La Habana, 17 jun.- Fomentar la fruta del pan en Cuba como una alternativa en la búsqueda de soberanía alimentaria y educación nutricional, a partir del incremento del cultivo y la creación de platos, es el objetivo del grupo Panisla, experiencia que crece desde el municipio especial Isla de la Juventud.

Panisla, una mezcla de la fruta del pan y de la segunda isla más grande del archipiélago cubano, es un grupo creado por productoras y productores del territorio, que les permite socializar los resultados de los proyectos de investigación y desarrollo de la fruta del pan.

Liderada por Marlene García, investigadora del Grupo de Difusión Tecnológica (GDT) de la Isla de la Juventud, del Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical, la idea surgió en 2003, pero su ejecución comenzó en 2016, tras la aprobación del proyecto.

“En 2017 se realizó el primer taller de propagación y de arte culinario sobre el uso de la fruta del pan, donde de manera participativa se creó y nombró el grupo integrado por participantes del proyecto, quienes tendrían la responsabilidad de propagar y socializar el arte culinario”, apuntó la ingeniera agrónoma.

Panisla está integrado por 50 personas: una veintena con habilidades y conocimientos en materia de propagación del cultivo y otro grupo de mujeres y hombres dedicados a la culinaria a partir del fruto, que los pineros (gentilicio de quienes habitan en la Isla de la Juventud) consumen casi siempre como vianda.

Entre sus integrantes están Genoveva Jiménez, innovadora de unas 20 recetas; Marcelo Vázquez, propagador y elaborador de compotas, helados, repostería y espesantes; Francisco Hernández, propagador y productor de pienso; y Ulises García, elaborador de platos diversos y propagador de la especie.

Una especie poco conocida

El árbol del pan (Artocarpus altilis) es una especie tropical, erguida y de rápido crecimiento, que llega a los 26 metros de altura y tiene muchas ramas, algunas gruesas, con bastante follaje, otras largas y delgadas con el follaje agrupado solo en las puntas.

Esta planta debe su nombre a la similitud que tiene la pulpa de su fruta con la del pan de trigo y es utilizada como alimento en varias partes del mundo. Su ciclo vegetativo sobrepasa las cinco décadas.

De acuerdo con García, en Cuba, la fruta del pan (denominada mapen, guapen, etc., según las migraciones o la localidad donde están presentes), se reporta en Guantánamo, Santiago de Cuba, Holguín, Granma y Pinar del Río (Sierra del Rosario). Estudios recientes arrojan que tiene una presencia importante en la Isla de la Juventud.

En ese territorio, al sur de Cuba, a partir de los proyectos de investigación, “se están extendiendo y generalizando, en todas las formas productivas, las cooperativas de créditos y servicios, en la Empresa Agroindustrial Comandante Jesús Montané y en la Unidad Empresarial de Base Cítricos y frutales”, explicó.

Este cultivo tiene diversas posibilidades, entre ellas, ser una especie perenne, muy longeva, una amilasa (enzima que ayuda a digerir los carbohidratos) de por vida. Su fruto botánico se consume como vianda, dijo García.

“Hoy se hace un llamado a buscar alternativas y pienso que es el momento oportuno para apoyar con estas especies de Artocarpus y dentro de ellas, la fruta del pan, para aumentar las ofertas de productos alimentarios a mediano y largo plazo”, reflexionó.

Las ventajas, destacó, son muchas, las más importantes: no contiene gluten, se utiliza para el consumo como fruta fresca, cocida y como harina, que se obtiene a partir de su fruto, y en la industria.

A su juicio, niñas y niños celiacos podrán contar con un alimento libre de gluten, teniendo en cuenta el potencial de su fruto y los diversos usos en la industria alimentaria.

La ma’afala es una variedad introducida en Cuba en 2016 mediante el GDT con favorables resultados. Eso lo evidencia el productor Ulises Tobías García, el primero en tener una plantación establecida de ma’afala dentro del territorio cubano.

¿Llegó para quedarse?

Desde 2016 varios proyectos incluyen la fruta del pan, entre ellos, “La prospección y caracterización de las especies de Artocarpus en la Isla de la Juventud y Cuba, su extensión y multiplicación y fortalecimiento a la producción de harina del fruto del pan”, en la comunidad Argelia-La Victoria, en la Isla de la Juventud.

Según la líder de Panisla, se trabajó también un convenio con el Proyecto de Innovación Agropecuario Local (PIAL) y surgió el Grupo de innovación Agropecuario Local (GIAL) de la fruta del pan, con resultados innovadores en la propagación de la especie y de platos culinarios, con productores y productoras de Panisla-Cuba.

A partir del presente año comenzaron dos proyectos de investigación que permitirán la extensión, generalización y socialización de todos estos resultados en localidades identificadas en la región oriental, central y occidental de Cuba.

Con ese propósito se extenderán tres especies de Artocarpus y el nuevo cultivar de introducción al país, para lo cual el grupo se encargaría de capacitar, asesorar, entrenar en la multiplicación, además de socializar las experiencias de Panisla en la Isla de la Juventud. (2022)