónico degenerativas no transmisibles), con lo cual se constata que el desafío más grande que enfrenta México en torno a la seguridad alimentaria, se presenta en la dimensión consumo y utilización biológica.
- El Estado mexicano debe enfocarse en diseñar e implementar políticas orientadas a recuperar la autosuficiencia alimentaria en bienes estratégicos a través de la producción local-regional y facilitar el acceso a estos alimentos en todo el territorio nacional.
- En Cuba, existe una brecha entre la prioridad concedida al tema en el discurso y los diferentes documentos rectores y la realidad que enfrenta la población.
- Las medidas tomadas para dinamizar la producción agropecuaria resultan insuficientes y los esfuerzos por sustituir importaciones tampoco muestran resultados positivos. A la agricultura se destina menos del 3 % de la inversión del país, lo que contrasta con porcentajes mucho más elevados en otros rubros, como la actividad inmobiliaria.
- El hecho de diseñar la canasta básica de referencia para 2100 kilocalorías para el ordenamiento monetario, colocó en una situación de vulnerabilidad alimentaria a las personas con salarios y pensiones mínimas.
- El gasto en alimentación sigue siendo el más importante dentro del gasto familiar, dejando sin posibilidades a las personas de dedicar recursos a otros consumos necesarios para la reproducción de la vida.
Algunas propuestas
El Foro se cerró con una tormenta de ideas en torno a la interrogante: ¿Qué hacer para que la realidad en Cuba converja hacia lo que se ha legislado?
Se generó un fructífero debate, y los aportes de los participantes convergieron hacia valiosas propuestas, entre las cuales resaltan: entender que el asunto alimentario es un una emergencia para Cuba y por ende debe dársele el tratamiento que una emergencia requiere; generar incentivos para la producción de alimentos (fiscales, crediticios); eliminar las barreras reales y subjetivas que impiden que todos los actores se involucren en la actividad; modificar la estructura de la inversión de modo tal que el sector agropecuario sea realmente prioritario en la asignación de recursos; entregar los recursos financieros a quienes son capaces de obtener resultados productivos; y facilitar la inversión extranjera en el sector, lo que ineludiblemente debe acompañarse de la creación de un mercado cambiario real para que estos agentes puedan recuperar sus inversiones y obtener sus ganancias en divisas. No hay tiempo que perder si de veras se desea hacer cumplir la Ley de Seguridad y Soberanía Alimentaria y Nutricional aprobada en 2022. (2023)
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