“Tenemos que evitar que la violencia se convierta en pandemia”
Afirma la realizadora Marilú Macía a propósito del estreno de su documental Cuando convives con el enemigo

Foto: Cortesía de la entrevistada
En su documental Cuando convives con el enemigo, la realizadora cubana Marilú Macía hunde el escalpelo en los distintos rostros de la violencia, un tema al que es necesario regresar una y otra vez porque las señales de este flagelo están latentes en todas las sociedades modernas.
Producido por el departamento de Cinematografía del Instituto Cubano de Radio y Televisión, el equipo de realización del audiovisual está integrado además por: la asistente de dirección, Marta Callabón; Teresa Hernández, miembro del secretariado de la Federación de Mujeres Cubanas; el director de fotografía, Alberto Inerarity; Yanys Pátterson, asistente de dirección y Rosalía Arnáez como locutora.
En su documental, la realizadora expone el testimonio de varias víctimas que han sufrido abusos físicos y verbales y ahora decidieron contar sus historias porque nunca es tarde para visibilizar la violencia y darla a conocer en los ámbitos públicos.
Marilú hace énfasis en la familia, al considerarla el eslabón primario de socialización y el más decisivo en el desarrollo sicosocial de los individuos. Sobre el tema conversamos con la realizadora, quien hace nueve años dirige el espacio televisivo Cuando una mujer.
¿Cómo surgió el título del documental Cuando convives con el enemigo?
Manuel Vázquez, el asesor jurídico del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), manifestó algo muy interesante: convivir en un espacio de violencia, dentro del seno familiar, es casi igual que convivir con un enemigo, aun cuando sean nuestros familiares más allegados: esposa, hijos, madres. La violencia es un enemigo potencial.
¿Cuánto te ha servido dirigir el programa de televisión Cuando una mujer para acometer este proyecto documental sobre la violencia de género?
Cuando una mujer me ha servido en muchísimos aspectos de la vida cotidiana. La violencia es una de las aristas que abordamos con mucha frecuencia, dado el impacto que tiene en la sociedad y la familia.
Realmente, desde hace mucho tiempo he estado intentando hacer un trabajo más extenso y profundo sobre la violencia. Y esa posibilidad me la dio el documental que acabo de realizar.
En los nueve años que llevas dirigiendo este programa has tenido la posibilidad de conocer a personas vinculadas con los estudios de género.
Sí, como no. He participado en talleres, en diferentes eventos que tienen que ver con la violencia en todos sus aspectos. Por supuesto que he contado con la colaboración de muchos especialistas que abordan el tema, lo trabajan y lo investigan. Eso me ha dado muchas posibilidades para el proceso de investigación y para ir conformando la estructura del documental.
Muchos de esos especialistas a los que te referías aparecen en tu documental
Te puedo mencionar a Isabel Moya, quien dirige la Cátedra de Género del Instituto Internacional de Periodismo José Martí y además es la directora de la Editorial de la Mujer.
Está Lizette Vila, que se ha dedicado por muchos años a esta temática a través de su proyecto Palomas; el doctor Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana de Masculinidades; la doctora Beatriz Torres, quien es psicóloga; Manuel Vázquez, el asesor jurídico del CENESEX y la doctora Ángela Hernández, especialista en Medicina Legal.
Ellos han tratado el tema de la violencia, durante años, de manera muy precisa; son acuciosos investigadores y me han ayudado mucho en la conformación del documental. Les agradezco su participación en él.
En este documental te trazaste como superobjetivo reflexionar sobre la violencia, pero no solo hacia la mujer.
Hay una forma de violencia que es muy dura y es la violencia hacia los niños y las niñas. No me refiero a la física. Cuando los niños y las niñas crecen en ambientes hostiles y de violencia –como dice Isabel en su intervención-, se compromete el futuro porque pueden ser las personas violentas del mañana.
La familia es la base de la sociedad. Si desde el seno del hogar hay violencia, esta puede extenderse a toda la sociedad. Esto se está viendo todos los días. Desgraciadamente, tenemos que evitar que la violencia se convierta en pandemia.
¿Por esa razón decides recoger el testimonio de un joven que fue víctima de la violencia de su padrastro?
Cuando el muchacho cuando tenía seis años y su hermana 10, vieron cómo su padrastro –debido al estado de violencia que él acostumbraba a mostrar en el hogar- mató a la madre de ambos producto de un accidente. La madre no supo identificar a tiempo las señales de la violencia y esto, por supuesto, la llevó a la muerte. Este niño quedó marcado, al igual que su hermana.
Lo mismo puedo decir de la muchacha que, con 14 años, fue violada y víctima de una violencia física tremenda que le ha dejado huellas profundas, cicatrices en el alma. El caso de los niños que escuchan cómo golpean a su mamá lo traté desde la ficción.
Cuando los niños crecen viendo la figura materna maltratada, es terrible porque en el caso de las niñas, al convertirse en mujeres, pueden llegar a ver el maltrato físico como algo natural. Los niños varones pueden convertirse en hombres violentos o ambos pueden dejarse maltratar.

Marilú, cuando se habla de la violencia puede pensarse que nuestro país está exento de ese flagelo. En muchas ocasiones, los testimonios de sus víctimas solo se recogen a través de los documentales. En ese sentido, ¿cuántas posibilidades tuvo de decir todo lo que quería sobre el tema?
No me sentí limitada en ningún aspecto. Pienso que nuestro país, a pesar de todas las oportunidades que tienen las mujeres y los niños, no está exento de la violencia intrafamiliar porque es un concepto que viene arraigado desde hace muchos años.
Como dice Isabel Moya, más de cincuenta años de Revolución no pueden contra 500 años de dominación, de colonialismo, de sometimiento de la mujer como un ser inferior. Y es un fenómeno que todavía subsiste en la sociedad. Ha ido pasando de generación en generación. Por eso creo que cualquier material audiovisual ayuda en gran medida a recapacitar sobre todas las formas de violencia.
Las personas piensan en la violencia solo como la agresión física. Está la agresión psicológica, la económica, la sexual…, que también dejan huellas profundas en los seres humanos.
De la violencia hacia los hombres se habla poco.
Así es. Todos podemos ser víctimas de violencia en un momento dado: cuando se nos usurpan nuestros derechos, cuando nos maltratan, nos agreden –aunque sea verbalmente- y es bueno reflexionar sobre esto.
Últimamente vemos que la sociedad, en todo el mundo, se está tornando muy violenta. Ya no vamos a hablar de las guerras y agresiones entre los países. Es muy triste ver las pandillas de jóvenes. El futuro se está comprometiendo muy aceleradamente.
¿Tienes nuevos proyectos de documentales sobre el tema?
Tengo dos nuevos proyectos que no son precisamente sobre la violencia, pero aún están en fase de investigación. Pienso seguir abordando la violencia a través del espacio televisivo Cuando una mujer, que tiene mucha aceptación porque trata situaciones comunes y las personas se identifican con ellas o ven reflejadas situaciones que conocen. Ahí radica el éxito del programa. Si tengo la posibilidad de continuar esta línea temática en otro documental, no lo dudaré.
Después de la premier de este documental, comienza su camino de proyecciones, ¿cuál será su destino?
La televisión cubana lo va transmitir pronto. Además, en la Casa del Alba se exhibirá como parte del proyecto Todas contracorriente, un espacio de la Casa del Alba Cultural, liderado por la cantante Rochy Ameneiro, al frente de este proyecto inclusivo para hombres y mujeres.
La casa productora tiene la primicia para transmitirlo, pero hay muchas personas interesadas en él. Incluso, jóvenes del mundo de la comunicación social me han dicho que están interesados en el documental. Estoy satisfecha de que las personas se sensibilicen con este tema, que es tan crudo, pero muy necesario.
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