Articulación apuesta al diálogo interreligioso en Cuba

Otra iniciativa promotora del ecumenismo impulsa su trabajo en tiempos de divisiones en el campo religioso cubano.

La articulación defiende un diálogo que se construya aceptando que el Dios de uno no es el mismo que el del otro.

Foto: Jorge Luis Baños_IPS

La Habana, 21 jul.- La Articulación Interreligiosa Manos con amor, que desde hace ocho años funciona en el no gubernamental Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), participó por primera vez en el IX Encuentro Internacional de Estudios Sociorreligiosos, realizado en esta capital.

La religión ante los complejos desafíos del siglo XXI fue el centro temático del encuentro que cada tres años organiza el Departamento de Estudios Sociorreligiosos del estatal Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), en esta ocasión, del 9 al 13 de julio.

“Participamos como panel, donde todas las personas seleccionadas son practicantes activos de las religiones sobre las que hablaron”, explicó la pastora Daylins Rufín, especialista del área Articulación Ecuménica, Fe y Sociedad de OAR.

Practicantes

La diversidad de procedencias fue otra de las características del panel presentado al encuentro, al que asistieron delegados de México, Costa Rica, Perú, Colombia, Puerto Rico, Venezuela, Bolivia, Chile, Argentina y Estados Unidos.

Coordinado por Rufín, el panel abordó temas como género y fundamentalismo, a partir de la experiencia de Yanelys Martínez, una lideresa laica de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y fundamentalismo religioso y espiritismo, un asunto analizado por Tomás de Jesús Pérez, un practicante de Espiritismo Cruzado.

Según Martínez, los atributos de Jesús (Cristo), Dios hecho hombre, como la autoridad, el poder, la acción y la heroicidad, son trasmitidos al hombre como representante de ese Dios, con la implicación de que lo demás, entre ello, la mujer, le es subordinado.

“Esta concepción, compartida por representantes de ambos géneros, hace que la violencia sea naturalizada y, por ende, invisibilizada”, criticó.

Sobre macroecumenismo disertó Yurisán Espinosa, Presbítero de la Iglesia Gnóstica Nacional Cubana, mientras que María Luisa Serrano, practicante de la Regla de Ocha (de origen africano), se refirió a inequidades de género en la tradición y práctica de esa religión con gran número de seguidores.

Serrano analizó la vida de mujeres que oficiaron como obbases, pinalderas y iyalochas (roles ceremoniales) y cuestionó hasta qué punto la falta de entendimiento sobre la incorporación femenina desvela una actitud fundamentalista al interior de la Regla de Ocha.

“Cada uno exploró en los elementos del fundamentalismo y escogió un lente para mirar su práctica religiosa, con el fin de mostrar encuentros y desencuentros, proximidades o no, que, desde su práctica religiosa explícita, existen con respecto a lo que se dice o son coordenadas del  fundamentalismo: la lectura literal y la interpretación de los textos”, dijo Rufín.

Tiempos de fundamentalismos

Sobre el fundamentalismo, explicó que la articulación parte de su comprensión como un fenómeno humano y no solo religioso.

Remarcó que el fundamentalismo niega la posibilidad de veracidad del otro y, por tanto, su existencia.

“El otro nunca soy yo, si no piensa como yo, está mal, si le gusta el azul y a mí, el verde, hay algo mal en él”, dijo.

El fundamentalismo cristiano, específicamente, tiene como premisa la infalibilidad y la lectura literal de la Biblia, como una regla de fe y fuera de la cual no hay interpretación posible, señaló.

A su juicio, el que es fundamentalista no dialoga y ahora, en la oleada de fundamentalismo evangélico en el país, el otro no existe ni está incluido si no piensa igual, es la anulación del derecho del otro a existir.

“Estamos contentos porque es la primera vez que la articulación tiene una presencia pública en un encuentro internacional como este. Hemos trabajado muchos años, pero solo al interior del grupo”, destacó la pastora.

Por otra parte, la articulación defiende un diálogo que se construya aceptando que el Dios de uno no es el mismo que el del otro.

“No queremos pelearnos por las diferencias, pero sí legítimamente entender que una cultura de paz y de diálogo se tiene que generar a través del respeto de lo que me diferencia del otro, no de lo que es igual, donde no hay conflicto ni crítica ni crecimiento ni nada que aprender”, destacó Rufín. (2019)

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