Calidad de salud y vida, compromisos de Vélo Cuba

Esta mipyme (micro pequeña y mediana empresa) está en vías de ser aprobada como proyecto de desarrollo local en La Habana.

En el proyecto Vélo Cuba participan mujeres y hombres en igualdad de condiciones para aprender mecánica, brindar servicios de mensajería, entre otras acciones.

Foto: Cortesía del proyecto Velo Cuba.

La Habana, 18 dic.- Dentro de la joven historia de emprendimientos cubanos Vélo Cuba ocupa un sitio muy especial, por combinar el placer por el deporte con la necesidad de mantener cánones de calidad de vida e independencia en cuanto a movilidad personal.

El 12 de diciembre del 2014 nació esta iniciativa como resultado de la pasión que siente por el deporte Naivys Díaz Labaut, líder del proyecto, y como respuesta a las nuevas aperturas del Estado cubano que incentivaban el trabajo por cuenta propia.

La principal razón de crecimiento de Vélo Cuba es rescatar la dinámica que encierra el mundo de la ciclomovilidad, incluyendo el mantenimiento y la reparación de bicicletas, ese popular medio que se adapta a las condiciones del urbanismo o las exigencias de un entorno agreste.

Tras un exhaustivo estudio de mercado, que tuvo sus referencias principales en las dificultades con el transporte en la isla, acrecentadas a partir del llamado periodo especial, en la década de los 90 del pasado siglo, así como la experiencia de Díaz en la atención al capital humano durante años de trabajo en el sector estatal, Vélo Cuba se convirtió en un hecho necesario que combina placer y funcionalidad.

Un antes y un después

En la Cuba de los 90 se tornó frecuente el uso de la bicicleta, y para ello se estableció una infraestructura que incluía ciclovías, talleres de reparación, parqueos en las ciudades, áreas preferenciales. En La Habana, por ejemplo, la zona del Malecón ofrecía facilidades para el tránsito de los ciclistas.

Tiempo después, el uso de este medio de transporte tan socorrido fue decayendo, algo que pretende revertir Vélo Cuba. En tal sentido se enfoca su quehacer a lo largo de siete años de funcionamiento, con la anuencia de los gobiernos municipales de La Habana y la Dirección General de Transporte.

A ese apoyo al proyecto se suma la reciente, mi pero sostenida alianza con la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Hace tres años se adoptó la modalidad de bicicletas públicas, para garantizar servicios de alquiler, reparación, mantenimiento y mensajería. Respecto a los aportes del proyecto, Díaz comenta que “van desde la asesoría hasta la implementación de ideas relacionadas con la necesidad de ver la bicicleta como un medio destinado a mejorar la calidad de vida”.

De cara a la comunidad y por la inclusión

Refiere la emprendedora que una de las grandes responsabilidades que asume el proyecto radica en su proyección comunitaria, de ahí que desarrolle iniciativas con gratuidades y descuentos para niñas, niños, estudiantes y personas de la tercera edad.

El 53 por ciento de las personas que trabajan en este emprendimiento privado son mujeres.

En ese sentido, resalta que “es un proyecto totalmente inclusivo, cuyas ofertas están diseñadas para todos los interesados en ver la bicicleta no relacionada con la escasez y la falta de recursos, sino con aspectos relativos a la salud y el beneficio del medio ambiente”.

Vélo Cuba interviene en muchas acciones en favor del bienestar de la comunidad como la recogida de materias primas, la limpieza de playas, especialmente en Cojímar, al este de la Habana.

“Nos hemos sumado a otros proyectos, como Arte y Corte, Tercer Paraíso y Estudio 50, para confeccionar bancos para la ciudad con plástico reciclado; paulatinamente nos integramos a un conjunto de acciones que muevan la sensibilidad de los actores comunitarios y también de las entidades gubernamentales”, subraya Díaz.

El año pasado, durante el confinamiento por la covid, Vélo Cuba revitalizó su proyección social y en abril comenzó a funcionar el proyecto comunitario de mensajería “Los mencianos”, que garantiza hasta ahora la atención a 82 ancianos del municipio Plaza de la Revolución, el más envejecido de la urbe habanera.

Además, explica Díaz, Vélo Cuba trabaja para apoyar legislaciones que protejan a los ciclistas y en la creación de la infraestructura necesaria para el desarrollo y la seguridad de la modalidad de bicicletas públicas.

Resalta que desde el inicio del proyecto participan mujeres y hombres capaces de realizar cualquier tarea. Reconoce que, si bien resulta poco común ver a una mujer reparando bicicletas, existe “una falsa interpretación” de la realidad que responde a “cánones machistas dentro de la sociedad”.

De ahí, asegura, surgió la idea de enseñar a más mujeres las labores de reparación y mantenimiento de bicicletas, así como a los hombres interesados, en igualdad de condiciones.

En la actualidad, señala Díaz, el 53 por ciento de las personas que trabajan en el proyecto son mujeres. También subraya que “se pondera el respeto entre todas y todos y no se acepta discriminación de algún tipo”.

En pleno crecimiento

En julio pasado, Vélo Cuba recibió 230 bicicletas como resultado de la colaboración con la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, lo que posibilita brindar mayor cantidad de servicios.

Actualmente se presta servicios con 288 medios de transporte a clientes fundamentalmente complacidos por los bajos precios, que oscilan desde cinco pesos (en moneda nacional) la hora hasta 280 pesos para las suscripciones por períodos largos.

Díaz destaca que existen ocho estaciones del proyecto brindando servicios en La Habana y la cantidad de viajes realizados por clientes ascienden a más de 34 000 recorridos, sin accidentes, dato vital dentro de las estadísticas, según acota.

Además, refiere que en estos momentos Vélo Cuba es una mipyme en vías de ser aprobada como proyecto de desarrollo local. “Podremos fabricar bicicletas por medios propios, aun cuando una parte requiera la importación de algunas partes y piezas”, indica.

Igualmente aspiran a implementar “la producción de accesorios, a comercializar algunas  bicicletas y extendernos hacia otros municipios habaneros como Regla y San Miguel del Padrón”.

Complementa lo anterior el desarrollo de una escuela, “la única en el país que ofrece clases de mecánica. Este centro hoy suma más de 50 egresados; de ellos, el 97 por ciento continuará con el proyecto y el resto está preparado para lograr sus propios emprendimientos”, concluye Díaz. (2021)

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