Con Biden vuelve sobre la mesa un nuevo acercamiento entre Cuba y EE.UU.

El gobierno del país caribeño reaccionó al triunfo del demócrata con un tono moderado, pero reafirmando su voluntad de diálogo.

La asunción de Joe Biden como nuevo presidente de los Estados Unidos constituye una esperanza para muchos cubanos que desean una vuelta al diálogo entre Cuba y el país norteño.

Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

La Habana, 21 ene. -El estreno de la administración del presidente estadounidense Joseph Biden abre las puertas a una anunciada recomposición de las relaciones diplomáticas con Cuba y al posible rescate de al menos una veintena de acuerdos beneficiosos para ambas naciones vecinas. 

“Espero que los gobiernos de los dos países vuelvan a la mesa de negociaciones y que a pesar de las diferencias ideológicas, hallen puntos de consenso para convivir de manera civilizada y en paz”, dijo Mayra Marrero, una arquitecta residente en el municipio de Centro Habana.

“Me siento optimista con respecto a la nueva administración demócrata. Cualquier cambio positivo relacionado con el flujo de visitantes y viajes en general desde Estados Unidos a Cuba, sería muy beneficioso”, refirió Serguei Martínez, un guía de turismo también residente en la capital cubana.

Martínez reconoció que muchas de las disposiciones del exmandatario Donald Trump (2017-2021) resultaron muy dañinas para un sector vital de la economía como la llamada industria sin humo, al igual que para los nexos familiares entre ambos lados del estrecho de la Florida.

Vladimir Baños, un emprendedor en el poblado de Bejucal, al sur de La Habana, “desearía que las acciones que adopte la Casa Blanca, de conjunto con las políticas del gobierno cubano, contribuyan a mejorar el comercio y con ello, se beneficie el sector privado y la sociedad en su conjunto”.

Biden, vicepresidente de la administración de Barack Obama (2009-2017), manifestó durante la campaña presidencial que desmontaría “las políticas fallidas de Trump que han causado daño en los cubanos y sus familias (y que) no ha hecho nada para promover la democracia y los derechos humanos”.

No obstante, también subrayó que mantendría el embargo que Washington impone a La Habana desde 1962.

Cauto optimismo

Cubanas y cubanos siguieron la víspera con atención, por televisoras y redes sociales, la ceremonia de investidura de Biden, así como de la vicepresidenta Kamala Harris, la primera mujer que ocupa dicho cargo en la historia de la nación norteamericana.

El diario oficial Granma ofreció detalles minuto a minuto de la actividad en el Capitolio de Washington D.C. y también compartió una cronología donde referenció las principales medidas del gobierno de Trump contra Cuba.

“Biden deberá responder en los primeros cien días a una pregunta con relación a América Latina, sobre todo con Cuba y Venezuela: ¿Garrote o zanahoria?, aunque la Doctrina Monroe seguirá marcando las líneas esenciales de la política imperial hacia el continente”, subrayó un artículo del medio de prensa.

El gobierno del país caribeño reaccionó al triunfo de Biden con un tono moderado, pero reafirmando su voluntad de diálogo.

“Reconocemos que, en sus elecciones presidenciales, el pueblo de Estados Unidos ha optado por un nuevo rumbo. Creemos en la posibilidad de una relación bilateral constructiva y respetuosa de las diferencias”, escribió el presidente Miguel Díaz-Canel el 8 de noviembre en su cuenta de Twitter.

Analistas también han mostrado un cauto optimismo con respecto al nuevo ocupante de la Casa Blanca y algunos, a través de sus redes sociales o artículos de prensa, han pronosticado los posibles cursos de la política estadounidense en los próximos meses.

Otras opiniones

Expertos consultados por la Redacción de IPS Cuba consideran que la isla no debe estar

entre las prioridades iniciales de la administración Biden dado la multiplicidad y complejidad de problemas heredados de su predecesor como un deficiente manejo de la pandemia, la exacerbada polarización política, la crisis económica y debilitamiento de alianzas globales, entre muchos otros.

Describen que entre los pasos iniciales de la Casa Blanca con respecto a Cuba pudiera esperarse la eliminación de los límites para el envío de remesas, la reautorización de vuelos comerciales directos, así como la flexibilización en las categorías de viajes.

Quizás demore un poco más el nombramiento de un embajador estadounidense en La Habana, así como volver a excluir a la isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo, una de las últimas medidas adoptadas por el Trump el 11 de enero dirigida a obstaculizar el acercamiento bilateral.

Aclaran que otro reflejo del interés por normalizar los vínculos pudiera verse mediante una invitación para que Cuba participe en la IX Cumbre de las Américas que tendrá como sede a Estados Unidos este año, en una fecha aún por precisar.

Sin desconocer las diferencias de los sistemas políticos de Estados Unidos y Cuba y conflictivas relaciones en las últimas seis décadas, el politólogo Esteban Morales sostiene que la administración demócrata pudiera representar una oportunidad de echar hacia adelante el proyecto de reformas económicas en el país caribeño.

“Porque en última instancia, es en Estados Unidos donde debe cambiar la política hacia Cuba; pero no es nada despreciable lo que Cuba puede hacer para que esa política cambie”, ha reflexionado el experto en las relaciones entre ambos países.

Embajadora en Washington

El 19 de enero, un día antes de la investidura de Biden, llegó a Washington D.C. la diplomática Lianys Torres, quien estará al frente de la Embajada de Cuba en Estados Unidos, confirmaron funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex).

Torres, que antes se desempeñó como Embajadora en Vietnam y ha trabajado en la Dirección General de Estados Unidos del Minrex, sustituyó al embajador José Ramón Cabañas, quien culminó oficialmente sus funciones el 21 de diciembre.

De diciembre de 2014 a enero de 2017, los gobiernos de Cuba y Estados Unidos suscribieron una veintena de acuerdos. Entre otros el restablecimiento de relaciones diplomáticas, la apertura de embajadas, la ampliación de categorías de licencias para viajes a Cuba –la ley estadounidense prohíbe a sus ciudadanos efectuar turismo en la isla-, autorización para vuelos comerciales y remesas sin límites.

Ambas partes consensuaron además convenios de cooperación en áreas mutuamente beneficiosas como la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico, el tráfico de personas, enfrentamiento al delito a nivel internacional, telecomunicaciones, correo postal y salud.

Expertos observan que tales acuerdos pudieran servir como un marco aceptable y ya identificado de intereses comunes, para ser reactivados y desde los cuales avanzar hacia el mejoramiento de los nexos políticos y económicos, muy deteriorados durante la administración Trump. (2021)

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