Leonardo Padura: “Como polvo en el viento está provocando en los lectores una adicción, una necesidad de avanzar casi sin parar”

La última novela del escritor cubano, salida al mercado hace apenas unos días, ya anda por tres ediciones, está posicionada entre los primeros lugares de ventas en España y Argentina, al tiempo que ya empezó a circular en el resto de América Latina.

La más reciente novela del escritor cubano se encuentra entre los diez títulos de ficción más vendidos en España.

Foto: Tomada de infonortedigital.com

Hasta el momento Como polvo en el viento tiene contratos de edición en otros seis idiomas. No es una completa novedad tratándose de un libro de Padura, aunque no deja de llamar la atención, en estos tiempos, que un autor como él, de alta estima en los circuitos académicos, reconocido por sus elaboradas y profundas propuestas narrativas, logre esa aceptación masiva de los lectores, ahora con mayor rapidez que como lo hizo El hombre que amaba a los perros.

Pero el libro tiene colocado en su cuerpo varios imanes para la lectura: es una novela que trata de la diáspora cubana; encierra en sus páginas una muerte intrigante; incluye en su tejido narrativo elementos melodramáticos; y está contada con maestría para que no la sueltes hasta la última línea. Son argumentos suficientes para justificar lo que está sucediendo en el mercado.

Después de disfrutar, como lector, esa apasionante novela, conversamos con su autor para confrontar con él algunas ideas que ahora compartimos en esta entrevista.

José Antonio Michelena (JAM): Padura, Como polvo en el viento es una novela fiel a tu modo de expresión, a tus ideas, entre las que la amistad es un asunto central. Es la historia de la vida de un grupo de amigos, todos profesionales de la generación que nace alrededor de 1959, la mayoría de los cuales emigra. Todo el tiempo esos personajes, o el narrador, están formulando preguntas –y también respuestas– sobre las posibles razones para emigrar, tanto de ellos como de otros. Es el relato de un segmento de la emigración cubana post 1990; no están representados todos sus actores, aunque haya referencias a la migración cubana en general. Dime si te satisface esa lectura.

Leonardo Padura (LP): Me parece una lectura posible. Creo que la literatura que propone una sola lectura no cumple su misión polisémica, no se completa con la participación del lector. Por lo demás, recuerda que se trata de una novela, con varios personajes (más de los habituales en muchas novelas) y con sus historias personales. No es un ensayo sobre las migraciones cubanas donde sí deberían estar las diversas formas de exilio. Aquí están las que necesita la historia que he decidido o he podido contar.

JAM: Marcos y Ramsés, los hijos de Clara y Darío, representantes de la siguiente generación, se desmarcan de sus padres, quieren ser diferentes, emigran por otros motivos, quieren tener otra vida. Uno era ingeniero al momento de emigrar, al otro le faltaba poco; ambos son inteligentes, pero mientras Ramsés va a construir su futuro a Europa, Marcos se queda en esa especie de burbuja que es La Florida: asiste a las discotecas a bailar música cubana, juega béisbol, come en restaurantes cubanos, y tiene un círculo de amigos cubanos. En muchas formas su modo de vida y comportamiento replican los que lleva un joven en la Isla. No tiene la carga de nostalgia de Irving, pero tampoco puede ser como su hermano, y en algún momento se pregunta si llevará para siempre su casa cultural sobre la espalda, rememorando la metáfora del caracol que aparece reiteradamente en la novela. Y se hace una pregunta inquietante: ¿Será que su destino es convertirse en un caracol, como su madre Clara, aunque de otra especie?

A criterio del periodista español Mauricio Vicent, Como polvo en el viento es “la gran novela del exilio cubano”. Así la calificó en un comentario publicado en el diario El País, en agosto.

¿Has conocido a muchos cubanos así? ¿Están satisfechos con su vida? ¿Esa es una marca especial de los cubanos que viven en La Florida o te los has encontrado también en Europa y otras partes? ¿Te parece válida esa manera de estar en otro país? ¿Acaso una de las reglas para el inmigrado no es asimilarse a la cultura del país en que se asienta?

LP: Marcos es el prototipo de un exiliado cubano. El que se va pero no se va. Ramsés es otro, el que se va y no mira atrás. Irving está en el medio: encuentra su lugar pero a la vez descubre que no tiene lugar. Creo que, como en la vida, en la decisión de emigrar se pueden dar diversas variantes y yo las he visto todas. Es mi experiencia a lo largo de años encontrando cubanos por el mundo. Pero creo que lo más frecuente es la imposibilidad de desprenderse de la pertenencia. En 1992 me encontré en Nueva York con el maestro Mario Bauzá, el creador del afrocuban jazz. Bauzá se había ido de Cuba en 1929 y solo había regresado en los años 30 por una breve temporada. Y Mario me decía “nagüe”, “chico”, “La’bana”… He visto a pocos cubanos más cubanos que él. Y recuerda el caso de Heredia, que vivió solo cuatro de sus treinta y seis años en Cuba y siempre dijo, pensó, sintió como cubano.

JAM: Como polvo en el viento tiene una estructura muy singular: es una novela de personajes, organizada por piezas que cuentan la vida de esos personajes, y es una especie de rompecabezas; de hecho, Horacio, en diálogo con Bernardo, ve la trama como un rompecabezas. Pero también es como un Cubo de Ruvik: uno puede sacar una pieza y encajarla en otro lugar, aunque le quitaría encanto y suspense. ¿Cuál es la razón de esa trama por piezas, cómo se te ocurrió, y cuánto trabajo te costó disponerlas de ese modo?

LP: Me costó mucho trabajo. Escribir y reescribir, organizar, dosificar información, armonizar decisiones de acuerdo a las personalidades y sus historias privadas. Creo que es la estructura más compleja que he ensayado hasta ahora, aunque ya las de novelas como El hombre que amaba a los perros o Herejes tenían sus complejidades. En este caso fue como levantar una catedral. Iba sumando, agregando, completando, mientras la historia crecía. Escribirla fue muy difícil, un reto, una apuesta en la que avanzaba paso a paso. Cada capítulo terminado me asomaba a un vacío y tenía que pensar qué vendría después. Cómo avanzar en la trama, en el tiempo histórico y dramático, cómo lograr continuidad y a la vez saltar sobre los tiempos muertos. Ver y entender qué sabía, pensaba, hacía cada personaje en su momento de la historia y en la relación con los otros personajes y sus actuaciones; volver sobre algunos acontecimientos, pues desde diferentes perspectivas tenían interpretaciones distintas, y porque no siempre cada uno de ellos decía la verdad, ocultaba datos que hubieran dado luz. Todo eso me permitió crear suspense y creo que esa estructura es una de las claves de la reacción que está provocando la novela en los lectores, una adicción, una necesidad de avanzar casi sin parar.

JAM: Con independencia de que hay un trasfondo trágico alrededor de la muerte de Walter, llama la atención la cantidad de muertes trágicas que hay en tu novela. Me pregunto/te pregunto la razón literaria de todas esas muertes.

LP: Sencilla: la muerte es trágica. Pero, a la vez, es natural. “La vida, como tal, es una derrota”, dijo Kundera. Y me gusta más escribir de derrotas que de victorias. La victoria es épica, laudatoria. La derrota es dramática, humana, dolorosa… novelesca.

JAM: Adela, la novia de Marcos, es un personaje raro: es imantada por sus raíces cubanas, aun cuando nace en Nueva York y tiene una educación norteamericana. ¿Es que como hija del exilio cubano no puede escapar al influjo del caracol?

LP: No tengo respuesta para esto. Depende de muchos factores, aunque, por lo general, los hijos de cubanos nacidos en la diáspora tienen una relación sentimental con Cuba, pero nada más. Hablan, piensan, actúan como lo que son, no como cubanos.

JAM: La transparencia del tiempo termina en diciembre de 2014, cuando una rendija de luz se abrió sobre la Isla, pero fue una ilusión. Como polvo en el viento llega hasta 2016, cuando tantas cosas cambiaron para peor y el odio escaló con más fuerza. Cuatro años después llegamos a esta coyuntura en que no cabe más presión en la olla. ¿Ya tienes prefigurado algún argumento novelístico que incluya a esta crisis que tanto recuerda a la de la década de 1990 que lanzó al exilio a los personajes del Clan?

LP: Estoy pensando una novela que transcurre en 1910 y 2016. Alrededor de dos personajes: Alberto Yarini y Mario Conde. La veo como una novela sobre la frustración, pero solo puedo decir eso. Solo sé qué quiero decir, para qué voy a escribir una novela, pero no sé cómo ni sus peripecias hasta que no la empiece a escribir. (2020)

2 comentarios

  1. Andrés Dovale Borjas

    ¡Felicitaciones a nuestro gran escritor Leonardo Padura por su nueva obra!
    Como de su costumbre, abordando la realidad de nuestra Patria en sus aspectos más relevantes. La emigración cubana en los últimos 30 años es la prueba más evidente del fracaso del modelo de gobierno copiado de la Unión Soviética donde fracasó junto al de todos los países de la Europa de Este que, controlados por ella, habían sido obligados a aplicar el mismo modelo, que no es otro que el estalinista.

  2. Lázaro Zamora Jo

    Gracias a Michelena por su excelente entrevista y a Padura por sus lúcidas y esclarecedoras reflexiones.

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