Sin pausa, pero a toda prisa
Once años después de iniciada la reforma económica no se ha logrado el necesario despegue y en el plano social se observa un deterioro en las condiciones de vida de la población cubana.

Quizás una de las medidas más relevantes con impacto económico y social positivo, ha sido autorizar la creación de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
Resulta evidente que la reforma económica comenzada en Cuba hace más de una década no ha logrado sus principales cometidos. La situación del país es bien compleja, y abundan las medidas de todo tipo que buscan una salida al actual panorama.
Existen, por solo mencionar algunas: las presentes en la estrategia económico social aprobada en 2020, 15 medidas para fortalecer la empresa estatal, 63 para el sector agropecuario, 92 para la industria azucarera y se acaban de anunciar 76 para la recuperación económica. Estas últimas tienen el propósito de incrementar los ingresos en divisas y aumentar y diversificar las exportaciones.
Vale destacar que estos propósitos se repiten en todos los documentos aprobados desde el inicio de la actualización a la fecha: los Lineamientos para la Política Económica y Social del Partido y la Revolución del 6to Congreso del PCC, que fueron revisados y actualizados en el 7mo y el 8avo Congreso; la Conceptualización del Modelo Económico y Social y las Bases del Plan Nacional a 2030 resultado del 7mo encuentro del PCC y su actualización en el 8vo.
Resultados poco halagueños
De 2011 a la fecha, son abundantes los documentos programáticos y aún más los paquetes de medidas diseñados para rescatar la economía en diferentes coyunturas adversas. Sin embargo, los resultados distan de lo deseado. Si se analiza el período 2011-2019 se puede constatarse que:
Del 5 % como promedio de crecimiento anual, solo se alcanzó un 2 %.
Las exportaciones de bienes se contrajeron un 65 % y las de servicios en 14 %.
El hecho de que entre 2011 y 2019 no se hayan alcanzado los resultados previstos, da muestras de que el camino seguido no es efectivo. Ha faltado secuencialidad en las medidas, así como celeridad en los cambios y transformaciones radicales de carácter estructural.
Las importaciones de bienes se contrajeron en un 29 % y no precisamente por sustitución de estas por producción nacional (uno de los objetivos de la actualización), sino por la carencia de recursos financieros para acometerlas.
No se logró captar los montos deseados de divisas a través de la inversión extranjera directa, calculados en unos 2 500 millones de dólares al año.
Se mantiene una situación compleja en cuanto a la deuda externa del país, de largo y de corto plazo.
Los sectores productivos, dígase agricultura e industria no logran el necesario despegue. En particular el sector agropecuario, que ha sido objeto de múltiples acciones desde 2008, muestra resultados para nada favorables. El sector agropecuario creció de manera acumulada un 5 % y la industria un 14 % en nueve años.
Los años 2020 y 2021, han sido aún más complejos por la combinación del azote de la pandemia del coronavirus y el recrudecimiento oportunista del bloqueo estadounidense bajo la administración de Donald Trump (2017-2021). A ello se añade la implementación extemporánea de la llamada Tarea Ordenamiento, y los errores reconocidos desde su diseño hasta su puesta en marcha.
En medio de este panorama, los científicos cubanos lograron producir vacunas de elevadísima efectividad, para que con ellas pudiera inmunizarse toda la población cubana. El resultado fue encomiable, posible gracias a la inversión en la rama biotecnológica y en la formación de científicos competentes.

¿Qué ha faltado?
El hecho de que entre 2011 y 2019 no se hayan alcanzado los resultados previstos, da muestras de que el camino seguido no es efectivo. Ha faltado secuencialidad en las medidas, así como celeridad en los cambios y transformaciones radicales de carácter estructural.
Todo lo que ocurre a nivel macroeconómico, tiene un reflejo en las condiciones de vida de la población cubana. A ello se añade que en aras de la eficiencia económica que se buscaba con las trasformaciones comenzadas en 2011, se llevaron a cabo procesos de reestructuración y compactación de dos servicios clave para la nación cubana: educación y salud. Tales procesos han tenido un impacto negativo en el acceso, sobre todo de las poblaciones en zonas no urbanas.
Once años después, pareciera que estos sacrificios resultaron en vano. No se ha logrado el necesario despegue económico y en el plano social es visible el deterioro en las condiciones de vida de la población cubana.
Carencias de bienes de todo tipo con énfasis en alimentos y medicamentos, inflación galopante, dolarización parcial de la economía, servicios básicos deficientes (salud, transporte, generación eléctrica), son parte de la cotidianeidad con la que lidia la población día tras día.
Las migraciones externas, sobre todo por la vía ilegal, han alcanzado cifras realmente alarmantes. Entre octubre de 2021 y mayo de 2022, habían llegado a Estados Unidos por vía terrestres casi 79 000 migrantes de nacionalidad cubana. Este es el mayor destino receptor a partir de la eliminación para los cubanos del requisito de visado por parte de Nicaragua.
Quizás una de las medidas más relevantes con impacto económico y social positivo, ha sido la aprobación el año pasado de la creación de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), de conjunto con las posibilidades de crear nuevamente cooperativas no agropecuarias. Hoy suman más de 4 000 las mipymes constituidas. Esta medida está contemplada desde los primeros lineamientos y, sin embargo, su implementación tardó diez años en concretarse.
Aun cuando el tejido empresarial cubano es hoy mucho más grande y diverso, se continúa afirmando que no es momento para permitir las importaciones de carácter comercial. Se sigue apostando por el monopolio del comercio exterior, queda pendiente la reforma del sector empresarial estatal (que cada año se anuncia como prioridad para el período) y se adolece de un programa antinflacionario, por solo citar transformaciones elementales que no deben continuar aplazándose.
Una frase del entonces presidente (2008- 2018), Raúl Castro, se hizo popular hace algunos años: sin pausa, pero sin prisa. En la actual coyuntura socioeconómica, tales cambios deben ser introducidos sin pausa, pero a toda prisa, si de veras se desea cambiar el rumbo de la economía cubana para alcanzar el añorado despegue y que este se vea reflejado en la vida cotidiana de la población. (2022)
Su dirección email no será publicada. Los campos marcados * son obligatorios.
Normas para comentar:
- Los comentarios deben estar relacionados con el tema propuesto en el artículo.
- Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
- No se admitirán ofensas, frases vulgares ni palabras obscenas.
- Nos reservamos el derecho de no publicar los comentarios que incumplan con las normas de este sitio.