Novedosas terapias para tratar la discapacidad

La experiencia incluye el trabajo con caballos y especies marinas, con beneficios ya constatados.

El terapia con animales ha ayudado a controlar algunos padecimientos en pacientes con discapacidad intelectual severa y profunda.

La Habana,   3 dic.- Claudia Patricia padece de un síndrome degenerativo que puede conducir a la postración. Por su discapacidad intelectual profunda depende totalmente de la atención de personas adultas.

No puede avisar sobre sus necesidades fisiológicas porque carece de lenguaje. Sin embargo, en los últimos tiempos ha experimentado pequeños avances.

La joven asiste a un centro psicopedagógico que, con la autorización de la familia, la incorporó a un proyecto de terapia con animales que la ha ayudado al control diurno de los esfínter.

“’Aunque no puede decirnos, cada 30 minutos la llevamos al baño y entonces ella evacua, como todas las personas”, explicó a la Redacción IPS Cuba la licenciada en Defectología Jacqueline Hodelín, del Centro Médico Psicopedagógico Rubén Martínez Villena, de La Habana, una de las inspiradoras de esta experiencia de terapia asistida en pacientes con discapacidad intelectual severa y profunda.

“Se trata de un proyecto investigativo que persigue llevar a los defectólogos del país la posibilidad de mejorar la calidad de vida de los pacientes”, agregó Hodelín.

La discapacidad intelectual es una limitación en el funcionamiento intelectual de algunas personas para comunicarse, relacionarse, la independencia, el aprendizaje y el cuidado personal.

Todo comenzó en julio de 2013, con 15 personas, después de un estudio minucioso de sus capacidades. Con posterioridad fueron incluidos otros cinco. “Al evaluar las historias clínicas pudimos elaborar las estrategias y determinar las potencialidades”, afirmó la defectóloga.

El centro atiende a 64 pacientes internos y 25 seminternos que viajan diariamente hasta la instalación. En cada jornada se realizan clases de educación física, sesiones de logopedia, proyecto de psicoballet y se trabajan los hábitos alimenticios.

“Nos motivó iniciar esta experiencia el hecho de que los pacientes atendidos en centros médicos psicopedagógicos necesitan tener un contacto con el mundo exterior, saber que existe y sentirse parte de él, y también relacionarse con otras personas y cambiar de entorno”, explicó Hodelín.

De acuerdo con la especialista, estas personas, generalmente, tienen limitaciones en la esfera afectiva porque permanecen de forma permanente o prolongada en las instituciones.

En no pocas ocasiones, los padres no los visitan y ellos, como todos, necesitan del amor familiar. Entonces, quienes trabajamos en estos centros, debemos proveerlos de ese cariño y reducir esa carencia de afecto, dijo.

La experiencia incluye el trabajo con caballos y especies marinas, que reporta beneficios en la sensibilidad, la postura correcta y el control del esfínter, entre otros.Joven recibe cariño de un lobo marino.

Una vez a la semana van al Acuario Nacional de Cuba, y otra, al Zoológico Nacional, donde desarrollan diversas actividades con los animales.

El equipo está integrado por una psicóloga, una defectóloga, un logopeda y personal asistencial. Sin embargo, aclaró Hodelín, el trabajo sería nulo si no contamos con la cooperación activa de familiares, maestros y otros profesionales.

Las madres y los padres juegan un papel muy importante porque sin su consentimiento no hubiéramos sido capaces de llevar adelante este proyecto, insistió.

En el acuario trabajan con invertebrados, estrellas de mar, algas, erizos de palo, cangrejos corazón y pepinos de mar, práctica que favorece la socialización y afectividad, que se perfila aun más con la inclusión de delfines y lobos marinos.

Acompañado de su madre, uno de los pequeños sostiene el ejemplar marino. Especialistas del acuario les explican como se alimenten y cuanto deben cuidarlos. En las manos del niño hay tranquilidad y hasta una sensación de protección.

“Los pacientes los abrazan y se sienten identificados con ellos, sin demostrarles ningún temor”, aseguró Hodelín.

“Hemos notado cambios notables en su conducta porque el contacto con los animales favorece su regulación”, indicó.

La aspiración del equipo del Centro Médico Psicopedagógico Rubén Martínez Villena, que forma parte del sistema de salud pública cubano, es que otras instituciones similares en el país puedan aplicar iniciativas de esta naturaleza, ajustadas a las características de los territorios y la presencia de especies de animales en cada uno de ellos.

Esta es solo una de las experiencias de terapia asistida con animales que se desarrolla hoy en La Habana. Otra  tiene como espacio el recinto ferial más antiguo del país, la Feria de Rancho Boyeros.

De acuerdo con la psicóloga Ivet González, este proyecto de equinoterapia se retomó en enero de 2012 con niños y niñas con parálisis cerebral, autismo, déficit de atención e hiperactividad, y con necesidades educativas especiales, de La Habana, Pinar del Río y Matanzas, en la porción occidental del país.

“Diseñamos las estrategias en correspondencia con las patologías que presentan los menores y las particularidades de cada caso”, explicó. Para la terapia, los caballos deben tener condiciones especificas desde el punto de vista biomecánico y físico: ancho del lomo, el paso, y hasta el temperamento.

Como apoyo al equipo multidisciplinario integrado por fisiatras, logopeda, defectóloga y maestros terapeutas, licenciados en cultura física, tres cabestreadores guían a los animales para garantizar la seguridad, destaca la psicóloga del Centro de Equinoterapia Hugo Chávez Frías.

En el recinto existen también animales afectivos como perros y gatos que los especialistas incluyen en la terapia, dada la familiaridad que generalmente tienen las personas con estas especies.El Acuario Nacional de Cuba colabora con el proyecto una vez a la semana.

Debido a la complejidad de algunas afectaciones, los resultados más rápidos se evidencian en niños y niñas con déficit de atención que en quienes tienen parálisis cerebral infantil (PCI).

“En esos casos los resultados también se ven, pero es un tratamiento a más largo plazo, en dependencia de los avances individuales”, explicó González. “Quienes tienen PCI logran sentarse solos, tomar los objetos con sus manos y agarrar las riendas del caballo”, abundó.

Para González, el trabajo es arduo y requiere de inagotable perseverancia, pero “cuando vemos que un niño con hiperactividad marcada logra pasar de grado e insertarse en los grupos de sus coetáneos sin fajarse y la maestra viene y nos habla de su transformación, esas son las recompensas que nos regocijan”.

El estudio Caracterización epidemiológica de las personas con discapacidad en Cuba, realizado entre 2002 y 2003, reveló que el número de personas con discapacidad identificadas casi triplicó al universo inicial de discapacitados registrados, lo que revela una subestimación de la prevalencia real.

De acuerdo con esta investigación, las tasas de prevalencia se movieron en las diferentes provincias entre 2,13 y 4,13 por 100 habitantes. Esa variabilidad podría ser explicada, entre otros factores, por el grado de desarrollo socioeconómico desigual que exhiben los diferentes territorios, concluyó el reporte.

La discapacidad intelectual ocupó el primer lugar en frecuencia, seguida de la discapacidad físico-motora. La mayor tasa de discapacidad se encontró en el grupo de 60 y más años y en el sexo masculino.

Estadísticas de la UNESCO registran que en el mundo hay casi 600 millones de discapacitados, de ellos 16 millones de América Latina y Caribe. Solo el 3 por ciento de estos últimos recibe algún tipo de ayuda estatal. (2014)

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