La Habana, 27 nov.- Crear un espacio para intercambiar, compartir experiencias, analizar tropiezos, conocer las buenas prácticas y escuchar recomendaciones fue la motivación de un taller con mujeres rurales emprendedoras, en la finca La Yoandra, en la periferia habanera.

Organizada por el proyecto Impulsar la transición ecológica en La Habana para garantizar la seguridad alimentaria, la sostenibilidad de las formas de vida y la diversidad de ecosistemas (Transición Agroecológica), que se ejecuta en Guanabacoa, la iniciativa permitió a acercarse a una emprendedora de éxito, Yoandra Álvarez.

En el encuentro estuvieron representantes de las organizaciones no gubernamentales españolas Movimiento por la Paz (MPDL) y Justicia Alimentaria, que acompañan a la Filial Habana de la Asociación Cubana de Producción Animal en la ejecución del proyecto Transición Agroecológica, financiado por la Generalitat Valenciana.

Con la facilitación del Proyecto de Desarrollo Local (PDL) Innova Ashé, en el taller se expuso el camino recorrido por Transición Agroecológica desde su primer encuentro, cuando apenas se empezaba a soñar con visión de aprendizaje, futuro y sostenibilidad.

Como acciones realizadas hasta la fecha se citaron los recorridos de exploración por las fincas y cursos sobre planes de negocios, prácticas agroecológicas y género, entre otros, que facilitaron intercambiar desde saberes hasta semillas y crear alianzas.

Razón de ser

Con muy pocos conocimientos del campo, Álvarez comenzó a trabajar en la finca La Yoandra, en 1999. Con el tiempo, ella y su familia aprendieron los secretos de la tierra, lograron el primer jardín de frutales de La Habana, con 120 especies. Lograron rellenar los terrenos pantanosos y se iniciaron en la producción de hortalizas.

Luego, en áreas de fincas colindantes abandonadas, expandieron sus predios y producciones, incrementaron cultivos de plátano y guayaba, hoy servidos en las mesas del restaurante El Divino y que devinieron ingredientes de helados propios, en sendos emprendimientos familiares.

Según Vivian Leiva, coordinadora del proyecto Transición Agroecológica, “después de haber realizado un curso sobre planes de negocios con los grupos de formadores durante casi dos meses, correspondía sostener un intercambio de experiencias entre mujeres jóvenes rurales y emprendedoras”.

Consideró como una acción “pertinente”, tras el cierre del ciclo de formación en plan de negocios, la visita a la finca La Yoandra, “que ha transitado un largo camino y muestra resultados desde diferentes puntos de vista, para que sirviera como escuela y permitiera mejorar emprendimientos femeninos o, en algunos casos, empezarlos”.

A su juicio, La Yoandra “reúne muchas de las aspiraciones que tienen las mujeres rurales y fue una oportunidad para ver qué pueden hacer realidad. Se pasa trabajo, no es un proceso rápido, lleva tiempo, pero se logra con mucho esfuerzo. Ellas pudieron visualizar cómo pudieran quedar sus fincas y dónde ubicar sus recursos de la mejor manera para los mejores resultados”.

Valió la pena

Para Iris Fonseca, asesora técnica del PDL Vista Hermosa, el taller resultó “muy interesante, en una finca bien integral, donde su emprendedora tiene muy claros criterios, ideas, objetivos y metas, con una estrategia muy bonita de integralidad, de asociación no solo desde el punto de vista agrícola, sino también social”.

Según consideró, en la finca convergen muchos emprendimientos, con muchas ideas para el desarrollo de la agricultura en función de producir alimentos sanos y que lleguen con la calidad y el respeto que merecen los consumidores.

Mairilys Darias, presidenta de la Unidad Básica de Producción Cooperativa Cinco Palmas, resaltó “el encadenamiento productivo y el empoderamiento de la mujer en la agricultura” que se logra en la finca.

Por su parte, Marina Echave, representante de Justicia Alimentaria en Cuba, expresó: “Yoandra es una mujer líder, con mucha perspectiva de futuro, incansable en sus esfuerzos por crear a futuro una finca agroecológica completa e inspirar a otras mujeres”.

Echave destacó la oportunidad de las mujeres rurales emprendedoras para crear redes, ayudarse y que se enseñen unas a otras cómo es la gestión de una finca”. (2024)